Grupos armados cometen delitos «macabros» para hacerse del control ilegal de la minas
El director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, hizo un llamado sobre la urgente necesidad de que tanto las refinerías como «quienes comprar oro se aseguren de que el oro venezolano que forma parte de sus cadenas de suminstro no esté manchado con la sangre de víctimas venezolanas»
La minería ilegal en Venezuela ha ido tomando terrenos en el sur del país, desatando una ola de violencia por el control de estos espacios. Así lo ratificó este martes 4 de febrero la ONG Human Rights Watch, quien denunció que los residentes del estado Bolívar son víctimas de «amputaciones y otros abusos atroces» cometido por grupos armados que se disputan el mando de estas minas.
Estas organizaciones delictivas conocidas como «sindicatos», sumado a los grupos armados colombianos que tienen presencia en esta zona, «parecen actuar generalmente con la aquiescencia del Gobierno y, en algunos casos, con su participación, para mantener un férreo control de las poblaciones locales».
Desde la organización recordaron que Venezuela cuenta con reservas de recursos de oro, diamantes y níquel, así como reservas de coltán y uranio.
«Aunque el gobierno ha anunciado iniciativas para atraer inversiones para la minería legal, así como medidas para combatir la minería ilegal, buena parte de la minería de oro en los estados en el sur de Venezuela, incluido Bolívar, es ilegal, y una gran cantidad de oro, cuyo total es difícil de cuantificar precisamente por su carácter ilegal, es sacado del país mediante contrabando», subraya la publicación de HRW.
Explicaron que los distintos sindicatos que controlan las minas «ejercen un estricto control sobre las poblaciones que viven y trabajan allí, imponen condiciones de trabajo abusivas y someten a tratos brutales a quienes se acusa de robos y otros delitos. En los peores casos, han desmembrado y matado frente a otros trabajadores a quienes presuntamente no habían cumplido con sus reglas».
La crisis económica y la emergencia humanitaria compleja que se vive en Venezuela han obligado a los ciudadanos a someterse a trabajos ilegal en las mina al sur del estado Bolívar, lo que ha llevado a muchos a convertirse en víctimas de «delitos macabros, cometidos por grupos armados».
El director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, hizo un llamado sobre la urgente necesidad de que tanto las refinerías como «quienes comprar oro se aseguren de que el oro venezolano que forma parte de sus cadenas de suministro no esté manchado con la sangre de víctimas venezolanas».
En octubre de 2019, Human Rights Watch entrevistó a 21 personas que habían trabajado en minas o localidades mineras en el estado Bolívar durante 2018 y 2019, incluidas las minas próximas a Las Claritas, El Callao, El Dorado y El Algarrobo. Además, hicieron revisión de imágenes satelitales que muestran el crecimiento de la minería en esta zona.
Denunció además que los grupos armados, que en la práctica están a cargo de las minas y los pueblos que se han formado en los alrededores, aplican sus normas con brutalidad. “Todo el mundo sabe las reglas”, dijo una residente de una de las localidades al sur del estado Bolívar . “Si robas oro o lo mezclas con otro producto, el pran (líder del sindicato) te golpea o te mata”. Otro dijo: “Son como el gobierno ahí… Si roban, los desaparecen”.
Grupos ilegais que controlam minas de ouro no estado de Bolívar, Venezuela, assassinaram ou desmembraram pessoas vítimas controla-las com cumplicidade estatal. Os compradores e refinarias de ouro devem garantir que o ouro venezuelano não seja manchado de sangue. @HRW_Venezuela pic.twitter.com/Pm8bFnSdIy
— Maria Laura Canineu (@mlcanineu) February 4, 2020
Por otro lado cuatro residentes señalaron haber visto como integrantes de estos mal llamados sindicatos, le amputaron las manos o dispararon a las manos de personas que supuestamente habían robado.
Varios otros residentes dijeron conocer casos en que estos grupos armados habían desmembrado con motosierras, hachas o machetes a quienes transgredieron las reglas, que ellos han impuestos.
La Malaria hace de las suyas en el estado Bolívar
Desde la ONG subrayaron además el daño que causa la explotación ilegal de estos minerales al medio ambiente y a la salud de las personas que consiguen en esta riesgosa tarea la respuesta a la crisis que vive Venezuela.
Detallaron que cada vez son más las personas que optan por irse a la minas al sur del estado Bolívar, aun conociendo los riesgo que en ellas se viven. «La migración económica interna debido a la crisis económica y humanitaria en Venezuela ha incrementado la cantidad de personas que buscan trabajo en la actividad minera. Muchos residentes viven atemorizados y están expuestos a severas condiciones laborales, saneamiento deficiente y un riesgo muy alto de contraer enfermedades como la malaria».
Residentes entrevistados por HRW describieron las malas condiciones bajo las que deben trabajar los mineros, lo que incluían cumplir turnos de 12 horas sin equipos de protección y la presencia de niños, algunos de apenas 10 años, trabajando con los adultos.
La epidemia de malaria que afecta a Venezuela tiene una estrecha correlación con el aumento repentino de la minería ilegal en el sur de del país. Los mineros suelen vivir a la intemperie, lo cual aumenta su exposición a los mosquitos. Los pozos mineros deforestados, que se llenan con agua de lluvia, son propicios para los mosquitos que transmiten la malaria.
Casi todas las personas entrevistadas que habían trabajado en minas o localidades mineras habían tenido malaria, muchas de ellas varias veces. Todo esto en medio de un sistema de salud colapsado que no ha podido proveer tratamiento médico a todos los pacientes. Varios entrevistados dijeron que a veces tienen que comprar los medicamentos contra la malaria, que pueden costar hasta dos gramos de oro, el equivalente en el mercado internacional a un valor de cerca de 100 dólares estadounidenses.
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