Globalización: otras visiones, por Félix Arellano
En los últimos años la crítica a la dinámica global ha crecido, lo que se aprecia en diversas manifestaciones, por ejemplo: el malestar de la globalización, la satanización del libre comercio o el euroescepticismo. Es evidente que la globalización ha generado problemas sociales y, en estos momentos, suman en la lista la rápida transformación de una epidemia en pandemia, gracias a las rápidas interconexiones globales, como es el caso del coronavirus (Covid-19).
Ahora bien, no podemos desconocer que para la solución de los graves problemas que enfrenta la humanidad, la dinámica de la globalización y el multilateralismo representan plataformas importantes, lo estamos apreciando claramente en el caso del Covid-19. Por otra parte, también enfrentamos el problema de los gobiernos autoritarios, que niegan los hechos, alteran las cifras o manipulan la situación con objetivos de poder.
Dentro de los cuestionamientos globales se incluye al multilateralismo, algunos, sin profundizar en el tema, lo asumen como una burocracia, grande, costosa e ineficiente. Ahora bien, si no tuviéramos en este momento la Organización Mundial de la Salud (OMS), vigente desde 1948, como parte del sistema de las Naciones Unidas, tendríamos que crearla para apoyar en la difícil situación que estamos enfrentando.
Naturalmente que la OMS no representa la panacea, pero su experiencia en casos similares, el nivel de sus recursos humanos, las redes que ha logrado conformar en materia de centros de investigación a escala mundial, constituyen un aporte valioso.
Igualmente debemos destacar a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), institución emblemática por diversas razones: creada en 1902 como resultado de la fiebre amarilla que azotó nuestro hemisferio a finales de siglo XIX; además, para hacer más eficiente los recursos escasos, la OPS representa tanto la agencia especializada del sistema interamericano, como la oficina regional de la OMS, con 27 oficinas en nuestro continente y varios centros especializados.
El aporte de estas instituciones está resultando fundamental para enfrentar la gravedad de la pandemia del Covid-19, ya lo han demostrado, particularmente la OMS, en otros casos como: el VIH/Sida, el ébola (R.D. Congo), el SARS (2003), la gripe aviar (2005) o la pandemia del H1N1. También debemos resaltar su aporte a los países en desarrollo, que presentan mayores limitaciones institucionales, de recursos humanos y financieros.
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En el marco de los problemas sanitarios conviene destacar que Bill Gates alertó, sobre los riesgos que enfrentaba la humanidad ante las epidemias que muy fácilmente, en mundo interconectado, se transforman en pandemias, en el año 2015. Adicionalmente, gracias a las transformaciones de la dinámica mundial, que supera las rígidas visiones estrictamente estatales, actores como la Fundación Bill y Melinda Gates pueden participar más activamente en la construcción de las posibles soluciones
Al respecto cabe destacar que con la participación de la Fundación Gates, otras instituciones privadas y varios gobiernos fue posible la creación de la Coalición para la Preparación e Innovación frente a las Epidemias (CEPI por sus siglas en ingles). Concebida en el marco del Foro Económico de Davos en el año 2016, que cristaliza en el año 2017, con sede en Oslo.
La CEPI ha trabajado activamente en casos como el ébola, tratando de lograr que, no obstante la rigidez de la racionalidad económica, sea posible la generación de la vacuna. En estos momentos también está trabajando activamente con laboratorios, universidades y centros de investigación para dinamizar la posible vacuna al Covid-19.
La pandemia del coronavirus reconfirma la necesidad de lograr transformaciones tanto en la dinámica global, como en el multilateralismo que permitan enfrentar las negativas consecuencias sociales de la globalización. Se requiere, entre otros, de mecanismos de alerta temprana, de un mayor margen de autonomía para las organizaciones internacionales de tal forma que puedan promover acciones y denunciar los problemas; naturalmente también se requiere de mecanismos de control y supervisión para evitar que la burocracia internacional se torne ineficiente.
Un tema de especial preocupación tiene que ver con los gobiernos autoritarios que manipulan la información, con el objeto de reducir u ocultar sus ineficiencias y arbitrariedades. La tarea no es fácil, pues los gobiernos se aferran en la anacrónicas y rígidas visiones de la soberanía, frente a estas posturas resulta necesario incrementar el papel de la sociedad civil y sus diversas organizaciones en el contexto internacional.
Una de las opciones para enfrentar las limitaciones de la globalización es la promoción de la democratización de las relaciones internacionales.