Familia, por Gisela Ortega
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Sería difícil enumerar las instituciones que más influyen en determinar la forma de vivir de una sociedad. Pero sin ninguna duda la primera es la familia… Todas las demás, la escuela, el sistema económico, el gobierno, incluso la Iglesia, tienen su base en la fortaleza y virtudes enraizadas en el hogar.
De acuerdo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, «La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.»
No hay un consenso sobre la definición de la familia. Jurídicamente está determinada por algunas leyes, y esta opinión suele darse en función de lo que cada legislación establece como matrimonio.
El termino familia procede del latín familia, «grupo de siervos y esclavos patrimonio del jefe de la gens», a su vez derivado de famulus, «siervo esclavo». El vocablo abrió su campo semántico para incluir también a la esposa e hijos del pater familias, a quien legalmente pertenecían, hasta que acabo remplazando a gens.
Se considera que la familia nuclear derivada del matrimonio heterosexual es la familia básica. Sin embargo las formas de vida familiar son muy diversas, dependiendo de factores sociales, culturales, económicos y afectivos. Como cualquier institución social, tiende a adaptarse al contexto de una sociedad.
Esto explica, por ejemplo, el alto número de grupos extensos en las sociedades tradicionales, el aumento de familias mono parentales en las colectividades industrializadas y el reconocimiento legal de las familias homoparentales en aquellas comunidades cuya legislación ha reconocido el matrimonio homosexual, estas unidades familiares aparecieron en Occidente en las décadas de 1960 y 1970. En los años 1990 se comenzaron a promulgar leyes en diferentes países que ofrecen protección a estas familias y han legalizado su estatus al reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo.
El antropólogo, filósofo y etnólogo, franco-belga, Claude Lévi-Strauss,-1908-2009-, uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX, que dedicó su vida al estudio de la familia, señala: «la familia tiene su origen en el establecimiento de una alianza entre dos o más grupos de descendencia a través del enlace matrimonial entre dos de sus miembros. Está constituida por los parientes, es decir, aquellas personas que por cuestiones de consanguinidad, afinidad, adopción u otras razones diversas, hayan sido acogidas como integrantes de esa colectividad, formadas por unos pocos individuos que suelen compartir la misma residencia.»
«Las investigaciones históricas –explica– muestran que la estructura familiar ha sufrido pocos cambios a causa de la emigración a las ciudades y de la industrialización. El núcleo hogareño era la unidad más común en la época preindustrial y aún sigue siendo la unidad básica de organización social en la mayor parte de las sociedades industrializadas modernas. Sin embargo, la familia actual integrada ha variado, con respecto a su forma más tradicional, en cuanto a funciones, composición, ciclo de vida y rol de los padres.»
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Investigadores contemporáneos sostienen que el esquema de familia predominante en las sociedades industrializadas tiene también una base utilitaria, al permitir la transmisión de capitales económicos, simbólicos y sociales.
La etnóloga francesa Martine Segalen, -1940-2021-, en su trabajo «Detrás de la palabra «familia»», sostiene:
«Lo que distingue a nuestras sociedades industrializadas de las sociedades exóticas es el hecho de que nuestros grupos sociales se reclutan menos sobre la base del parentesco que sobre las clases de edad, la clase social, la afinidad amical, el lugar de trabajo, el ejercicio del ocio, etc.».
Segalen, afirma que el grupo doméstico antiguo, del cual no existe un único tipo sino varios, «es tan inestable como la célula conyugal contemporánea»”. Y que en este sentido, «nuestra sociedad no ha inventado ni la movilidad geográfica ni la inestabilidad de los matrimonios sometidos». Para esta analista la estructura familiar predominante en las sociedades industriales es una figura «efímera» y «transitoria» entre los modelos clásicos y los que están apareciendo actualmente.
Una hipótesis similar había sido realizada por Federico Engels, –1820-1895–, filósofo, economista y político alemán, en su trabajo «El origen de la familia, la propiedad privada y el estado», sostuvo que, lo que la sociedad llama «civilización» es un proceso centrado en la organización de las familias, la que evolucionó desde los primitivos gens hasta la forma moderna como manera de acumular riquezas, pero no por parte de la sociedad sino en forma individual. En su concepto, el fenómeno obedece a la lucha de clases, genera injusticias y es insostenible.
-«La disolución de la sociedad se yergue amenazadora ante nosotros, –señala Engels–, como el término de una carrera histórica cuya única meta es la riqueza, porque semejante carrera encierra los propios elementos de su propia ruina. La democracia en la administración, la fraternidad en la sociedad, la igualdad de derechos y la instrucción general, inaugurarán la próxima etapa superior de la sociedad, para la cual laboran constantemente la experiencia, la razón y la ciencia. Será un renacimiento de la libertad, la igualdad y la fraternidad de las antiguas gens, pero bajo una forma superior».
Otras funciones que antes desempeñaba la familia, tales como el trabajo, la educación, la formación religiosa, las actividades de recreo y la socialización de los hijos, en la familia occidental moderna son realizadas, en gran parte, por instituciones especializadas.
El trabajo se realiza normalmente fuera del grupo familiar y sus miembros suelen laborar en ocupaciones diferentes lejos del hogar; la enseñanza, por lo general, la proporcionan el Estado o grupos privados. Finalmente, la familia todavía es la responsable de la socialización de los hijos, aunque en esta actividad los amigos y los medios de comunicación han asumido un papel muy importante.
Algunos de estos cambios están relacionados con la modificación actual del rol de la mujer. En las sociedades más desarrolladas la mujer ya puede ingresar o reingresar después de haber tenido hijos en el mercado laboral en cualquier etapa de la vida familiar, por lo que se enfrenta a unas expectativas mayores de satisfacción personal respecto de hacerlo sólo a través del matrimonio y de la familia.
Gisela Ortega es periodista.
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