Formas raras de pensar, por Marcial Fonseca

Uno de los grandes atributos del ser humano es la capacidad de pensar; y es claro que gracias a ella hemos llegado muy lejos; aunque también hay quienes lo atribuyen a la compasión, sentimiento este que no existe en el resto de los seres vivos que pueblan la tierra. Pero siendo humildes, también da pena adonde nos ha llevado la manera de ver las cosas; o en palabras latas, de cómo nos gusta meternos en bolserías.
Un ejemplo rapidito: ya hay grupos en algunos países de América latina pidiendo la prohibición de la cría avícola por la constante violación sexual que sufre la gallina.
Hay un caso famoso en un país asiático. Un hombre se creía una muchacha de 15 años y pretendió entrar al baño de niñas de un complejo deportivo de un liceo; casualmente estaban jugando ese día un encuentro amistoso entre dos institutos. Se metió al recinto sanitario femenino, de ahí lo sacaron casi sin vida, se encontró con un padre con el complejo de sobre protector de su hija.
Sigamos con otros ejemplos.
Un caso notorio ocurrió en Cuba. Un maestro se autodefinió como maestro gringo (quizás porque enseñaba inglés) y solicitó a su gobierno que lo expulsara del país a través de la embajada de Suiza, representante de los intereses norteamericanos en La Habana. El G2, o policía secreta cubana, visitó al solicitante y después de un normal interrogatorio, que apenas duró unas tres horas, confesó que él era realmente cubano y que no sabía por qué le había dado esa loquera. El gobierno cubano declaró que el interfecto no quería hablar con el público y no fue visto más.
El mejor ejemplo dentro de esta manera de discurrir la vida lo tenemos en la delegación femenina de gimnastas de un país de la Europa oriental. Estaba compuesta de 18 mujeres, de ellas, tres eran hombres transexuales; esto es, se identificaban como mujeres. La actuación del equipo fue impecable en general. Sin embargo, analizando los resultados estadísticamente, sobresalían ciertas curiosidades. Por ejemplo, diecisiete por ciento de los jugadores obtuvieron más medallas que el ochenta y tres por ciento; y estos porcentajes fueron iguales en las discriminaciones de las defensas, de los ataques, de los relevos, etcétera.
Terminado los juegos, el regreso a los respectivos países generó la morriña típica en estos tipos de encuentros. Tres meses después, siete integrantes de la delegación femenina estaban preñadas. El Comité Olímpico solicitó una investigación exhaustiva. Los resultados revelaron que los progenitores eran dos de los transexuales que conformaban la delegación. Interrogados, se declararon inocentes arguyendo que actuaron como mujeres y prueba de tal hecho es que ellos tomaron la posición decúbito supino en el acto sexual.
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Marcial Fonseca es ingeniero y escritor
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