Fascismo criollo, por Teodoro Petkoff
Este volante que aquí reproducimos fue distribuido el sábado pasado a las puertas de un hotel en Punto Fijo, donde un grupo de patoteros atacó a los espectadores de la obra La Sexta República, impidiendo su presentación. (Irónicamente, el «presidente» satirizado en esta obra es Pedro Carmona.) Semanas atrás, presentaciones de Orlando Urdaneta en Coro y Maracaibo también fueron saboteadas y debieron ser suspendidas. Actos políticos de Capriles Radonski, Leopoldo López y Julio Borges fueron agredidos en las universidades del Zulia, de Oriente y de Caracas.
Si la gente del gobierno no entiende que este tipo de acciones lo emparenta con algunas de las tradiciones más siniestras del fascismo y del nazismo es porque ya su degradación está llegando a extremos terminales. Es el uso de bandas de asalto que sustituyen la represión policial abierta y la disfrazan. Por un lado, el presidente puede jactarse de que en este país no hay represión policial sobre los opositores, pero por el otro, patotas parapoliciales ejercen violencia contra opositores políticos e incluso contra humoristas, lo cual ya es el colmo de la sinrazón. Es la peor y más peligrosa forma de represión porque no proviene de organismos públicos identificados sino de bandas en cierta forma anónimas y por tanto fuera de control. A propósito de humoristas, la gente del gobierno debería recordar al presidente Soublette: «Grave no es que el pueblo se ría de sus gobernantes sino que éstos se rían de su pueblo». Entre la violencia que se abre paso y el fracaso de la Comisión para el Diálogo, el porvenir inmediato luce bastante sombrío. El gobierno ni lava ni presta la batea. La Comisión para el Diálogo ya ni respira, asfixiada por un diseño absurdo, que excluyó a los verdaderos protagonistas de la crisis y ha dejado al gobierno hablando solo. Por un lado, éste cierra las puertas a los contactos civilizados con los adversarios y por el otro sus sectores fascistoides propician violencia contra éstos. Este es un camino que no puede llevar sino al desastre.