#GuachimanElectoral Candidatos apuntan a la demanda ciudadana, aunque sin ruta de acción
Los especialistas consultados por el Guachimán Electoral afirman que el cambio político es un punto en común en las agendas de la opción unitaria y otros candidatos opositores, ya que es el tema álgido entre el electorado. El discurso del chavismo, por su lado, se apoya en el clientelismo y preservación del status quo para conseguir la reelección
Valentina Gil | Guachimán Electoral
A 61 días de la elección presidencial y sin que haya iniciado formalmente la campaña, los candidatos han tomado los recursos que tienen a mano para transmitir sus mensajes. ¿Cuáles han sido sus prioridades? ¿A qué sectores quieren llegarle? ¿Qué temas les han faltado? En este análisis del discurso, el Guachimán Electoral busca despejar algunas de estas interrogantes.
En su primer mitin oficial, Edmundo González Urrutia habló sobre un cambio de gobierno pacífico y ordenado, con una «alternancia en paz, en el que todas las fuerzas políticas podrán ejercer sus fuerzas políticas en el marco de la Constitución». También en entrevistas posteriores ha calificado como primordial la reinstitucionalización de Venezuela y la aplicación de la justicia transicional para la reparación, en caso de ganar.
Según los expertos, esta propuesta responde a la demanda de cambio político de la sociedad. Sondeos de opinión pública, a cargo de las firmas Datincorp, Datanálisis y Delphos, así lo demuestran: 80% de la población venezolana desea un cambio en sus condiciones de vida y en el rumbo político mediante la ruta electoral.
«Esa es la trama central de la película, y Edmundo es la expresión final de esa demanda. A mi modo de ver, una decisión estratégicamente correcta de parte de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD). Lo que está transmitiendo es serenidad, hablando de reconciliación de los venezolanos, de garantías para factores del chavismo. Si se desea iniciar una transición a la democracia, esto es fundamental», comenta John Magdaleno, politólogo y profesor universitario.
Pero González Urrutia no es el único que ha hablado sobre posibles acuerdos para una eventual transición política y superar la polarización. En el Guachimán Electoral detectamos que estos temas también han sido abordados por candidatos de la oposición no tradicional. En parte porque es una demanda de interés para el electorado. Pero, por otro lado, Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos de la UCAB, considera que incluir estos temas en sus agendas también responde a una necesidad de asemejar sus candidaturas a la de la PUD y así atraer la atención de los votantes.
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En este sentido, Carmen Beatriz Fernández, experta en comunicación política, destaca que no todo el que hable de cambio o de transición va a recibir las mieles del contento popular solo porque hable del tema que quiere la sociedad. Para que haya credibilidad, el candidato en cuestión debe generar la confianza suficiente entre los electores. Y en el caso de Edmundo González, cuenta tanto con el respaldo de la Plataforma Unitaria como de María Corina Machado.
Asimismo, el politólogo y abogado Luis Salamanca señala que entre algunos candidatos minoritarios parece haber un sesgo por mostrarse como una alternativa a la opción unitaria. «Lo cual no tiene mucho sentido para ganar votos, porque se supone que vas en contra de lo establecido».
Poco contacto con el electorado
El oficialismo no parece tener una estrategia comunicacional clara, a juicio de los expertos. Por un lado, promete mejorar la eficacia gubernamental una vez que se logre una eventual reelección y, a partir de ese hecho, corregir los problemas. Por el otro, de acuerdo con el politólogo Alarcón, se intenta generar la impresión de que no habrá un cambio político:
«Hay un metamensaje: Nadie me va a mover de aquí y nada va a cambiar. Si tú quieres tener algo, tienes que entenderte conmigo y apoyarme, porque al final quien maneja los recursos soy yo. Ese mensaje digamos que, de alguna manera cala, no tanto porque la estrategia sea buena, sino por una especie de resignación aprendida. La gente al final del día siente que ha pasado por esto varias veces y eso podría jugar a su favor, pero la realidad es que la construcción de mensajes termina siendo muy mala», señala Alarcón.
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Beatriz Fernández añade a la lectura que el oficialismo también pretende enviar un mensaje retaliativo: «Cuando vemos a Diosdado recorriendo los mismos estados que María Corina, no solo lo hace porque le marca la agenda, sino porque está mandando un mensaje de intimidación a las propias bases del chavismo. Es un mensaje de ‘no te me desvíes’. Supervisa a los adversarios políticos y fundamentalmente a las bases más duras del oficialismo».
Sin embargo, John Magdaleno considera que el principal problema de la estrategia política y comunicacional del gobierno es que hay un desencanto generalizado y una creciente irritación, producto de las malas decisiones administrativas. Igualmente, aunque el chavismo apele al clientelismo para ganar, no tiene con qué financiar sus promesas. «Ya no cuentan con abundantes recursos económicos y financieros como para aumentar el nivel del gasto público, como se hizo históricamente en tiempos de Hugo Chávez. Ya ni se puede aumentar de forma significativa el ingreso real».
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Este hartazgo se evidencia también en redes sociales, donde Nicolás Maduro ha insistido en mostrarse como un candidato simpático y cercano a los jóvenes. Pese a que cuenta con una audiencia considerable –1,4 millones de seguidores en Instagram y 1,6 millones en TikTok–, el chavismo ha movilizado su militancia, organismos públicos y actores afines para superar una supuesta censura de sus contenidos, que al final no responde necesariamente a motivos políticos, pues el comportamiento de cada usuario determina el contenido que la red social le ofrece.
Amanecerá el 29 de julio ¿y veremos?
Los expertos coinciden en que es necesario que los candidatos hablen sobre cómo lograrán aquello que prometen y con qué recursos cuentan, particularmente en lo que se refiere a la transición política, pues no es un proceso inmediato.
«Es un tema complejo que no estaría demás que se fuera explicando de forma didáctica a la población venezolana. demanda ofrecer garantías e incentivos a algunos factores del poder para que puedan irse, porque a nadie le gusta perderlo todo, especialmente después de estos años. También es importante explicarle al país cómo se va a procurar una recuperación de la economía sostenible en el tiempo. Los estudios de opinión señalan que los temas económicos son centrales al manejo del cambio político», precisa Magdaleno.
También consideran que es importante definir qué papel tendrán los otros poderes del Estado en dicho proceso, al igual que hablarle a sectores como la Fuerza Armada Nacional (FAN) o la administración pública.
«Es importante que la gente sepa que después de un cambio político sigue habiendo vida y no que se arrasará con todo. Que la gente sienta que hay una visión de futuro para un sector que ha sido muy cuestionado. Es importante que el empleado público, por ejemplo, sepa que no lo van a botar al día siguiente, sino que seguirá pero bajo un nuevo liderazgo y posiblemente haciendo cosas distintas o haciéndolas de otra manera», detalla Alarcón.