¿Hacia a dónde vamos?, por Héctor Luis Pérez M.
El 5 de septiembre de 2005 se realizó un foro en el auditorio del Ateneo de Caracas. Moderador: Antonio Sánchez García. Panelistas: Manual Felipe Sierra, Oswaldo Álvarez Paz y Héctor Pérez Marcano. En mi intervención yo planteé que Venezuela y Cuba serían fusionadas y actuarían de allí en adelante como un solo país. Me aventuré a pronosticar que incluso podrían plantearse reformas constitucionales en ambos países que consagraran la nueva situación y le permitiera al gobierno cubano intervenir en Venezuela, caso de que la estabilidad del régimen venezolano peligrara.
Ya se había producido el planteamiento de Chávez quien asistió como invitado a un acto realizado en Matanzas en homenaje al Che Guevara. Allí Chávez, sorpresivamente, afirmó que Venezuela y Cuba eran ya un solo país.
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Carlos Lage y Pérez Roque manifestaron con entusiasmo su apoyo al planteamiento de Chávez. Es más, posteriormente, Carlos Lage a quien para la época se le llamaba el Zar de la Economía Cubana declaró en El Nacional: “Tenemos dos presidentes Fidel y Chávez y un único gobierno”. La oposición venezolana nunca le puso atención a lo que se estaba consumando en sus narices.
Todo este preámbulo es para comentar la decisión del régimen de enviar a Cuba parte de la gasolina llegada desde Irán. Precedida, para confirmar a Cubazuela o Venecuba de la decisión de invitar al embajador cubano –ahora Virrey- a las reuniones del gabinete ejecutivo de Venezuela.
Se agota la cuarentena y los gobiernos se preparan para recuperar sus economías y febrilmente toman decisiones para combatir el enorme desempleo que dejará el coronavirus. ¿Qué hará el régimen venezolano si aquí no hay una economía, si las fuerzas productivas fueron aniquiladas? Ni siquiera podremos apoyarnos en el petróleo porque Pdvsa fue destruida. Ah, pero algo traman pues tienen que mantenerse en el poder. Tienen que proteger los cientos de miles de millones de dólares que se han robado. Algo se ha ido colando.
Piensan privatizar todo el complejo empresarial forjado al calor de Pdvsa. Lo venderán todo. La revolución bolivariana se irá al carajo, el socialismo del siglo XXI también, pero algo tendrán que explicarle a sus militantes que deberán tragar la amarga medicina.
Bueno, tienen ejemplos que seguir. Allí está China que desestatizó todo lo que había estatizado. Allí está Raúl Castro y su fallido esfuerzo por llevar adelante un programa de reformas que saque a Cuba de la miseria. Para que no se hagan buenas las palabras que Fidel le dijo, en uno de sus arranques, a dos periodistas: “El socialismo cubano no nos sirve ni a los cubanos”.
Ah, pero hay que estar mosca. El fracasado régimen ha creado una nueva clase social, la denominan “los enchufados”. Han hecho fortunas inmensas y tratarán de controlar y beneficiarse del proceso de desestatización de todo aquello que la voracidad de Chávez expropió; habrán muchos negocios que intentarán monopolizar, como el de la gasolina.
Atentos: surgirán los teóricos de la nueva clase pero los hechos del derrumbe de Venezuela serán tan patéticos que barrerán al capitalismo monopolista de estado que propició Chávez y fracasó por su matiz neo estalinista y su paternalismo. Ahora se darán cuenta los Barreto o los de Marea Socialista que eso no era socialismo. Era capitalismo de Estado, pero de todos modos bienvenidos sean.
El socialismo del siglo XXI resultó paternalista y autoritario, por tanto inviable.
A partir del fin de la cuarentena se abrirá un cuadro político nuevo, con diversos actores y nuevas contradicciones que bien aprovechadas nos darán la oportunidad de lograr el cambio de régimen.
¿Cómo van a justificar la represión? El fin de la cuarentena será también el fin del régimen. Será la hora de la unidad y la lucha por la democracia en Venezuela.
La nueva clase tratará de prolongar al régimen pero lo sucedido en el mercado “las pulgas” de Maracaibo presagian que no podrán contener la ira popular.