Hablando de Mercenarios, por Carlos M. Montenegro
No sé ustedes, pero yo sinceramente no doy para tanto asombro. Cuando entre mi naturaleza incauta y mi abultado almanaque pienso que ya lo he visto todo, resulta ser vana ilusión. Después de dos décadas revolucionarias aún no he aprendido que si eso fuera posible, en la Venezuela del siglo XXI la creatividad para causar asombro es infinita.
Ahora resulta que andamos metidos en una especie de juguete cómico al estilo de los “bufos habaneros” Se trata de la invasión denominada Operación Gedeón que como todo el mundo sabe fue desarticulada por completo por las fuerzas de este régimen que se las saben todas, según el presidente de facto explica muy bien por tv, en cadenas continuas
A pesar de que la agencia internacional AP reveló dos días antes el plan y los nombres de sus líderes, el operativo continuó; era como si abortarlo significara fracasar en el plan, que no era invadir sino ser atrapados en el intento para que el régimen pudiera ufanarse a los cuatro vientos de haber frustrado un cuasi desembarco de Normandía, ya saben, el efectuado por ingleses canadienses y gringos el 6 de junio de 1944.
Fue un desembarco anfibio que utilizó cinco mil barcos que transportaron, solo aquel día lluvioso, ciento sesenta mil soldados y unas semanas después a más de tres millones de soldados aliados con todo su equipamiento. Todo eso precedido por un asalto aerotransportado con mil doscientas aviones que soltaron decenas de miles de paracaidistas en la retaguardia nazi.
Esos días los gringos corrieron con mucha suerte, pues les fue mejor ese día que en el fallido desembarco en las playas venezolanas del 3 al 7 de mayo de 2020. La operación Overload, aquí fue Gedeón, y las playas normandas Omaha e Idaho, aquí fueron las varguenses y aragüeñas Macuto y Chuao.
Según los cronistas bolivarianos, excepto los nombres de jefes al mando y algunos detalles de menor consideración, la operación Overload que Churchill y Roosevelt encomendaron a Eisenhower y Montgomery, era muy similar a la que Trump y sus aliados encargaron esta vez para la operación Gedeón.
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En el lado gringo pudieron tener cierta ventaja para el desembarco, no prevista por sus jefes que no aprovecharon y es que debido a la cuarentena por el covid-19, las playas estarían desiertas de turistas y bañistas, lo que facilitaba el desembarco de las tropas y sus pertrechos libre de curiosos y mirones. Las fuerzas invasoras combinadas no estuvieron a la altura, y como es de sobra repetido como letanía por los portavoces oficiales de todos los estratos, no se esperaban la eficacia del despliegue de las tropas de la patria que enfocaron todo su valor y profesionalismo en defender el territorio y desarticular la invasión*.
La vicepresidenta de turno señaló el domingo pasado que las autoridades seguirán en unión cívico-militar para combatir a mercenarios que pretenden desestabilizar al país. La funcionaria indicó que «la Milicia y Fuerza Armada Nacional Bolivariana resguardan la soberanía nacional» y añadió «aquí no va a quedar un solo mercenario que vino a causar violencia a Venezuela sin que lo capture la unión cívico-militar policial, se han dado importantes avances» (sic).
De tales declaraciones se descuelgan indicios de la escasez de conocimientos con que cuenta, respecto a esa casta llamada. Según ella los perpetradores de la invasión cometieron el error de contratar mercenarios que lo echaron todo a perder.
Y es que estos gringos no aprenden y cuando se enfrentan con verdaderos patriotas bolivarianos pasa que son desbaratados. Todavía hay por esos montes un poco de mercenarios que las fuerzas oficiales andan correteando y que serán atrapados. Pero sin prisas.
No está de más pasearse por algo relativo a lo que han sido y son los mercenarios, y poder contrastar con los que nos han informado de los de la desbaratada invasión Gedeón. Un mercenario se define como un soldado o persona con experiencia militar que lucha o participa en un conflicto bélico por su beneficio económico y personal, normalmente sin motivaciones políticas, filosóficas, ideológicas, religiosas o de nacionalidad.
Cuando un soldado, representa a su nación, está dispuesto a luchar por la causa a favor de su patria y sus connacionales, sin embargo, el mercenario lo hace solamente con ánimo de lucro, poniéndose a sueldo de una causa o nación extranjera.
Son fuerzas organizadas jerárquicamente altamente especializadas para la guerra, por lo que se les paga muy bien dado el riesgo. Por eso desde el Medioevo se les conoce como soldados de fortuna.
Aunque originalmente el término mercenario hacía referencia al soldado que prestaba sus servicios a ejércitos extranjeros a cambio de una retribución económica, hoy en día también se utiliza para referirse a todo aquel que trabaja por cuenta ajena y se ofrece al mejor postor, no importándole cambiar continuamente de empleo, aunque con ello se le acuse de competencia desleal o deslealtad a la empresa.
En la Convención de Ginebra de existe un protocolo de 1977, relativo a la protección de las víctimas de conflictos armados internacionales donde se establece que un mercenario es cualquier persona que:
- Ha sido reclutado o embarcado específicamente con el fin de luchar en un conflicto armado.
- No es nacional de ninguna de las partes en conflicto ni residente de ningún territorio controlado por estas.
- No es miembro de las fuerzas armadas de ninguna de las partes del conflicto,
- No ha sido enviado por ningún Estado ajeno a las partes en conflicto en cumplimiento del deber como miembro de sus fuerzas armadas.
