¡Hay luz!, por Teodoro Petkoff

Contra lo que vaticinaban aquellos que siempre ven el vaso medio vacío cuando está por la mitad, la Sala Constitucional (SC) le echó pichón a la designación del CNE. La publicación de la sentencia significa que vencidos los diez días adicionales que dio la Sala Constitucional a la AN sin que esta haya podido cumplir el cometido de elegir el organismo comicial, lo hará la SC en los diez días siguientes. O sea, que sí esta se toma el plazo completo, no pasaría del 24 de agosto la designación del CNE. Con ello quedaría despejado en grado apreciable el camino hacia el referendo constitucional.
Pero la sentencia de la SC tiene la importancia de que no está amarrada a la coyuntura del RR. Ella ha sido dictada para garantizar la supremacía de la Constitución ante la omisión de la AN en designar uno de los cinco poderes del Estado, en este caso el Electoral.
Que esté planteado un referendo en lo inmediato es circunstancial. Lo decisivo es que la SC está llenando un vacío en la estructura de los poderes del Estado creado por la omisión legislativa. Será provisional el CNE así designado, hasta que la AN haga el nombramiento definitivo, si es que alguna vez su juego interno se destraba. Por cierto (y nuevamente lo decimos a propósito de los que pensando siempre en salidas golpistas, niegan la importancia de los cambios que se han producido en los poderes públicos), que si la AN hubiera mantenido su correlación de fuerzas original, el chavismo habría elegido un CNE a su gusto. No pudo hacerlo porque en la AN ahora los bloques son casi parejos y el gobierno no puede hacer todo lo que le da la gana. Esto significa que eso de que los poderes están confiscados por Chávez no pasa de ser una necedad desmovilizadora, un recurso argumental para justificar esos trasnochados y hasta risibles llamados a que la FAN “resuelva” la crisis.
Hasta ahora la SC se ha comportado con prudencia y mesura. Es de esperar que a la hora de decidir sobre los integrantes del CNE mantenga ese talante.
La sentencia anuncia un periodo de consultas con gobierno y oposición, así como con otros entes, por ejemplo las universidades. Es lo correcto. Mal podría la SC “imponer” un CNE. Las designaciones tienen que recaer en personas que no levanten polémica. Elegir como rectores a personas que conduzcan a que una de las partes e incluso ambas, “se tiren en el piso” ante los nombres de algunas de ellas, sería un muy flaco servicio a la causa de la viabilidad política del nuevo organismo y de sus actos. De hecho, es de esperar que las consultas que hará la SC podrán conducir a acuerdos mínimos en torno a los nombres a considerar. Lo importante es que ninguno de ellos esté comprometido con posiciones políticas, públicas y beligerantes, ya sea de un lado o del otro, al margen de que cada uno tenga su “corazoncito”. De resto, la condición básica es la de la integridad personal.