Heil Maduro, por Jesús Elorza
Twitter: @jesuselorza
Muy agotado terminó Nicolás su jornada de reuniones con la dirección nacional del partido. El tema de las vacunas aún seguía sin resolverse. No se podía permitir que la oposición se llevase la gloria de haber conseguido los acuerdos internacionales necesarios para la adquisición de las vacunas contra el covid-19. Horas y horas pasaron sin lograr una solución revolucionaria al problema planteado.
«Estamos enredados, vamos a ganar tiempo mientras logramos ver cómo salimos de este peo, —dijo el camarada Nicolás—. Se me ocurre que Delcy declare sobre la no aceptación de la vacuna AstraZeneca por los efectos secundarios que provoca y así dejamos colgados de la brocha a Guaidó y su combo».
Al ver que todos los presentes aprobaron su propuesta, dio por terminada la reunión y se fue a acostar. Previamente, pasó por la cocina y recalentó un par de hallacas y dos arepas de chicharrón que acompañó con sendos tragos de whisky. Finalmente, se acostó, sin dejar de pensar en el peo generado por las vacunas.
En su sueño, entre ronquido y ronquido, se repetía, a cada rato: «Necesito una solución final…», cuando explotó ante él una llamarada desde una gran paila que lo puso a sudar copiosamente y vio aparecer el espíritu de su Líder Único, el Difunto Eterno, quien, con voz de ultratumba, le dijo:
—Conversando con mi pana de paila, Adolf Eichmann, hemos analizado las diferentes vías para que superes el problema de las vacunas sin darle pie o cabida a la oposición contrarrevolucionaria.
—¡Dime, dime, dime!
—Coño, ya va. Presta atención a los pasos que debes seguir para alcanzar la victoria y derrotar al enemigo contrarrevolucionario.
—¡Soy todo oídos, mi Líder Único!
En primer lugar, deja que la oposición busque los reales para pagar al Covax. Una vez cumplida esta formalidad, presentas “El Plan Revolucionario de Vacunación” que será administrado en su totalidad por nuestro régimen socialista, bolivariano y revolucionario del Siglo XXI.
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—¿Orden de aplicación?
—Tú, Cilia y familiares de primeros; miembros de la Dirección Nacional del partido, ministros y enchufaos relevantes; personal cubano presentes en el país (médicos, entrenadores, militares etc, etc, );revolucionarios en armas: FANB, FARC, ELN, paramilitares, milicianos, FAES, Dgcim; gobernadores y alcaldes revolucionarios; consejos comunales en manos nuestras; trabajadores de la salud inscritos en el partido.
—¿Requisitos?
—Solo uno: estar inscrito en el PSUV y tener Carnet de la Patria.
—¿Otra directriz?
—Cúmplase, Nicolás —fue la orden.
El Difunto Eterno se retiró a su infernal paila, gritando: «Vacuna o muerte».
Pensativo, en su sueño, quedó Nicolás. Si las encuestas señalan que más del 85% de los venezolanos rechazan al gobierno, quiere decir, entonces, que aproximadamente 25 millones de personas estarían condenadas a muerte por no estar inscritas en el partido y…
—Despierta mi amor, despierta —gritaba la Primera Combatiente mientras sacudía a su esposito—. Tienes una terrible pesadilla.
—¿Pesadilla? Qué va, estás equivocada, mi reina. Te voy a responder con la frase de mi pana el negrito Luther King: «ay jave e drem». Mi Comandante y Difunto Eterno me reveló en un sueño el camino a seguir en la Solución Final de la oposición imperialista y contrarrevolucionaria, para hacer de Venezuela un territorio habitado solo por revolucionarios socialistas del Siglo XXI.
Al conocer el plan, bautizado por el pana Eichmann como Endgültige lösung der konterrevolutionären opposition (Solución final de la contrarrevolucionaria oposición), los seguidores del régimen extendieron su brazo y, como buenos fascistas, gritaron: «¡Heil Maduro!».
Jesús Elorza es Licenciado en Educación, profesor en la UPEL
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