Hermanamientos China-América Latina. ¿Qué son y hacia dónde van?, por Andrés Raggio
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Los hermanamientos entre localidades chinas y latinoamericanas toman cada vez mayor relevancia en un contexto de gran incertidumbre del sistema internacional, ya que este nivel de gobierno ha desarrollado un espacio de intercambio multidimensional. Estos acuerdos, que implican el emparejamiento entre pueblos o ciudades de distintas zonas geográficas y políticas para fomentar el contacto humano y los enlaces culturales, se han convertido en un espacio donde los tomadores de decisión, tanto de los gobiernos centrales como locales, pueden desarrollar sus relaciones internacionales con China, pero también generar insumos para fortalecer sus propias políticas hacia el exterior.
Los hermanamientos entre China y América Latina
Las relaciones de hermandad entre los países de América Latina y China pasan por dos niveles: el multilateral y el bilateral. El primer nivel se refiere a la política exterior China y su acción, lo cual ha sido destacado en los dos Libros Blancos sobre América Latina. Además, también se actúa en el marco del Foro de Cooperación entre Gobiernos Locales China-América Latina (Foro China-Celac), el cual está “destinado a promover la cooperación amistosa entre los gobiernos locales de ambas partes”.
Es allí donde el tema de los hermanamientos se proyecta como parte de la política exterior china, aunque esto no limita el propio recorrido entre localidades. Como afirma el experto Ignacio Niño, este es un “proceso que tiene una doble naturaleza: por un lado, son las propias ciudades las que se lanzan a una creciente acción internacional. Y por otro lado, la misma viene también animada por las instancias centrales”.
El segundo nivel trata el relacionamiento local propiamente dicho, la firma del hermanamiento y el desarrollo de las relaciones bajo ciertas áreas temáticas pactadas previamente. En el caso de América Latina, estas suelen estar centradas en temas culturales, de educación, de deporte, turismo y comercio, pero también se destaca un creciente interés por la cooperación en ciencia y tecnología, así como en lo relativo a la minería.
El crecimiento del número de hermanamientos entre localidades chinas y latinoamericanas es notorio y no escapa a la lógica internacional de China con otras regiones. Sin embargo, el aumento ha sido significativo en los últimos años. Hasta 2015 existían al menos 147 hermanamientos, pasando en 2021 a más 200, sin contar los que han firmado Carta de Intención y se encuentran en proceso.
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Algunos casos han mostrado aumentos muy significativos, como Argentina (de 17 a más de 40), Chile (de 13 a más de 30) o Uruguay (de 4 a más de 15). En los tres casos de los países del Cono Sur, la amplia mayoría de sus provincias, regiones o departamentos cuentan con hermanamientos firmados. De hecho, todos los países sudamericanos con relaciones diplomáticas con China cuentan con al menos un hermanamiento, mientras que en América Central y el Caribe destacan México y Cuba, y en menor medida Costa Rica, Jamaica, Panamá, Grenada y República Dominicana.
Los orígenes de los hermanamientos chinos
Las relaciones entre localidades de China y el exterior cuentan con su primer caso en 1973 cuando Tianjin se hermanó con la ciudad japonesa de Kobe. Se considera que esta política ha pasado a ser parte de la política exterior china en general, teniendo como cimientos la coexistencia pacífica y siendo un eslabón más para un actor internacional cada vez más presente en el sistema internacional.
Las relaciones de hermandad de las localidades costeras de China están notoriamente más desarrolladas que las del oeste, siendo esa «internacionalización» la que permite a dichas localidades generar un efecto «spillover» o círculo virtuoso, y con ello reproducir las desigualdades, cuestión ya alertada por el gobierno chino. Este aspecto, en gran parte tiene que ver con el nivel de desarrollo de las provincias costeras y su propia diplomacia de ciudades.
Sin embargo, casi todas las provincias y regiones autónomas chinas cuentan con algún hermanamiento con países de la región. Esto potencia la relación de América Latina a nivel regional en el marco del Foro China-Celac, convirtiéndolo en un espacio de diálogo ya no solo con China, sino entre los propios países de la región, que además de encontrar puntos en común a nivel regional, también pueden tener intereses en común a nivel subregional.
* Este texto fue publicado originalmente en la web de REDCAEM
Investigador de la Cátedra China Contemporánea de FLACSO Secretaría General, y Coordinador de la Sección Uruguay de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África (ALADAA). Candidato a Doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad del Salvador, Argentina.
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