FAO: El hambre afectó a 6,5 millones de venezolanos entre 2019-2021
Un informe de la FAO sobre seguridad alimentaria y nutricional de 2022 señala que 131 millones de personas en América Latina y el Caribe no pueden acceder a una dieta saludable. Se indicó que la región tiene el costo más alto en comparación con el resto del mundo, llegando a $3,89 por persona por día, mientras que el promedio mundial es de $3,54. La desnutrición en Venezuela llega a 4,1% de la población
Un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) «Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional 2022″ asegura que 22,5% de las personas en América Latina y el Caribe no cuenta con los medios suficientes para acceder a una dieta saludable. En el Caribe, 52% de la población ha sido afectada por esta situación, en Mesoamérica este número alcanza 27,8% y en América del Sur 18,4%.
La publicación informa que 131,3 millones de personas en la región no pudieron costear una dieta saludable en 2020. Esto representa un aumento de 8 millones con respecto al 2019, y se debe al mayor costo diario promedio de este tipo de dieta en América Latina y el Caribe comparado con el resto de las regiones del mundo, llegando en el Caribe a un valor de 4,23 dólares, seguido de América del Sur y Mesoamérica con $3,61 y $3,47, respectivamente.
La falta de acceso económico o asequibilidad de una dieta saludable observada en toda la región también está asociada a diferentes indicadores socioeconómicos y nutricionales. El informe presenta una clara relación con variables como el nivel de ingresos de un país, la incidencia de la pobreza y el nivel de desigualdad.
Venezuela en este panorama muestra un aumento del número de venezolanos subalimentados, con hambre, desnutridos y con poco acceso a los rubros alimenticios. La FAO no pudo evaluar el impacto del alza de los precios en la población por no contar con datos oficiales de 2022. El último dato aportado por el Banco Central de Venezuela (BCV) fue octubre del pasado año.
El reporte reveló también que el aumento de precios internacionales de alimentos experimentado desde 2020, especialmente después del inicio del conflicto en Ucrania, y el alza en la inflación alimentaria que se encuentra por sobre la general, han incrementado las dificultades para que las personas puedan acceder a una dieta saludable.
El informe además incluye recomendaciones y un análisis de políticas para mejorar la disponibilidad y asequibilidad de alimentos nutritivos, principalmente, a fin de apoyar a las personas más vulnerables y a los hogares de bajos ingresos que gastan una mayor proporción de su presupuesto en alimentos.
«Ninguna política por sí sola puede proporcionar la solución a esta problemática. Es necesario reforzar los mecanismos de coordinación nacionales y regionales para responder al hambre y la malnutrición», señaló Mario Lubetkin, subdirector y representante regional de FAO para América Latina y el Caribe.
Sostuvo Lubetkin que para contribuir a la asequibilidad de dietas saludables, se requiere crear incentivos para la diversificación de la producción de alimentos nutritivos dirigidos principalmente a la agricultura familiar y productores y productoras de pequeña escala, medidas para la transparencia de los precios de estos alimentos en los mercados y el comercio, transferencias en efectivo y otras acciones como la mejora de los menús escolares.
Hambre
Entre el 2019 y el 2021, la cifra de hambre en la región aumentó en 13,2 millones, alcanzando un total 56,5 millones de personas con hambre en 2021, situación que también fue afectada por el impacto de la pandemia causada por la covid-19. Un incremento liderado por América del Sur, donde 11 millones de personas adicionales padecieron hambre. Entre 2019 y 2021, el hambre alcanzó una prevalencia del 7,9% en América del Sur, 8,4% en Mesoamérica y 16,4% en el Caribe.
La mayor cantidad de persona afectadas por el hambre en el Caribe se encuentra en Haití. Casi la mitad de su población (47,2%) —alrededor de 5,4 millones de personas— estuvo subalimentada. En comparación, la prevalencia de la subalimentación en el otro extremo del espectro fue de alrededor del 7% en Dominica, Jamaica, República Dominicana, San Vicente y las Granadinas y Trinidad y Tobago.
En Mesoamérica, Nicaragua fue el país con mayor prevalencia de subalimentación (18,6%) en el período 2019-2021, seguido de Guatemala (16%) y Honduras (15,3%). Lo que equivale a casi 5 millones de personas con hambre en estos tres países más pequeños (1,2, 2,9 y 1,5, respectivamente). En México, el país más grande de la subregión, la prevalencia de la subalimentación fue del 6,1% (7,8 millones de personas).
