Hermana de militar preso sobre diálogo en México: No nos han tomado en cuenta
La presidenta de Familiares de Presos Políticos Militares en Venezuela denunció que, pese a las buenas expectativas sobre el diálogo en México después de que se hablara de la exigencia de liberar presos políticos, el proceso ha sido más bien decepcionante
El capitán de Navío Luis de la Sotta ha permanecido privado de libertad durante más de tres años por acusaciones infundadas del gobierno de Nicolás Maduro. Su hermana, Molly de la Sotta, encabeza una lucha para conseguir su liberación, pero las esferas políticas hacen caso omiso a sus denuncias.
Desde México, donde se instaló la mesa de diálogo entre delegaciones del chavismo y de la oposición, Molly condena a los dirigentes políticos de ambos bandos ya que no «tomaron en cuenta» a los familiares de presos políticos en este proceso, pese a que la persecución política es uno de los asuntos a tratar en la agenda del diálogo, según el memorándum de entendimiento firmado en agosto.
«Este diálogo no nos ha tomado en cuenta. Solicito la libertad de mi hermano, además de los 124 militares que se encuentran detenidos arbitrariamente, el capitán Luis de la Sotta, que tiene tres años y tres meses sin juicio y en estos momentos está confinado, violando sus derechos del debido proceso», declaró para el diario mexicano El Universal.
Luis Humberto de la Sotta Quiroga fue encarcelado el 18 de mayo de 2018 e imputado por cometer presuntos crímenes de traición a la patria, instigación a la rebelión militar, motín y delitos contra el decoro militar, según recoge la ONG Un Mundo Sin Mordaza.
Por aquel entonces, fue acusado por el gobierno chavista de participar en una supuesta planificación de un magnicidio contra Nicolás Maduro y el entonces jefe del Comando Operacional de la Fuerza Armada Nacional (Ceofan), Remigio Ceballos, en confabulación con dirigentes de oposición, así como los gobiernos de Colombia y Estados Unidos.
Desde entonces, organizaciones civiles y sus familiares han denunciado que el militar ha sufrido violaciones a sus derechos humanos y garantías constitucionales, ya que ha sido sometido a torturas y no se ha respetado el debido proceso.
«Hace tres años, mi hermano Luis de la Sotta fue detenido arbitrariamente por la Dgcim (Dirección General de Contrainteligencia Militar). Durante estos años lo han sometido a torturas, tratos crueles e inhumanos. La Corte Marcial anuló la audiencia preliminar en 2020», relató Molly desde su cuenta de Twitter.
*Lea también: La mitad de Venezuela se quedó sin capacidad para conservar vacunas
De acuerdo con Molly, su hermano fue trasladado a Caracas y encerrado en la sede de la Dgcim, donde recibió torturas y tratos crueles en una habitación denominada «El Tigrito», utilizada para las vejaciones contra los presos.
Desde la celda de castigos, Luis de la Sotta fue golpeado con palos, se le aplicó electricidad y fue ahogado con bolsas plásticas, además de que le restringieron alimentos, agua y el derecho al aseo personal. Al acudir a su audiencia de presentación, denunció estas torturas y la juez del caso declaró que esa no era su competencia. Nunca se ordenó una investigación, según relató Molly.
Diálogo en México sin liberación de presos
La además presidenta de Familiares de Presos Políticos Militares en Venezuela denunció que, pese a las buenas expectativas sobre el diálogo en México después de que se hablara de la exigencia de liberar presos políticos, el proceso ha sido más bien decepcionante.
En gran parte, denuncia que no se han tomado en cuenta las voces de las víctimas, los familiares de los presos políticos. Además, fustiga que el interés sea hacer elecciones y negociar un levantamiento de sanciones antes de dar luz verde a las excarcelaciones.
«Van a levantar esas sanciones o quieren elecciones, sin que participemos nosotros, que somos las víctimas, y sin que hayan liberado a los presos políticos», reclamó.
En este sentido, argumentó que la comunidad internacional ha sido «engañada en su buena fe» de solucionar la crisis venezolana, pues considera que la oposición no debió siquiera haberse sentado con el chavismo sin que antes, como acto de buena fe del régimen, se aprobara la liberación de los presos políticos, tanto militares como civiles, o cuando menos que «dejen de torturar».