Fascismo en la UCV, por Teodoro Petkoff
En la UCV estaba en marcha un proceso de debate interno, con participación de todos sus sectores, dirigido a hacer frente a los vicios y problemas que la afectan. Pero ocurre que el chavismo es un sector ultra minoritario en ese ámbito (hace poco su candidato a Rector sufrió una humillante derrota electoral). De modo que su capacidad de influir en el debate universitario es insignificante. Chávez decidió, entonces, lanzar un misil contra la UCV. Valiéndose de una pandilla de fascinerosos, académicamente indigentes y políticamente vacíos, ha pretendido asaltar la UCV. Ese pequeño grupo fascistoide está teledirigido desde Miraflores. Se siente guapo porque está apoyado, nada menos que por el jefe de esta «revolución» de pacotilla. Que la universidad venezolana, y en particular la UCV, está urgida de un debate que la coloque ante sus propias carencias y vicios para tratar de superarlos, es algo que se cae de maduro. Pero Chávez está intentando abortar ese debate. La intentona de golpe de Estado universitario que se viene adelantando no puede sino empeorar todo. No son estos patoteros ni quienes los dirigen desde Miraflores los que pueden comandar un proceso de renovación universitaria. Hace pocos días, con las propias palabras de un profesor universitario insospechable de anti-chavismo, Earle Herrera, demostramos que estos «tomistas» son la encarnación de todos los vicios que puedan existir en la UCV. Carecen de toda autoridad moral y académica para fungir de salvadores de ella. No serían sino sus enterradores. Sus procedimientos son la negación de todo espíritu democrático y deben ser rechazados categóricamente. Pero es la propia comunidad universitaria la que debe encargarse de ello. No la policía, ni la Guardia Nacional. Este sería un precedente negativo. Pero la comunidad debe actuar. La FCU debería organizar una reacción estudiantil que ponga al desnudo el aislamiento y la insignificancia del «tomismo». Si la comunidad permanece pasiva, como espectadora de un proceso que cree, equivocadamente, ajeno, el «tomismo» fascista terminará apoderándose de la UCV. Fue el gran sabio Albert Einstein quien señaló que quien cede ante el fascismo, creyendo que con eso lo apacigua, no está sino cavando su propia tumba. La calle universitaria está hoy vacía. Decía uno de los «tomistas» que si la comunidad universitaria no está con ellos tampoco está en contra. Es la pasividad de la comunidad lo que le permite hablar así. Mientras el «tomismo», y el Mefistófeles que lo manipula desde Miraflores, perciban que esa es la situación, mantendrán la presión de sus tropas de asalto. No es posible que una minúscula minoría, desacreditada, repudiada por toda la Universidad, que no ha sumado ningún respaldo, pueda mantener en jaque a toda la UCV