Gobierno pretende tomar la UPEL para dar vida a la Universidad del Magisterio (II)
Desde hace muchos años, el problema de las universidades radica en lo económico por el reducido presupuesto y siempre hay que solicitar créditos adicionales para cubrir las distintas aristas
En su empeño por remediar los grandes problemas del país con la creación de instituciones paralelas a las ya existentes, Nicolás Maduro fundó en noviembre de 2018 la Universidad Nacional Experimental del Magisterio Samuel Robinson, con la idea de formar nuevos docentes en materias como química, matemática, física, biología y otras especialidades. Sin embargo, muchos creen que el fin último de esta idea es acabar con el pedagógico, la institución que desde hace casi un siglo se ha encargado de formar al personal docente de Venezuela.
Para el profesor de matemáticas y estadísticas de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), José Silvio, está totalmente claro que la creación de la Universidad Experimental del Magisterio es una estrategia del gobierno para “ir asfixiando al pedagógico con el fin de tomar esa infraestructura porque no tienen», contrario a lo que sostiene su portal web de la nueva institución según la cual la universidad viene funcionando en los centros Araguaney, sedes de la misión Robinson en los diferentes estados del país, y cuyo rectorado está en Caracas.
Silvio explica que no está mal crear nuevas instituciones para graduar educadores, pues recuerda que la Constitución establece que las universidades tienen que estar en función de las necesidades que tiene el país; no obstante, recalca que “el problema está en el punto de vista ideológico, donde no hay diversidad de criterios dentro de esa universidad por el simple hecho de que todos tienen que estar alineados”.
“La Universidad Pedagógica egresa profesores, somos lo que llamamos los maestros de los maestros, los formadores de los formadores”, afirma el docente universitario al rechazar contundentemente que con Chamba Juvenil se estén dictando cursos exprés para formar personal que sustituyan a los docentes calificados dado el éxodo observado en los últimos años.
A pesar de que la Universidad Samuel Robinson dice tener un año en funciones y 130.000 estudiantes inscritos, José Silvio desmiente estos datos y asevera que “en la actualidad no está formando docentes. No está operativa”.
Salarios paupérrimos
José Silvio recuerda que, desde hace muchos años, el problema de las universidades radica en lo económico, porque el presupuesto está reconducido y siempre hay que solicitar créditos adicionales para cubrir las distintas aristas.
“La universidad está funcionando muy a lo básico, a lo mínimo, lo que tiene que ver con la parte educativa todavía se mantiene, a pesar de que no hay profesores y las aulas están saturadas”, sostiene, al detallar que en el Pedagógico el déficit de docentes ronda 40%, aproximadamente, porque los ingresos son ínfimos, lo que ha llevado a los profesionales de la educación a realizar otras labores para poder subsistir.
En las últimas semanas los docentes universitarios se han sumado a los paros de los profesores de educación básica y diversificada porque sus sueldos también son insuficientes. “Los salarios son bien deficientes, paupérrimos”, es la descripción que hace Silvio sobre la remuneración mensual de los educadores.
El profesor que tiene los ingresos más altos dentro de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador ronda los 20 dólares mensuales; es un docente titular, de dedicación exclusiva, con al menos cinco trabajos de investigación, una maestría y un doctorado.
El educador que se encuentra en la mínima categoría percibe $10 mensuales. “Te podrás imaginar que con esos salarios y con la canasta alimentaria alrededor de los $300 no cubres ni siquiera 10% de esta”, lamenta el experto en matemáticas y estadística.
Para reparar esta situación, lo que José Silvio considera que debe hacerse es llevar los salarios de los educadores a promedios internacionales; es decir a unos 700 – 800 dólares como mínimo; y de ahí en adelante, establecer escalas de acuerdo con el crecimiento profesional de cada uno de los docentes. Además, el profesor José Silvio estima que dentro de la universidad es necesario incentivar la investigación y el crecimiento académico.
