Frena el autobús Nicolás, por Ariadna García
Desde el gobierno de Hugo Chávez hubo un carácter totalitario que cada día mostraba su cara con más ferocidad; sin embargo, seis años después, cuando su sucesor Nicolás Maduro asumió el poder, los venezolanos se encuentran en una encrucijada donde la barbarie y las muertes abruman.
Se dice que una vez que el monstruo asoma la cabeza, hay que dejarlo quietecito. Una bestia enfurecida es capaz de todo. Las torpezas se dan cita una tras otra y los eventos se vuelven cada vez más desafortunados. Nicolás no tiene pena en disimular quién es, ni de qué es capaz. Ni él, ni el grupo que lo rodea. Delcy Rodríguez aseguró el domingo que lo ocurrido el sábado, en la frontera con Brasil y Colombia para impedir el paso de la ayuda humanitaria, era solo “un pedacito” de lo que son capaces de hacer.
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La amenaza es en extremo perversa. La risa de la mujer también. El país transita por días realmente oscuros, donde las líneas de lo que conocíamos se borraron todas. No hay rastros de Estado, República, Constitución. No quedan ya los restos de lo que fue alguna vez una democracia. Venezuela camina hacia un terreno desconocido por todos, que asusta, que ensombrece, que nos llena de dudas ¿Hacia dónde vas Nicolás? ¿Hacia dónde manejas? ¿De verdad nos aplastarás a todos?
La violencia del 23 de febrero es la misma que la de 2014, 2017, que la de enero de este año. Son los mismos actores, es esa ira, la misma rabia. “Es el móvil de la venganza personal”. No hay sorpresas.
El chavismo es muerte, fuego, odio. Está sembrado en su discurso, en la estética que imponen en la ciudad, en las paredes con murales de algo que tampoco se entiende qué es
No se sabe hacia dónde maneja Nicolás, pero sí se palpa con claridad el tesón de un país que clama libertad. El coraje de cientos de ancianos que el sábado salieron con sus potecitos de agua y sus zapatos tricolores a exigir el respeto a sus derechos.
El camino que eligieron los venezolanos no tiene retorno, es un boleto de ida que, desde hace mucho, decidió cambiar de conductor
Frena el autobús Nicolás.