En Sudamérica, Venezuela tuvo la mayor prevalencia de subalimentación (22,9%), que en números absolutos equivale a 6,5 millones de personas; seguida de Ecuador con 15,4% (2,7 millones) y Bolivia con 13,9% (1,6 millones). En Colombia, Paraguay, Perú y Suriname la prevalencia superó 8%. Cabe destacar que Brasil, un país muy poblado, tuvo una de las tasas más bajas de la región (4,1%), pero el mayor número de personas subalimentadas (8,6 millones).
Una mirada a las tendencias del hambre en los países de la región muestra que el hambre aumentó significativamente en 18,4 puntos porcentuales, es decir, 5 millones más de personas con hambre entre los períodos 2013-2015 y 2019-2021. En esos períodos el hambre aumentó 6,7 puntos porcentuales en Ecuador (1,3 millones), 4,6 puntos porcentuales en Haití (900 000) y 1,6 puntos porcentuales en Brasil (3,4 millones de personas más).
Más de Venezuela
Señaló el informe de la ONU que en América Latina y el Caribe, la prevalencia de la emaciación o desnutrición aguda es del 1,3% (equivalente a 0,7 millones de niños y niñas menores de cinco años), significativamente inferior al promedio mundial de 6,7%. En cuanto a las subregiones, en 2020, el Caribe tenía una tasa ligeramente superior de 2,8%, la de Sudamérica era de 1,4% y en Mesoamérica la tasa era inferior al 1%.
Si se mantienen estos niveles, la región está en camino de alcanzar la meta de mantener la desnutrición aguda por debajo del 3% de la población infantil.
Los países con niveles de emaciación o desnutrición aguda superior al 3% son Barbados (6,8%), Trinidad y Tobago (6,4%), Guyana (6,4%), Suriname (5,5%), Venezuela (4,1%) y Ecuador (3,7%). «Los efectos de la pandemia de la covid-19 sobre la malnutrición aún no se han revelado del todo. Las proyecciones mundiales sobre la emaciación o desnutrición aguda indican que entre 11,2 y 16,3 millones más de niños y niñas menores de cinco años en países de ingresos bajos y medios podrían verse afectados entre 2020 y 2022 «.
Con respecto a la inseguridad alimentaria moderada o grave, en 2021 el 40,6% de la población regional experimentó esta situación, en comparación al 29,3% de la población a nivel mundial. La inseguridad alimentaria severa también es más frecuente en la región (14,2%) que en el mundo (11,7%).
Otras cifras presentadas en el informe señalan que la región registra una importante evolución respecto a la prevalencia de la desnutrición crónica en niños menores de 5 años. En 2020, esta cifra fue del 11,3% en América Latina y el Caribe, aproximadamente 10 puntos porcentuales por debajo del promedio mundial. Sin embargo, 3,9 millones de niños y niñas de hasta 5 años padecen sobrepeso.
«Para que los niños y las niñas puedan crecer sanos, no sólo es urgente asegurar la disponibilidad de alimentos nutritivos a precios asequibles. También es necesario desarrollar políticas públicas que garanticen una nutrición adecuada, además de consejería nutricional, focalizando acciones en las poblaciones más vulnerables”, señaló Garry Conelli, director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.
Etiquetado nutricional
Otras políticas alimentarias, como el etiquetado nutricional, el subsidio de alimentos nutritivos y la aplicación de impuestos sobre alimentos de alta densidad energética y mínimo valor nutricional que no contribuyen a dietas saludables, si están bien diseñadas, podrían desempeñar un papel en la asequibilidad de las dietas saludables y prevenir otras enfermedades relacionadas con el sobrepeso y obesidad, reflejó el informe de la FAO.
«Debemos redoblar los esfuerzos para abordar la malnutrición en todas sus formas promoviendo políticas públicas para crear entornos alimenticios saludables, eliminar las grasas trans de producción industrial, implementar el etiquetado frontal de advertencia, regular la publicidad de alimentos no saludables, establecer impuestos a las bebidas azucaradas, y apoyar las políticas de alimentación saludable y actividad física en las escuelas», consideró la directora de la OPS, Carissa F. Etienne.
Al respecto, el documento resalta que 10 países de América Latina y el Caribe han promulgado leyes o reglamentos en este sentido. Siete de estos países han implementado o están en proceso de implementar, advertencias nutricionales con octógonos negros (Argentina, Chile, Colombia, México, Perú, Venezuela y Uruguay). Mientras que Ecuador tiene un sistema de semáforo, que no necesariamente se coloca en la parte frontal del envase; Brasil aplicará un sistema con rectángulos negros y una lupa; y Bolivia ha aprobado un sistema de semáforo, pero aún no lo ha implementado.
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