Por otra parte, el docente de matemáticas, quien también estuvo tres años a cargo de la Secretaría de la Asociación de Profesores del Pedagógico de Caracas y tres más como presidente, manifiesta que la falta de docentes ha hecho que los alumnos estén hacinados en los salones porque lo que debería ser atendido por dos profesores es asignado a uno y los cursos se llevan de 30 a 70 personas.
Sin transporte, comedor, ni becas
“Las providencias estudiantiles, prácticamente, han tendido a desaparecer porque no las han honrado como debería ser”, es la respuesta del docente universitario al ser consultado sobre los beneficios que tienen los alumnos de La Universidad Pedagógica Experimental Libertador.
*Lea también: Becas insignificantes, sin transporte ni comedor: la realidad del universitario
Silvio Torres rememora que la UPEL tenía seis autobuses, que después quedó uno solo cubriendo una ruta única, “pero en la actualidad no está funcionando absolutamente ninguno”, afirma.
Con respecto al comedor, dice que a principios de este nuevo año académico se hizo una apertura momentánea, pero tampoco “está funcionando”, a pesar de que aseguraron que esta vez la alimentación sí sería constante este año solo “duró tres días”.
Asimismo, José Silvio recordó que la alimentación en esta casa de estudios nunca ha sido muy balanceada y en la actualidad menos. “La porción era muy pequeña y no se servían las proteínas requeridas”, lamenta.
Al consultar sobre el beneficio de las becas universitarias, explica que se dividen en dos tipos: la estudiantil y la beca laboral, que son las de las preparadurías; la primera es de Bs. 700 y la segunda de Bs 1.000, “irrisorias”, dice el estadista.
El pago de la beca laboral dejó a las distintas cátedras sin preparadores. “A veces, los que están terminando la carrera lo hacen a modo propio con la esperanza de quedarse laborando en la universidad, pero es algo muy personal”, cuenta con tristeza el profesor.
De acuerdo con profesores del centro de estudios se puede decir que los robos en el Pedagógico prácticamente son cada 15 días, “se roban una computadora, algún sector de la universidad”, afirma otro docente consultado, quien agrega que el incremento en la inseguridad está ligado directamente con que el Ministerio de Educación Superior (Universitaria, Ciencia y Tecnología) dejó de cancelar los contratos con la empresa de seguridad.
El argumento del gabinete para suspender estos pagos se sustenta en que la UPEL tiene su propio su propio personal de seguridad. “Esto lo que ha hecho es incrementar el robo porque el personal de seguridad de la universidad es escaso; se tienen dos o máximo tres para toda la institución para hacer chequeo, vigilancia y todo”, revela Silvio.
Todos los servicios de la universidad se ven comprometidos por la crisis actual. No hay para reponer los bombillos, el deterioro en los baños es total; aunado a la escasez de agua.
Fenómeno extraño
Pese a las circunstancias negativas en las que está inmersa la educación venezolana en la actualidad, José Silvio reveló que este año ocurrió lo que él denomina un “fenómeno extraño” y es que “la inscripción se incrementó con respecto a años anteriores”.
Explica que es cierto que la matrícula ha ido disminuyendo por todos los estudiantes que ya estaban cursando la carrera y que se fueron al exterior, pero la solicitud para el ingreso a la UPEL se incrementó; al igual que en la Universidad Central de Venezuela.
Sin embargo, aclara que desconoce por qué se dio este fenómeno o si es que hay una motivación a ingresar a la universidad. Sobre la deserción escolar, Silvio manifiesta que se nota más a nivel de cuarto o quinto semestre porque los cursantes prefieren dedicarse a laborar porque “buscan el ingreso económico”.
Para el profesor José Silvio, “la educación es una de las profesiones más hermosas que existe”, pero cree fervientemente que con esta carrera hay un problema paradójico y explica que “todo el mundo quiere para sus hijos los mejores docentes, pero no quieren que sus hijos estudien educación porque no ganan”.
No obstante, recuerda que la educación en países desarrollados “vale muchísimo” y que la idea es apostar a ella porque es sinónimo de “prosperidad, paz, armonía y hasta felicidad social porque sin academia no hay progreso”.