Fracaso chavista en la UCV, por Teodoro Petkoff
El resultado de la primera vuelta de las elecciones rectorales en la UCV es muy emblemático del deslave que ha experimentado el chavismo en las capas medias de la sociedad venezolana. El candidato que contaba con el respaldo del gobierno (pero no así de todos los estudiantes identificados con el chavismo, en una interesante contradicción en el «proceso») alcanzó sólo el 16% del total de votos, contra el 82% de sus adversarios. Dadas las características de la situación política nacional, esta elección estuvo también enmarcada dentro del contexto de la aguda polarización política que vive el país, de modo que su resultado debe ser evaluado a la luz de tal dato de la realidad.
Sin duda que en la consideración que hicieron los votantes acerca de los candidatos entra la de carácter académico, pero sería ocioso negar la fuerte determinación política que influyó sobre la decisión de los electores. En términos generales se puede afirmar que la UCV votó abrumadora, aplastantemente, contra el chavismo.
No se trata, sin embargo, de un fenómeno nuevo. Ya en la elección pasada, en la cual ganó el actual rector, Giannetto, también el resultado obtenido por el representante oficialista, Nelson Merentes, fue desdeñable. Pero lo interesante es comprobar, una vez más, cómo en los sectores medios de la población la influencia del chavismo no sólo no crece sino que se reduce sostenidamente. Quienes en el mundo de la «revolución» se consuelan jactándose de su arraigo en los sectores más humildes y contraponiéndolos a la clase media, perdieron de vista la importancia de esta en un proceso que se dice de cambio social, demostrando con ello la inconsistencia de su propósito. No ganar la clase media para este –o, como en el caso del chavismo, perderla (porque la tuvo consigo en 1998-99)– constituye la diferencia entre el éxito y el fracaso. Ciertamente, uno de los resultados perversos de una estructura social injusta es que ella ha concentrado en los sectores medios tanto la producción como el consumo de cultura, ciencia, tecnología, liderazgo político, opinión pública.
Pero, este dato objetivo de la realidad no debe servir para satanizar a la clase media sino para ganar para un proceso de cambio social y de superación de la exclusión social y de la pobreza a aquellos sectores que poseen el instrumental cultural y político indispensable para hacer real tal objetivo. Chávez ha hecho exactamente lo contrario. Con empeño digno de mejor causa se ha dedicado a alienarse a la clase media y ha tenido en eso un éxito fenomenal. Lo logró provocándola, innecesaria y gratuitamente, con el espantapájaros fidelista y con las pretensiones hegemónicas sobre la sociedad y las instituciones públicas –cosa absolutamente contradictoria con la sustantiva cultura democrática tan sólidamente asentada en las capas medias.
La UCV ha dado otro testimonio de ese espectacular fracaso político del chavismo.