Guaidó: «No me gustaría que la próxima víctima de esos tres partidos sea la primaria»
Durante cuatro años, Juan Guaidó buscó «construir capacidades» para derrotar a Nicolás Maduro desde una posición inédita: una presidencia encargada a partir de ser la cabeza del parlamento. Todos los tiempos legales se vencieron pero los diputados extendieron la vigencia de ambas cosas, hasta este 2023. Ahora el de Voluntad Popular hace repaso de su gestión y anuncia próximos pasos, mientras le preguntamos: ¿contará los intríngulis del 30-A?
Juan Guaidó está orgulloso de lo hecho durante cuatro años como presidente encargado de Venezuela, título que le dio —y quitó— la Asamblea Nacional de 2015 de la que forma parte. Un balance de gestión lo recita cual ametralladora: «Pusimos al país en el mapa geopolítico, en el mapa de prioridades del mundo. Le dimos relevancia a nuetros migrantes y refugiados, a la emergencia humanitaria compleja, y eso llevó a movilizar recursos a través de las agencias multilaterales, a que se revalidaran los títulos de los migrantes, a extender pasaportes».
También afirma que el interinato fue una innovación como mecanismo de lucha, que permitió resistir la dictadura estando en el terreno. «Algo muy inédito y complejo, muy audaz en el mundo entero. Una herramienta para tener una silla en la OEA, para frenar a la dictadura de robar dinero de fondos protegidos, para que fuesen señalados por violaciones a derechos humanos, para hacer presión diplomática». Y después repasa la acción social, como el programa Héroes de la Salud que entregó dinero a personal médico y de enfermería.
En definitiva, lo que él considera fue una defensa de la Constitución, «a pesar de que hoy una mayoría parlamentaria dirigida por tres líderes de partidos decidieron capitular una herramienta importante».
Pero a Juan Guaidó le cuesta apuntarse a sí mismo para señalar algo mal hecho. El yo nunca llega.
«Estamos en profundo proceso de reflexión, de revisión, de qué hicimos bien, qué hubiésemos hecho mejor, y qué no debemos repetir. Por ejemplo la ley del Estatuto de Transición, que sirvió para ponerle una suerte de camisa de fuerza al presidente y hacía muy lenta la toma de decisiones, porque todo debía ser aprobado por la Asamblea Nacional, que se debe respetar y prevalecer como contrapeso, pero sin ser una camisa de fuerza para accionar».
En entrevista con TalCual en Caracas, el varguense hace recuento de varias iniciativas que, afirma, fueron bloqueadas por el parlamento de 2015. Y ejemplifica: «El programa Héroes de la Salud debimos llevarlo a profesores y otros gremios necesitados, y no se pudo por el sobrecontrol parlamentario y la negativa de fracciones de la Asamblea Nacional. Incluso estuvimos pensando en su momento llevarlo a los militares, y obviamente lo negó el cuerpo legislativo».
Juan Guaidó deja ver que el tira y encoge político durante cuatro años privilegió la gobernabilidad y la unidad, «que luego del 5 de enero se ve lo frágil que fue manejarla. Lo pudimos hacer con sus costos y con sus beneficios. Es un ganar y perder».
Leopoldo López, líder del partido donde milita Guaidó, dijo en Twitter el 5 de enero de 2023 que «aceptar la construcción de un gobierno interino donde las fracciones parlamentarias asumieran el control del poder ejecutivo fue un error. Lo hicimos para fortalecer una unidad política necesaria, hoy entendemos estuvo mal planteada (…) a Juan Guaidó desde la Asamblea Nacional le ataron las manos, y lo que comenzó como un control político rápidamente derivó en chantaje y traición».
Dentro del país, el expresidente del Legislativo lo secunda y dice que «eso fue parte de lo que evaluamos en el mismísimo 2019, pero producto de la sobre ley, cuyo término jurídico no existe pero es para que se entienda, no gozó del respaldo mayoritario». Ahora, «pensemos en la Venezuela que viene: imagínate que elijamos un nuevo o una nueva líder de la alternativa democrática. No queremos que un nuevo líder tenga sobreamarres más allá de los naturales y necesarios contrapesos. Por eso necesitamos llegar a acuerdos de gobernabilidad que no amarren a quien debe liderar y dirigir».
