Hablar menos, por Teodoro Petkoff
Es bueno, de vez en cuando, darse una vueltica por el mundo de la economía. Tal vez ello ayude a comprender por qué el país político ha ido perdiendo punch en el interés. Cuando el debate político gira en torno a un tema de tan profundo interés como el reto de Primero Justicia al presidente o el lenguaje de este, es porque no hay más de que hablar. Vamos pues a ver cómo van las cosas en la economía.
Recientemente el Banco Central publicó las cifras correspondientes a los resultados económicos del primer trimestre de 2001. De acuerdo con ellos, el Producto Interno Bruto creció en 3,5%, comparado con el mismo periodo de 2000. Si se desagrega esta cifra se encuentra que el sector público creció sólo en 1,9%, en tanto que el privado lo hizo en 4,5%. Comparados con el primer trimestre de 2000, los números son -1,6% y 2,8% respectivamente. En otras palabras, el comienzo de este año ha sido bastante mejor que el del año pasado.
Sin embargo, contra el último trimestre del año 2000, ¿qué tan bueno ha sido el primero del 2001? Este dato tiene importancia porque permite apreciar la continuidad del desempeño económico. En el periodo octubre-diciembre de 2000, la economía creció en 6,1%. El sector público lo hizo en 5,8% y el privado en 6,3%. Esto significa que en el primer trimestre de 2001 la economía DESCENDIî respecto del último del año anterior. El impulso que traía se detuvo casi drásticamente (3,5% contra 6,1%). Sin duda que el fuerte descenso de la actividad petrolera (1,9 contra 5,8) explica la caída total, pero importa apuntar que también el sector no petrolero cayó respecto del mismo periodo del año pasado (4,5% contra 6,3%). El comportamiento de la economía no ha alcanzado su velocidad de crucero y se muestra errático.
¿Cómo explicar este desempeño? Razones estrictamente económicas no existen. Los ingresos petroleros, si bien menores que en el año anterior, continúan siendo altos y proporcionan considerable holgura fiscal al gobierno. Las reservas internacionales, hasta finales del primer trimestre (es decir, hasta antes del reciente ataque contra la moneda), superaban los 14 mil millones (más los 5 mil y pico del FIEM). La tasa de inflación sigue hacia abajo. ¿Qué ocurre, entonces? La única explicación posible tiene que ver con el discurso político del presidente. Si Chávez pudiera entender que tan sólo con «hablar menos» y con no enviar tantas señales contradictorias y confusas (muchas de ellas provenientes de adláteres suyos, irresponsables y bocones), la economía habría andado mucho mejor en este primer trimestre, quizás el año 2001 podría cerrar con un balance más positivo de lo que muestran los números iniciales.