La única excepción sería que la persona juzgada fuera ciudadano o súbdito de la autoridad nacional que le juzga, en cuyo caso no podría ser considerado un mercenario.
Los primeros datos sobre el uso de mercenarios vienen del Antiguo Egipto, hacia 1500 a.C, cuando el faraón Ramsés II contrató a 18.000 combatientes en el transcurso de sus batallas, el cobro era lo que saqueaban más la comida y agua.
El rey persa Darío III contrató a Memnón de Rodas como comandante de los mercenarios griegos para luchar contra Alejandro Magno cuando invadió Persia, venciéndolos en la batalla del Gránico 334 a.C. Alejandro también empleaba a mercenarios griegos durante sus campañas. Eran éstos unos hombres que luchaban directamente para él, y no como el resto de las unidades de su ejército que procedían de los ejércitos de las Ciudades Estado.
La Guardia varega fue una unidad de mercenarios de élite entre los siglos X y XIV, de procedencia vikinga cuyos miembros servían como guardia personal de los emperadores bizantinos. La guardia fue formada por primera vez durante el reinado del emperador Basilio II en 988. En el siglo XI hubo otros dos reinos europeos, Rusia e Inglaterra que reclutaron mercenarios vikingos.
El cartaginense Aníbal Barca contrató pastores de las Islas Baleares como lanzadores de honda durante las guerras púnicas contra Roma. La mayor parte de los militares cartagineses, excepto los altos oficiales, la marina y la guardia de palacio, eran mercenarios,
Los Almogávares originalmente eran pequeños grupos armados de sarracenos dedicados a ataque por sorpresa y al saqueo. Con el tiempo se convirtieron en mercenarios como tropas de choque, espionaje y guerrilla, siendo utilizados por todos los reinos cristianos de la península ibérica durante la Reconquista. Eran básicamente fuerzas de infantería ligera, famosos por el eficaz papel que desempeñaron en la conquista del Mediterráneo para la Corona de Aragón entre los siglos XIII y XIV.
Los mercenarios suizos eran buscados durante la segunda mitad del siglo XV por ser una fuerza de combate esencialmente efectiva, hasta que sus rígidas formaciones de batalla se hicieron vulnerables a los arcabuces y a la artillería que se surgió en ese periodo.
Los lansquenetes (en alemán Landsknecht, de Land servidor del país) fue el nombre con que se designó a los mercenarios alemanes que operaron entre el siglo XV y el XVII, con reputación de irreductibles. Se convirtieron en la fuerza más formidable de su tiempo, siendo contratados por las mayores potencias de Europa, llegando incluso a luchar en bandos opuestos.
En Italia, las tropas mercenarias son llamadas condottieri. El condottiero era un jefe militar que ofrecía sus tropas al servicio de las ciudades estado como Venecia, Milán Florencia o Génova para sus guerras ya que no tenían ejército propio. Había veces que los mismos condottieros se volvían regentes de alguna, como el condottiero Francisco Sforza que lo fue de Milán, muy mencionado por Maquiavelo en El Príncipe, destacando su habilidad para gobernar, y también como ejemplo ilustrativo del peligro que conlleva para un gobernante apoyarse en tropas mercenarias.
En la década de los sesenta del siglo XX, años de descolonización, los mercenarios fueron muy activos en múltiples guerras africanas. A mediados de los años 70, el condottiero británico John Banks reclutó mercenarios para luchar a favor del Frente Nacional de Liberación de Angola (FNLA) contra el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) durante la guerra civil tras conseguir Angola la independencia de Portugal en 1975.
En Nigeria mercenarios lucharon a favor de Biafra con la 4ª Brigada de comandos para independizarla durante la guerra civil entre 1967 y 1970. También en 1995 el veterano de Vietnam Bob MacKenzie, mientras comandaba un escuadrón de mercenarios Gurkhas en los Montes Malal cayó herido de muerte durante la devastadora guerra civil de Sierra Leona que duró diez años (1991-2001).
Ya en este siglo aparecieron las empresas militares privadas son compañías que ofrecen logística, mano de obra y otros servicios para fuerzas militares, o sea mercenarios. Sus contratistas son civiles autorizados para acompañar a las tropas en el teatro de operaciones. Están en pleno desarrollo, pero ese es un tema para otra ocasión.
Con tanta historia donde aprender, al imperio no se le ocurre otra cosa que lanzar una invasión nada menos que a un país como éste con un poco de mercenarios balurdos, que ni cobraron, y sin tener en cuenta lo que les esperaba.
*Tal vez la diligente “Milicia y Fuerza Armada Nacional Bolivariana” que la vicepresidenta tanto ensalzó no intervino, tal vez por considerarlos como asuntos domésticos menores, para detener la matazón durante una semana entre las bandas de Wilexis, ex aliado de la causa bolivariana del sobrellevado, y su rival el “Gusano” en el barrio Jose Félix Ribas de Petare, por el control del Barrio.
Tampoco en la masacre de la cárcel de Guanare que dejó tendidos 47 cadáveres. Comenzó luego de que guardias chavistas comenzaran a robar el alimento que los presos recibían de sus familiares, su única fuente de sustento. Dos reclusos aseguraron que los soldados ejecutaron a varios de los heridos en el suelo
Al parecer el régimen comenzó la cacería contra Wilexis luego de que el cabecilla reconociera a Juan Guaidó como presidente encargado, (había sido nombrado hace 3 años juez de paz de la zona por el alcalde José V. Rangel Ávalos).