¿Hasta cuándo, señoras del CNE?, por Teodoro Petkoff
Recientemente Chacumbele designó a tres gobernadores como miembros de los comandos de campaña electoral en sus respectivos estados. Comandos de campaña del PSUV, se entiende. Ahora bien, ¿qué dice la Constitución al respecto? En el artículo 145 establece, sin que pueda dar lugar a interpretaciones de ninguna naturaleza, que eso está prohibido: «Los funcionarios públicos y funcionarias públicas están al servicio del Estado y no de parcialidad alguna». Nos dirigimos a las cuatro señoras que constituyen la mayoría del CNE: ¿Esos gobernadores son o no son funcionarios públicos? Suponemos que las cuatro damas en cuestión no negarán esta evidencia. Sí, esos señores fueron elegidos para ejercer la función pública de gobernadores de estado.
Son, pues, funcionarios públicos. Designados como miembros de un comando de campaña de un partido político, en este caso el PSUV, ¿no están clara y crudamente actuando al servicio de una parcialidad política y no del Estado, contrariando la Constitución que ustedes juraron defender y cumplir? ¿Por qué ustedes, distinguidas señoras de la mayoría del CNE, permiten esta conducta francamente ilegal? Pero sigamos.
Ustedes aprobaron el 18 de marzo de este mismo año un Reglamento, el número 6, en materia de propaganda durante la campaña electoral. Ustedes mismas establecen en ese reglamento que a las funcionarias y funcionarios en general les está prohibido: «Actuar, en ejercicio de la función pública, orientadas u orientados por sus preferencias políticas, a favor o en detrimento de cualquier Organización con Fines Políticos, Grupos de Electoras y Electores, comunidades u organizaciones indígenas, o candidatura alguna».
No sabemos si es que ustedes, preclaras damas, emitieron con posterioridad al reglamento citado un instructivo o decreto exceptuando al Señor Presidente de la República del cumplimiento de esta disposición.
Si fue así, no hemos dicho nada, pero, en caso contrario, ¿podrían ustedes, integérrimas señoras, explicar al país por qué permiten ustedes que ese ciudadano violente prácticamente todos los días esta disposición del reglamento que lleva sus firmas? ¿O es que ustedes, pulquérrimas señoras, nunca han oído y visto al interfecto «orientado por sus preferencias políticas», actuando, a favor en unos casos y en detrimento en otros, de organizaciones con fines políticos, etc., etc.? Prohíben ustedes, en el susodicho reglamento, a funcionarios y funcionarias «hacer publicidad y propaganda electoral en sus sitios de trabajo y demás dependencias públicas, etc.». ¿Es que jamás han visto u oído ustedes al Señor Presidente de la República, desde Miraflores, que es uno de sus sitios de trabajo, hacer exactamente lo que ustedes prohíben? Con el debido respeto, permítannos observarles que la lealtad de ustedes para con el partido al cual pertenecen (porque con carnet o sin él, ustedes no disimulan su pertenencia al «proceso», así que no vayan a rasgarse las vestiduras), no las obliga a un comportamiento sinvergüenzón.
Un poquito de decoro, por favor.