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—Durante buena parte de estos cuatro años se asumió que el presidente encargado era también el líder de la oposición. ¿Hubo envidia política en la decisión de suprimirlo del cargo?
—El ataque a Juan Guaidó era a la institución presidente encargado, a la institución presidente del parlamento, a la institución gobierno interino, era hacerle un daño a la figura política que ha resistido durante todos estos años en contra de la dictadura. Seguir un esquema de quítate tú para ponerme yo, como lo estamos viendo desde hace 30 años, es totalmente nocivo para la nación y para las instituciones. Así que lamentaría pensar que la decisión que impulsó a estos tres partidos políticos a capitular la herramienta de lucha gobierno interino fue un cálculo electoral.
—¿Separar la presidencia encargada de la AN la hubiese hecho perenne, porque ninguna votación de diputados la hubiese podido eliminar, no?
—Se dice que se eliminó el gobierno interino pero se mantiene todo el gobierno interino, las juntas del BCV, una Junta Administradora del Gasto. Es decir, lo que en la práctica se hizo de manera inconstitucional fue eliminar la figura del presidente encargado porque trasladaron las competencias a una comisión supuestamente ejecutiva.
—Tomás Guanipa dijo que el cese del interinato había sido planteado y adelantado un acuerdo en el G4 hace varios meses, con presencia de VP. ¿Lo confirma?
—Mi posición y la de los diputados que me han acompañado, que se mantuvieron firmes defendiendo la Constitución, es muy clara. Ahora está este salto al vacío. Jamás estaría dispuesto a ir en contra de nuestra Constitución, por difícil que sea defenderla. Y aquí un argumento adicional: si decimos que el gobierno interino no logró el objetivo principal para el cual fue diseñado, y estoy de acuerdo con eso, ¿podemos decir eso del parlamento nacional que tiene siete años y ya vamos para ocho de resistencia democrática? La respuesta es obvia. ¿Por eso disolveríamos el parlamento nacional? La respuesta también es obvia. Claro que no, por Dios, no entreguemos la herramienta de lucha, defendámosla.
—En los pasillos políticos se insiste en que usted nunca logró salirse de la sombra de Leopoldo López en estos cuatro años.
—Está en lo en los corrillos o en los pasillos de la política, pero cuando le preguntas a la gente no lo ve de esa manera. Yo procuré articular políticamente con todos los partidos de la alternativa democrática. Yo creo que esto es parte de los argumentos o a veces excusas que se usan para justificar acciones no tan buenas, trasladando la culpa a otra persona.
—¿Puede recordar alguna ocasión en la que le llevase la contraria a Leopoldo López?
—Mira, puedo hablar del 2006. Leopoldo en una famosa manifestación que denominamos «Acostados por la vida», cuando éramos estudiantes, se montó en la tarima y le dijimos que estaba acordado que ningún político hablara. Y bueno, no habló. Esa fue mi primera contradicción con él. Yo jamás he tenido miedo de ver a la gente a la cara y decir lo que creo, lo que siento, lo que pienso.
—Recuerda alguna oportunidad en la que se llevaron la contraria siendo usted presidente encargado?
—Muchas veces. No recuerdo ninguna específica, pero sin duda.
La transparencia como materia pendiente
Juan Guaidó debe preparar su última rendición de cuentas como presidente de la AN-2015 y entregarla antes del 18 de febrero de 2023. Durante cuatro años al frente de ese parlamento y del gobierno interino llovieron las acusaciones de falta de transparencia y hasta de corrupción. Más recientemente asumidas incluso por diputados para justificar el cese del interinato cuyas decisiones apoyaron a mano alzada.
