La harina de maíz ya no es la reina en los hogares venezolanos
La crisis económica que atraviesa el país, ha obligado a los ciudadanos a cambiar sus hábitos alimenticios y a desmejorarlos
Autor: Ariadna García | @Ariadnalimon
La harina de maíz precocida ocupaba en 2014 el primer lugar en la intención de compra semanal de los venezolanos, sin embargo, la Encuesta Sobre Condiciones de Vida Venezuela 2017 (Encovi), publicada recientemente, demuestra que en los últimos cuatro años esta realidad ha cambiado.
En 2014 la adquisición de este rubro entre las familias era del 96,3%, en 2015 pasó a 91,1%, mientras que en 2016 bajó a 84%, finalmente en 2017 presenta una dramática caída de más de 10 puntos al ubicarse en 73,6%, según el estudio realizado por la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Simón Bolívar y la Universidad Central de Venezuela.
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El maíz es un alimento fundamental en la dieta del venezolano y de América Latina. Perú es uno de los países de la región que posee más variedad de este rubro, sin embargo, en Venezuela es icónico dentro de su identidad y gastronomía por la arepa, que hoy gracias al éxodo masivo de venezolanos es famosa hasta en los lugares más remotos.
La crisis económica que atraviesa el país, ha obligado a los ciudadanos a cambiar sus hábitos alimenticios y a desmejorarlos, para los investigadores de la Encovi 2017, la dieta ha perdido calidad, cantidad y es “anémica” por el bajo aporte nutricional.
Asimismo, señalan que la harina de maíz precocida que se produce en Venezuela cumple con unos estándares de calidad donde es obligatorio enriquecerla con hierro y vitaminas, no obstante, señalan que las harinas que consume actualmente la población, en su mayoría importadas, no cumplen las exigencias de ley.
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El alto costo de los productos y la poca oferta, motivada a la baja producción nacional, así como la escasez que ronda el 75% este 2018, según cifras de Econométrica, le hacen cuesta arriba al venezolano poder cumplir con su alimentación.
En ese sentido, el estudio refiere que más del 60% de la población perdió unos 11 kilos en 2017 y el 89,4% expresa que el dinero no es suficiente para adquirir alimentos. Las familias se han visto obligadas a sacar de sus compras: frutas, hortalizas y proteínas, algunos de los artículos que más han aumentado en los últimos dos años.
La dieta del venezolano se redujo a yuca, batata y plátano; tubérculos que sirven para mitigar el hambre, pero no para proveer los nutrientes necesarios que requiere el organismo. La dramática situación compromete la vida de los más pequeños que hoy no reciben el calcio necesario debido a la escasez de leche y la que se consigue es de mala calidad.
Según Encovi el 80% de los hogares venezolanos vive inseguridad alimentaria. Hasta la fecha el Estado no ha ofrecido cifras actualizadas sobre el tema, ni permite una ayuda humanitaria.
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