Gringolas para el pensamiento, por Teodoro Petkoff
Cuando se echa un vistazo a los temas que conforman el «currículo bolivariano» en cuestión de Ciencias Sociales y Ciudadanía salta a la vista la presencia de un hilo conductor que se extiende desde primer hasta quinto año: el de la Fuerza Armada Nacional. Ni el Estado como tal, ni ninguna de sus instituciones en particular, es objeto de consideración alguna en el temario, en ninguno de los años del bachillerato. Sólo la Fuerza Armada, como si ella hubiera sido el elemento único en la articulación y conformación de la nación.
En primer año está el tema: «La Fuerza Armada en el marco de la defensa integral de la nación»; en segundo año: «Fuerza Armada en el marco de la seguridad y defensa integral de la nación. Reconocimiento de sus componentes.
Estructura»; en tercer año: «Estructura de la Ley Orgánica de Seguridad y Defensa Integral de la nación»; en cuarto año: «La Fuerza Armada en el marco de la seguridad y defensa integral de la nación.
Equipos y su utilización. Habilidades y destrezas militares. Orden cerrado. Elementos del espacio vital. Relación entre ellos y la soberanía nacional. Seguridad y defensa» y, finalmente, en quinto año, son dos los temas castrenses: «Organización operativa de los componentes de la FAN. Guarnición militar y sus instalaciones. La reserva, organización, misión y funciones» y «División del territorio nacional para la seguridad y defensa integral de la Nación».
Que la Fuerza Armada es importante, nadie lo duda, pero resumir en ella todo lo que el alumno debe conocer sobre la estructura y funcionamiento del Estado venezolano configura una óptica militarista sobre éste. El Estado es la Fuerza Armada: tal es la idea-fuerza que se quiere dejar sembrada. A esto se añade el expreso y explícito objetivo de presentar el actual proceso político como componente estructural y definitivo de la nacionalidad. Sus planes, sus conceptos y categorías políticas serían objeto de estudio específico, como si se tratara de logros plenamente asentados, ya incorporados a la cultura y plenamente asimilados por el cuerpo social y no de ensayos contingentes, muchos de ellos fracasados y hasta desparecidos del discurso oficial. Así, en cada año hay temas plagados de los conceptos que el pensamiento oficial ha venido acuñando: «Desarrollo endógeno», «Fundos zamoranos», «Ideario bolivariano», «Misiones educativas y sociales», «Núcleos de Desarrollo Endógeno». Es todo un masaje ideológico y político, gríngolas para el pensamiento de los educandos, que cuando miren hacia los lados sólo encontrarán el paisaje histórico y político de cinco siglos reducido a las simplezas, falsificaciones y distorsiones que Hugo Chávez ha venido dibujando en sus interminables peroratas a lo largo de nueve años. Eso tal vez explica otro rasgo prominente del «currículo»: la incoherencia y desarticulación del conjunto de temas, amontonados sin orden ni concierto. Como los discursos de Yo-El-Supremo.