—En general, ha habido una sensación de que la opacidad le ganó la partida a la política venezolana, incluyendo al interinato. Nadie está muy claro de cuánto dinero manejó usted como presidente encargado, cuánto cuesta esa Asamblea Nacional, finalmente el 29 de diciembre y luego de cuatro años una diputada dijo que cada parlamentario gana unos 1.500 dólares, luego de mucha insistencia, no ha habido ninguna sanción contra señalados en escándalos de corrupción. ¿Cómo se evalúa usted en este sentido?
—Estando en dictadura hemos hecho todo lo posible por ser transparentes. En la página del BCV (ad hoc) están las partidas aprobadas, los créditos transferidos, está tipificado cada uno de los montos. Algunos quieren nombres y apellidos, pero ahí sí es una locura estando en dictadura. Hemos rendido cuentas, como también lo ha hecho Horacio Medina (Pdvsa ad hoc), el procurador (Enrique) Sánchez Falcón, que detalló cada uno de los juicios, los montos. Sobre lo que sucedió en Cúcuta se hizo un informe con Transparencia Venezuela. Allí se intentó confundir lo que es ayuda humanitaria con ayuda a los militares, las donaciones que se recibieron. Había también mucho de propaganda y pocos espacios de información y comunicación.
En noviembre del año pasado desglosé rubro por rubro dónde se había invertido. Hay que diferenciar cooperación internacional con fondos públicos. Nos faltaba tiempo para explicar. El procurador Sanchez Falcón fue interpelado en la AN (de 2015), la Comisión de Administracion de Gasto tuvo sus informes aprobados unánimemente y ha recibido dos auditorías con firmas internacionales, que haré públicas. Lo que hemos tenido es poca capacidad de comunicación y sí un equilibrio sobre la identidad de quienes pudieran ser vulnerables de ataques por parte de la dictadura.
Y voy más allá. Yo mismo denuncié lo que sucedió en Monomeros y directamente ordené la investigación. Dimos un informe que se aprobó en la Comisión de Contraloría. Respaldé la responsabilidad política de esa gerencia y promulgué un decreto para hacer auditorías independientes y la remoción completa de la directiva, que luego fue rechazado por la Asamblea Nacional.
—Usted no presentó rendición de cuentas en 2020 ni en 2021, sino hasta 2022 luego de un exhorto del TSJ en el exilio, dicen reportes periodísticos. Ese informe, que Crónica.Uno calificó como suscinto, no se llegó a discutir en delegada ni en plenaria, y los diputados tampoco lo reclamaron. Pareciera que la transparencia no siempre era un deseo manifiesto.
—No fue suscinto. Ahí está de hecho muy amplio y podemos acompañarlo por cierto de todo lo que hicieron los embajadores. En 2020 y 2021 hubo rendición de cuentas. El presupuesto por lo que debemos rendir cuentas se aprobó en febrero del 2020 y no se empezó a ejecutar hasta finales del 2020, entonces está acorde incluso a cuando pudimos rendir cuentas de los primeros recursos que se pudieron utilizar de fondos públicos.
—¿La discusión sobre corrupción en el interinato se usó como arma política por diputados de la AN-2015 que antes apoyaron todas las decisiones del propio interinato?
—Hay una que no: la destitución, investigación, remoción y auditoría externa de Monómeros que solicité. Esa no fue apoyada. Me encantaría que alguno de ellos dijera públicamente por qué no acompañar algo tan sencillo como eso, sino trasladar la responsabilidad a terceros o cuartos. El parlamento me bloqueó la remoción de algo tan sencillo como una junta directiva y ahora se pretende señalar con el dedo. Utilizar argumentos falaces pareciera más excusas que otra cosa, justificaciones sin sentido de acciones que no han sabido explicarle al país.
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Candidato… ya va
Juan Guaido ahora pone la mirada en la primaria opositora, aunque aún escurre el bulto si se le pregunta por una candidatura. Dice que primero hay que garantizar que efectivamente las haya.
