Fractura, por Teodoro Petkoff
Lo que con mayor claridad brota de ese espectacular psicodrama que se desarrolla en la AN es la tremenda fractura que existe en la FAN. Igual que la sociedad, la organización castrense está dividida en extremos aparentemente irreconciliables -aunque, igual que en la sociedad, quienes no han aparecido son aquellos oficiales que expresarían al sector denominado «institucionalista», aparentemente mayoritario. Sin embargo, la percepción de una brecha interna insalvable y peligrosa mortifica al espectador. ¿Cómo se ha llegado a esta situación, que incluso compromete severamente la capacidad operacional de la FAN? Es obvio que todo comenzó con la muy poco prudente eliminación, en la Constitución, del carácter no deliberante del estamento militar. La no deliberancia es la base de la obediencia, condición sin la cual ninguna fuerza armada en el mundo puede cumplir con su rol fundamental. La organización piramidal de los ejércitos implica la sumisión absoluta (matizada ahora por el concepto de obediencia debida) de los mandos y oficiales subalternos a los superiores. Quien ingresa a las escuelas militares abdica consciente y voluntariamente de su derecho a discutir. En la FAN no se discute sino que se obedece. Un capitán que recibe la orden de tomar una posición no puede ponerse a deliberar con sus soldados a ver si la cumple o no. Esto ha conducido a lo largo de la historia, a monumentales catástrofes militares. Pero, también es cierto que sin la disciplina y la obediencia no puede asegurarse la eficiencia de la máquina militar.
El concepto de obediencia alcanza su máxima expresión en la sumisión de la institución armada en su conjunto al poder civil del Estado. Para ello es indispensable afirmar la condición no deliberante de los militares. Cuando en la Asamblea Constituyente se aprobó el criterio de Chávez de que los militares no son eunucos políticos y que pueden y deben deliberar políticamente, se abrió la brecha para la desinstitucionalización y la fractura de la FAN, cuyas consecuencias perversas todo el país ha podido apreciar ahora, en vivo y en directo.
La FAN debe ser reinstitucionalizada. Es preciso restablecer en la Constitución su condición no deliberante. Es preciso impedir constitucionalmente toda pretensión de hacer de ella un partido armado, al servicio de un proyecto político. Esto debe ser tipificado como un delito de lesa patria. Es preciso restablecer el control civil, a través del Parlamento, sobre los ascensos al generalato y almirantazgo. Estamos seguros de que eso es lo que desea la inmensa mayoría de los oficiales. Estos no quieren ser activistas de ningún proyecto político. Una gran demostración de voluntad rectificatoria por parte de Chávez sería enviar a la AN un proyecto de enmienda constitucional para sacar a la FAN del debate político y dejar en manos civiles y ciudadanas la atención y solución de los problemas de gobierno. Este es uno de los grandes temas de un verdadero diálogo nacional.