Fraude Unico Social, por Teodoro Petkoff
Si en algún «frente» (como le gustaría decir a Chávez) el gobierno estaba obligado a tener éxito era precisamente en el de la gestión de los programas sociales. Un gobierno cuyo discurso principal está referido a la preocupación por la suerte de los más humildes, no podía darse el lujo de poner una megaplasta tal como la que comienza a descubrirse a raíz de la destitución del comandante Fariñas (ahora bautizado por sus empleados como «subcomandante», en ridículo remedo de Marcos). Ya desde hace meses ese río venía sonando. ONG fantasmagóricas que recibieron miles de millones de bolívares sin destino conocido (incluyendo una creada por la esposa del chofer del «subcomandante» y que recibió la friolera de 347 millones de bolívares sin que hasta el sol de hoy se sepa qué se hizo con ese dinero). Oscuridad total sobre la mayor parte de los 14 programas sociales cuya administración heredó el FUS. Este organismo se transformó en una caja negra. De los anteriores programas sociales no se supo nada (exceptuando, tal vez, el de uniformes escolares, que sobrevivió hasta el 99, porque estando vinculado a la pequeña y mediana empresa de confección, esta veló para que el programa no falleciera, sin poder impedir, sin embargo, que en el 2000 sí desapareciera), pero de los nuevos tampoco. ¿Qué fue del programa de «fortalecimiento de la familia», que preveía la creación de 1.600 «círculos familiares» en 15 estados? ¿Qué pasó con el programa de construcción de 2.325 viviendas? ¿Cuántos puestos de trabajo generó el programa especial que tenía como objetivo crear 2.600 empleos en el año 2000? ¿Cuántas de las 289 microempresas que se iban a crear existen hoy? ¿Cuántas de las 194 iglesias que se habrían de recuperar lo fueron realmente? ¿Cuántos de los 21 pueblos «en estado de exclusión» que debieron ser intervenidos lo fueron verdaderamente? ¿Qué fue de la «red de comunicación alternativa» denominada «Petroglifo»? En los papeles que el «subcomandante» Fariñas entregó a su sucesor, teniente Andrade (al paso que vamos seguramente después de este teniente vendrá un sargento), no hay una palabra sobre estas metas que se habían fijado para el año 2000. En cambio, las irregularidades administrativas, denunciadas por toda clase de funcionarios del propio FUS, plagaron la gestión de Fariñas. Se llegó al caso de que el FUS se «autoprestara» plata. ¡El FUS aparece en tres ocasiones como ONG beneficiaria de créditos para «gastos operativos»!
Ayer, el «subcomandante», en otro show semejante al del «pantaletazo», arremetió contra una periodista de TalCual y contra el propio director, cuya actitud se explicaría, según Fariñas, porque le fue negado un dinero para una «fundación». Menos mal que este es un país pacífico porque si estos militares tienen tanta puntería con los fusiles como la que tienen con la boca, no ganaríamos ninguna guerra; al respecto, lea a Boccanegra en la página 2, y sobre nuestra compañera periodista, calumniada por Fariñas, busque en la 13 la nota de Doménico Chiappe, jefe de la sección de Economía.
¡Qué buena vaina, Hugo, con estos colaboradores que tú te buscas!