«No me gustaría que la próxima víctima de los mismos tres partidos o líderes de esos tres partidos que han tomado decisiones los últimos 20 años por todos los venezolanos, y algunos por 30 años por cierto, sea la posibilidad de la unión de todos que es a través de la primaria. El próximo paso para mí es pedir un cronograma, ayudar con toda mi fuerza a que se den, y evaluar pertinentemente mi participacion o no en ese proceso».
—¿Qué lo haría no ser candidato?
—Yo voy a ejercer mi liderazgo hasta el fondo. Hay mucha gente que me ha acompañado en este proceso que cree en nosotros, que cree en mí, y no los vamos a defraudar. Pero hay que evaluar todo, pensar en el país, en una unión superior, en la renovación del liderazgo. Vamos por pasos. Hay que reencauzar a la altarnativa democrática, a la unidad. Hay que lograr la participación de personas dentro y fuera del país, un acuerdo de gobernabilidad, un plan país mínimo común.
—¿Hay suficiente saliva de loro para pegar ese jarrón de la unidad que se rompió?
—Lo primero es reconocer que se rompió. Yo creo que esa unidad no da más, y hay que trascenderla. Lo que no puede quedar aislado es el objetivo. En el corto plazo eso significa ir a primarias, pero no se puede recargar en el ciudadano la responsabilidad de reconstruir la unidad, sino que hay que tener audacia y pasar un proceso de sana reflexión. Yo hago un llamado aquí: basta de señalar y hasta de buscar culpables, vamos a asumir responsabilidades. Luego de 20 años, ¿quién asume responsabilidad por la conducción de la oposición? Yo voy a rendir cuentas por cuatro años y voy a asumir mi responsabilidades, y me disculpas la expresión pero ¿dónde carajo está la rendición de cuentas de la conducción de los últimos 20 años? Asuman y asumamos.
—¿Ha hablado con Dinorah Figuera?
—No he recibido hasta ahora llamada de Dinorah. Trataré de comunicarme con ella los próximos días para, de alguna manera, ponerme a la orden, pero también para dejar muy marcado lo que ha sido mi petición y mi lucha: la defensa de la Constitución y que no puede quedar vacío el artículo 233.
—Ahora que no es presidente encargado, ¿es más vulnerable a ser perseguido y encarcelado?
—Eso le preocupa principalmente a mi familia. Pero sería una paradoja porque sería el reconocimiento de la dictadura a la existencia del gobierno encargado, y al pánico y el miedo que le tiene a Estados Unidos. Ciertamente estamos en riesgo, siempre lo hemos estado. Nosotros lo sopesamos, lo asumimos y seguimos enfrentando al régimen de Nicolás Maduro.
—¿Cómo vivió el paso de movilizar a multitudes a ver mermado el apoyo popular, que se dice comenzó luego del 30 de abril de 2019?
—Lo del 30A es una es otra famosa falacia, sembrada por algunos intereses políticos partidistas, porque la gira por Davos, España, Estados Unidos, Canadá fue en febrero del 2020. Es decir, casi un año después. Nunca olvidaré lo que pasó esa vez en la plaza Sol de Madrid. La última gran manifestación que hicimos fue el 10 de marzo del 2020. Una semana después vino el encierro total por el covid. Esa variable, la pandemia, no la podemos descartar. Lo que nos llevó a no continuar en un proceso muy intenso de acompañamiento de la gente en la calle fue la pandemia, no la falta de apoyo. Yo creo que hay que reconectar con ese sentimiento que está ahí latente.
—Algún día contará los detalles del 30 de abril, de si estaban o no metidos Maikel Moreno o Vladimir Padrino, de quién no dio alguna orden, de que si el hecho debía ocurrir el 1° de mayo y usted y Leopoldo López supuestamente lo adelantaron un día?
—Hay muchas cosas que contar y que decir, y sin duda lo haremos porque Venezuela no solamente quiere saber sino que lo merece. Pero será poco a poco. Tenemos poco espacio para comunicar y hay que ir focalizando lo que viene en el corto plazo.