Fetraharina: Cerró el molino más grande del país porque «no entra trigo» a Venezuela
Las cifras asoman que Venezuela podría convertirse en un país netamente importador, sin producción nacional, pues Fetraharina estima que, de las 10.000 panaderías que había en el país, quedan 7.000
El presidente de la Federación Nacional de Trabajadores de la Harina (Fetraharina), Juan Crespo, informó que cerró un molino de trigo con una capacidad instalada para procesar unas 30.000 toneladas de molienda de trigo, lo que lo convertía en el más grande del país.
«Acaba de cerrar el molino más grande en Venezuela, que tenía capacidad instalada para 30.000 toneladas de molienda de trigo. Ahí se sacaban 200.000 sacos mensuales de una presentación de 45 kilogramos», detalló en una entrevista reseñada por Finanzas Digital.
Como consecuencia del cierre de estas instalaciones, pertenecientes al grupo Mimesa, 300 trabajadores se quedaron sin empleo, además del personal administrativo.
Crespo razonó que el cierre se produjo por la insuficiente operatividad del molino, que a su vez se debe a una disminución del trigo que se importa a Venezuela. «No entra trigo al país», sostuvo.
Al igual que el resto del sector industrial, Crespo denunció que uno de los factores determinantes en la situación que vive la producción nacional es la importación de productos terminados que ejercen una «competencia desleal» con la industria nacional.
Las dificultades para producir en Venezuela y la economía inflacionaria incrementan los costos operativos, por lo que producir un kilogramo de pasta en el país puede costar unos $1,35, mientras que importar el producto terminado cuesta unos $0,70.
«Traer la pasta de afuera vale US$0,70, producirla en Venezuela cuesta US$1,35. Los empresarios aguantaron pensando que la situación se iba a acomodar. Hoy en día, todo lo que entra viene de Brasil, Turquía, Italia, todo llega terminado», explicó.
Advirtió que, por el ritmo que va Venezuela, podría convertirse en un país como Curazao o Aruba, donde todo el comercio se sustenta por la importación de productos, mientras que su industria nacional es incipiente.
Las cifras advierten que es un panorama posible. Fetraharina estima que, de las 10.000 panaderías que había en el país, quedan 7.000. Los empresarios han cambiado su modelo de negocios porque «ya no es rentable lo del pan».