Golpes y asfixia, las torturas que sufrió en la Dgcim el exdueño de DolarPro
Mientras Tarek William Saab lo acusaba en público, Carlos Marrón Colmenares era torturado por funcionarios de la Dgcim, quienes le exigían que declarara su vinculación con el portal Dolarpro
Foto: Cody Jackson/AP
Los relatos de torturas y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes siguen saliendo a la luz mientras Nicolás Maduro y personeros de su gabinete enfrentan acusaciones de cometer y permitir crímenes de lesa humanidad contra la población venezolana por parte de organismos internacionales, incluyendo un examen en la Corte Penal Internacional (CPI).
La agencia de noticias The Associated Press (AP) publicó este miércoles 10 de febrero el relato de Carlos Marrón Colmenares, un abogado y expreso político venezolano, quien estuvo detenido dos años dentro de la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), acusado de supuestos ilícitos cambiarios debido a su relación con la página web Dolarpro.
En el reportaje, Marrón Colmenares -quien se encuentra actualmente en Estados Unidos- detalló que tuvo que trasladarse al país debido a una llamada donde le informaron que su padre había sido secuestrado. El abogado viajó desde EEUU el 11 de abril de 2018 y apenas llegó al aeropuerto de Maiquetía fue detenido por funcionarios de cuerpos de seguridad, que posteriormente se enteraría pertenecían a la Dgcim.
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Un día después, su detención fue informada por el fiscal impuesto por la ANC, Tarek William Saab: «Carlos Eduardo Marrón Colmenares es un verdadero delincuente al que no le ha importado poner el dólar paralelo a precio casi terrorista». Al abogado se le imputaron los supuestos delitos de difusión de información falsa, legitimación de capitales y asociación para delinquir.
Este tipo de discursos incriminatorios está reflejado en «La República que tortura», una serie documental de TalCual que reunió los testimonios de varios expresos políticos, y donde se logró identificar un patrón por parte del Estado venezolano que incluye la acusación penal, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias, además de las torturas y tratos crueles, inhumanos y degradantes dentro de los centros de detención.
Mientras el fiscal Saab daba su rueda de prensa, Marrón Colmenares era torturado por funcionarios de la Dgcim, quienes le exigían que declarara su vinculación con el portal Dolarpro.
El abogado contó a AP que lo golpearon con una porra de metal en los hombros, las rodillas y la planta de los pies. Le pusieron una capucha sobre la cabeza y la empaparon con agua para crear la sensación de que se estaba ahogando.
«Te asfixian hasta que empiezas a perder el conocimiento», dijo Marrón. «Una vez que ven que te estás desvaneciendo, se relajan».
Según la ONG Provea, 852 personas se reportan como víctimas de tratos crueles, inhumanos y degradantes para el año 2019. En su informe de 2019, la Oficina de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU registró más 72 denuncias por torturas y otros malos tratos a 174 personas detenidas en el contexto de protestas entre 2017 y 2019. En la actualización de 2020, Michelle Bachelet agregó la existencia de «lugares no oficiales y desconocidos» donde se torturaría a los detenidos, además de las sedes oficiales del Sebin y la Dgcim.
Una Misión de Determinación de Hechos sobre Venezuela comisionada por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas dictaminó en septiembre de 2020 que tiene motivos razonables para creer que en Venezuela se han cometido crímenes de lesa humanidad que han contado con el apoyo de las más altas autoridades, incluyendo al propio Nicolás Maduro y sus ministros de Interior y Defensa.
Otra de las cuestiones que Carlos Marrón Colmenares contó fue que en una sesión de interrogatorio, un carcelero preguntó si su padre necesitaba una medicina especial porque parecía estar al borde de la muerte. Fue entonces cuando se enteró que su padre había sido secuestrado por agentes para obligarlo a regresar al país.
Mucho más tarde, el exdueño de Dolarpro se enteró de que su padre fue liberado de la misma cárcel cuatro días después de su propio arresto.
Si bien el peor abuso se produjo en los primeros dos días, Marrón dijo que más tarde sufrió una «tortura suave», confinamiento en una celda estrecha con varios otros hombres. Tuvieron que defecar en botellas o bolsas de plástico que podían vaciar cada pocos días. Recibieron poca comida y bebieron agua corriente contaminada que les causó enfermedades digestivas. El abogado perdió 30 kilos durante los dos años que estuvo preso.
En enero de 2020, el exdueño de Dolarpro fue liberado bajo medidas cautelares, incluyendo la prohibición de salida del país, pero Marrón Colmenares salió de territorio venezolano caminando, y fue ayudado por funcionarios diplomáticos estadounidenses para poder reencontrarse con su esposa e hijos.
Tamara Taraciuk Broner, subdirectora interina para las Américas de Human Rights Watch, dijo a AP que el abogado fue «víctima del perverso sistema que Maduro y sus compinches han puesto en marcha para silenciar a cualquiera que publique información crítica o incómoda para el régimen».
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