Falcón, Claudio y Eduardo F.: se les exige una dosis de franqueza, por Beltrán Vallejo
Me embarga la inquietud ante las declaraciones de Falcón, Claudio y Eduardo Fernández, donde parecen que dan su aporte a ese sistemático trabajo de la tiranía cuando construye la mentira.
En primer lugar, me disgusta esa homogeneidad entre los tres que engloba no asumir alguna responsabilidad por no haber obtenido una victoria que, según las encuestas, estaba “cantada” (también ellas decían que la intención de participación electoral iba “subiendo como la espuma”). ¿Es que acaso no tenía Falcón y su comando la responsabilidad de hacer una campaña que entusiasmara la participación? Afirmo al respecto que la campaña de Falcón fue pésima, y el candidato se caracterizó por su falta de carisma, al punto de que fue más “sexy” la propuesta económica que el candidato mismo. Sí, señor Falcón, amigo Claudio y Don Eduardo, ustedes, con su errática campaña, promovieron la abstención.
En segundo lugar, ahora resulta que según su tesis de culpabilizar a otros de su derrota electoral, el gran líder fue el Frente Amplio. Ahora resulta que ese liderazgo deslucido, fragmentado, sin credibilidad de la dirigencia de los partidos políticos y demás movimientos se llenó de atractivo, resucitó, y tuvo tanta fuerza que convenció a 11 millones de personas para que no votaran. Vean pues que lo que caracterizó al Frente Amplio en todas estas semanas fue su flojera, su inercia, su improductividad, el guabineo de sus líderes (algunos de ellos convocaron a participar, tanto de manera directa, otros por “mampuesto”). Entonces, el 20 de Mayo la MUD resucitó; “no estaba muerta, estaba de parranda”. ¡No vale!; les digo que así la MUD hubiera convocado a participar, el fantasma abstencionista igual iba a arrasar; algo que ya estaba cantado con los casi 3 millones de venezolanos de la diáspora; que ya estaba cantado por la frustración, el cansancio, el desinterés en participar en unas elecciones corroídas por la corrupción, y contaminadas por un CNE irrespetuoso, impúdico y falaz. La abstención fue tan espontánea e imparable como aquel 27 de febrero de 1989.
Tercero, me da pena ajena la cara de pendejos que ponen los tres antes los medios de comunicación. Esto es impresionante. Confiesa el trío que fueron engañados por la tiranía. Y pregunto, ¿es que acaso ellos creyeron que se sentaron a conversar con actores políticos, con estadistas, con gentileshombres? ¡No vale!; pactaron con truhanes, con capos. El régimen no es un cenáculo político, es pandillerismo puro. Estos confundieron un azote de barrio en la Vega con Betancourt.
Ahora, lo cumbre es que plantean persistir en el camino electoral; ¿pero a cuáles elecciones?
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Hay un problema político mayúsculo, y es que la confianza pública en los procesos electorales se perdió; y de esto, no solo se trata de que haya tinta indeleble en la mesa, o que pongan la urna de votación aquí o allá; incluso, esto va más allá de la constitución de la directiva del CNE. Se trata también de que el contexto político que cubre las elecciones genere esa confianza, y lamentablemente el contexto actual tiene visos de totalitarismo, persigue partidos políticos, inhabilita liderazgo, reprime, abusa, despide gente de la administración pública, compra votos, vigila hasta el Facebook y los correos; en fin, el contexto asfixia las libertades civiles.
Por ahora, yo en lo personal, y eso ni lo asoman estos señorones, considero que el camino totalitario es duro, difícil, frío y prolongado; no me caigo a cuentos con el inmediatismo político; y lo digo con dolor en medio de tanta hambre y carencias de un pueblo.