Fernando Borges, señor del pasado añorado en el presente, por Rafael A. Sanabria Martínez
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EL 21 de julio al cumplirse el 111º aniversario del natalicio de Fernando Borges, un nombre alto dentro de la rumorosa intelectualidad provinciana del pasado siglo. Con la mayor amplitud posible en aquellos años, con material y espiritual humildad, aspirando siempre a lo grande, a lo importante, pero manteniendo la comprensión al error, tendiendo la mano al caído.
Fernando Antonio Borges Medina fue seminarista, hizo sus primeros votos y ya en la misa de iniciación escogió a su amada esposa y renunció a los hábitos. Pero nunca renunció a las más nobles tareas, al fraterno encauzar, al sentido de familia.
Don Fernando Borges era connotado orador, editor del primer periódico de El Consejo, Aragua, y creador de una sui géneris radio comunitaria por altoparlantes (La Voz Carmelitana) que fue pilar fundamental en la vida de su pueblo. Un políglota, algunos de sus poemas están en latín y en francés.
Un ser bonachón, que con su afectuosa sonrisa cobijó a todo deseo de superación y mejoramiento intelectual entre sus compatriotas. Llegada la época de la democracia siempre estuvo por la comprensión al otro. No por el camino de la disputa para superar las situaciones sino por el de sumar en el reconocimiento al otro.
Fernando Borges no vivía en una casa sino en una biblioteca, porque toda su casa era una biblioteca. En su faceta de escritor, cultivó distintos géneros (poesía, cuento, novela, ensayo, artículos y crónicas), todos los géneros que componen su obra alcanzaron relevancia. En todos alcanzó los más altos lugares, en todos trabajó con ahínco y persistencia, a lo largo de la vida. En todos los géneros se le conoce y reconoce abiertamente, sin olvidar su bonhomía, su afabilidad y buen humor, atributos que le ayudaron de forma determinante en la escena pública, ámbito en el que también se realizó, siendo uno de los primeros entre nosotros que entendieron la búsqueda de los caminos de la paz.
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No es posible estudiar la poesía de Fernando Borges Medina sin escuchar el eco de la significación popular del personaje, fruto de la consubstanciación natural del poeta con su pueblo, al punto que éste se vio leído e interpretado en sus versos.
La Fundación Hijos y Amigos de Revenga le rindió homenaje con un emotivo acto de cantos y recitales de sus poemas, además de otros poetas del mismo terruño. Así, sintieron todos que se saldaba una deuda con un prócer de las letras locales, buscando reivindicar su memoria, y vislumbrando sus enseñanzas de vida como opción válida y necesaria en esta hora.
Un hombre de ideas, muy paciente y gentil, que no escatimó esfuerzos de impresión, que pensó y escribió con intensidad, que reflexionó y dejó un legado incomparable, muchísimas páginas de meditación y sabiduría, siempre tolerantes y siempre transparentes.
Fernando Borges Medina pertenece a la generación que hizo el tránsito de la Venezuela rural a la urbana, que le atribuyó al Estado un papel protagónico, para bien y para el progreso, en el desarrollo de la sociedad y que hizo de la democracia su proyecto histórico.
Una frase, en su boca repetida muchas veces, dibuja su mensaje: «Dios es el alfa y omega de las cosas». Su visión del pasado en el pasado, se ve como senda necesaria para el futuro.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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