Freddy Castillo Castellanos, por Fredy Gutiérrez Trejo
Twitter: @gutierreztrejof
“Las misteriosas palabras
tan manoseadas
y que a pesar de todo se conservan vírgenes”
Hildebrando Barrios
Maquinarias de Fuego
El día de La Guadalupe, se fue mi entrañable amigo Freddy Castillo. Murió de tristeza. Poco a poco, lentamente, sin escándalo ni bulla, fue apagando su existencia. Su corazón y su cabeza no soportaron ver la demolición del país y la destrucción de Lara, rincón de su nacimiento y ancho espacio donde reposarán sus huesos. Su espíritu fue al encuentro de los poetas Andrés Eloy Blanco y Paz Castillo. También fue a conversar con Mariano Picón Salas sobre los giros literarios que manejó en su Viaje al Amanecer o El Regreso de Tres Mundos.
Caminará con Hildebrando Barrios y recitarán, Folgar con la Incendiada Dama. Me imagino que Sor Juana Inés de la Cruz lo llevará de la mano a un buen palique con Miguel de Cervantes Saavedra, e intercambiarán respecto al último taller que mi tocayo ofreció el mes de agosto pasado sobre Don Quijote. Ahora estarán juntos, hablando de Sancho y Dulcinea, y emprenderán sus aventuras para “desfacer agravios y enderezar entuertos.”
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En esas faenas, precisamente, pondrán el ojo en esta Venezuela que ha sido llevada a la ruina y sus hijos tratados con crueldad: sin alimento ni pócimas, llevados a prisión o expulsados de su tierra de nacimiento, y muchos torturados hasta morir. Durante los últimos días, aún envuelto en ese abismo melancólico, me comentaba que era imperioso salir de esta pesadilla diabólica que lesionaba sin piedad hasta el gentilicio venezolano.
Mi amigo desde ahora no tiene malos sueños, dejó atrás las angustias y pesares. Su magia de mester nos trasmite fuerza para salir de este temporal disparate.
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