Guardianes de la Galaxia 3: James Gunn desafía la fatiga del universo Marvel
Se estrena en cines la tercera entrega de la saga Guardianes de la Galaxia, el baile de despedida de James Gunn como realizador al servicio de Marvel y su película más personal con el grupo de criaturas espaciales que exploran mundos y escuchan música pop
Guardianes de la Galaxia volúmen 3 le pone cierre a la trilogía más consistente del Universo Marvel. De la mano de James Gunn, la cinta se alza como un cierre perfecto para una saga que comenzó hace más de una década como un reto: hacer relevantes unos personajes de cómics de Marvel que no eran tan reconocidos como los grandes héroes de la marca (Iron Man, Capitán América, Spider Man, Hulk, etc). El realizador lo hizo y ahora les dice adiós para asumir las riendas de DC y volar con Superman.
La tercera entrega de los Guardianes aprovecha el desarrollo narrativo de sus protagonistas y de los mundos que ha ido delineando a lo largo de la franquicia, afortunadamente sin depender de otras historias, de otras series o películas de ese «universo» (el UCM). Es un filme robusto pero a la vez limitado a las márgenes que su propio director y guionista le ha dibujado.
Se trata de un un punto a favor frente a los nuevos modos de mercadeo audiovisual forzado de «tienes que ver este otro producto antes para entender» o, peor aún, la noción de las más recientes producciones de Marvel habitualmente enfocadas en ser más un trampolín hacia el siguiente lanzamiento que en desarrollar su propia tesis. En este caso, quizá solo ocurre con Adam Warlock, que en vez de convertirse en figura central de la trama termina haciendo poco hasta justificar su mera presencia casi al final del metraje, quedando disponible para ser usado en futuros lanzamientos del UCM.
Guardianes de la Galaxia 3 completa los arcos narrativos, con un James Gunn demostrando su habilidad para calibrar el sentido del humor, la acción y las emociones. Porque es una película que conmueve, que le imprime tridimensionalidad a sus personajes por más absurdo que suene llorar por un mapache genéticamente modificado que viaja en naves espaciales.
La puesta en escena muestra una vibrante paleta de colores y decisiones estéticas hechas para dejar claro que esta es una película que también se permite no tomarse demasiado en serio a sí misma. Un contraste con las coreografías exquisitas que coronan las secuencias de peleas, desde la de los primeros minutos hasta la que conduce al desenlace, hecha para dejar al respetable con la boca abierta.
Mención aparte merece la banda sonora, siempre llena de éxitos. Ahora la playlist incluye notas de décadas más recientes (Beastie Boys, The Replacements, Florence + the Machine, Radiohead) aunque la referencia clásica para estos héroes sigan siendo de los años 70 con Since You’ve Been Gone de Rainbow (1979) y la principal, reconocida así en pantalla, «Come And Get Your Love» de Redbone (1974).
Esta película demuestra que las producciones de Marvel no tienen que estar agotadas, aunque su «fórmula» sí deba ser revisada. La cinta no es la mejor de ese universo, pero quizá puede servir como modelo para títulos posteriores, que permitan desarrollar visiones más personales, donde el realizador deje impronta, respete a sus personajes y presente un villano creíble y sin ambages (interpretado en este caso por Chukwudi Iwuji).
Una respuesta de Gunn al reto de encajar una historia luego de Avengers: Endgame. Porque Gamora ya no está, pero sí está aunque es otra. Porque Mantis y Quill son hermanos. Porque Nebula es el resultado de torturas paternas. Porque «yo soy Groot». Porque Drax no es tan destructor y porque Rocket tiene pasado.
El guionista resuelve todo aquello con humor pero también incorporando profundidad dramática allí donde cabe. Esta es la película más oscura de la trilogía y la de mayor peso emocional. Aunque Gunn haya optado por dejar vivir. Atención a todos los subtextos.
«Creo que es muy difícil (hacer buenas películas) con la estela de Avengers: Endgame«, confesó en una entrevista reciente. En esa misma conversación dio con la clave que exploró para que su película termine traducida en una cinta bien lograda: «Creo que la fatiga que existe con los superhéroes no tiene nada que ver con los superhéroes. Tiene que ver con el tipo de historias que se cuentan, y se suele perder de vista a la pelota, que es el personaje».