Hablando de transición…, por Griselda Reyes
Hace ya cierto tiempo en nuestro vocabulario se maneja la palabra transición… Y cobra especial frecuencia en tiempo electoral, desde los tiempos de Hugo Chávez. Expertos y opinadores han señalado, y señalan, posibles virajes político electorales que hasta la fecha no se han materializado. Ante el proceso electoral del 28J, nos preguntamos ¿supondrá éste un proceso de cambio para Venezuela?
En el proceso chileno, al fin del Gobierno de Pinochet; los cambios en España tras el fin de la dictadura franquista; y otros casos en Latinoamérica; se hace evidente el retorno a la vía democracia.
Venezuela no ha escapado al tema, en su política interna: La muerte de Juan Vicente Gómez (1935) y los posteriores gobiernos de Eleazar López Contreras (1935-1941) e Isaías Medina Angarita (1941-1945), permitieron avances en materia de libertades y alternabilidad del poder en Venezuela.
La huida de Marcos Pérez Jiménez (1958) abrió las puertas a la incorporación de hombres y mujeres de todos los sectores de la vida política nacional para sentar las bases del período democrático más sólido de nuestra historia patria.
La validación de partidos políticos, igualdad de condiciones para todos, libertad de conciencia del electorado; promovido bajo y por el Pacto de Punto Fijo, hecho norma fundamental en la constitución del año 1961, permitieron al país 40 años de democracia y con ello, a pesar de sus altos y bajos, el progreso y el bienestar de los venezolanos.
¿Existen hoy las condiciones en Venezuela para que en el cortísimo plazo que supone desde el momento en que se publican estas líneas hasta el día de la elección pueda surgir un movimiento similar a lo antes vivido en el país?
El panorama hoy parece cercenado precisamente para evitar cualquier desliz que de pie a una transición como ésta. Si bien desde el poder hacen todo su esfuerzo para evitarlo, de este lado de la acera, no hay criterio mínimo para unificar esfuerzos en función de burlar todos los obstáculos que supone la carrera presidencial.
Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba, padres del «puntofijismo», engranaron un frente común para acabar, de una vez por todas, con la sombra de la dictadura. Supieron anteponer, por encima de sus intereses, lo que la República merecía. ¿Corresponde a nuestra dirigencia y clase política actual colocarse ante la historia?
¿Sanciones para la transición?
No quiero concluir este artículo sin hacer mención a los últimos intentos vistos de volver a condenar a todos los venezolanos a una nueva ola de sanciones, ante la falta de resultados en la procura del cambio de Gobierno. No soy, ni he sido, ni seré progobierno, pero es obligante hoy reconocer que no hay objetivo cumplido en el plan extranjero.
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Conciencia colectiva nos exigen los tiempos que vive nuestra patria. Quienes se atrincheran en Miraflores han aprendido a sobrevivir con las medidas foráneas sin retroceder un milímetro, los que aún no saben cómo sobrellevar este tema son las madres y abuelas venezolanas que cada día comen menos para que sus hijos puedan llevarse el pan a la boca.
Griselda Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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