Hipérboles acatarradas, por Simón Boccanegra
Quiero solidarizarme con los conceptos emitidos hoy en el editorial de El Nacional. Protesta este diario por la contumacia del Presidente en agredir a cuanto medio de comunicación se le ponga por delante. Ya basta, dice El Nacional. Tiene razón, ya basta. Es imposible que no entienda Chávez que ese aguacerito blanco contra los medios, desde las alturas del poder, es un modo de enrarecer la atmósfera en que debe desenvolverse el ejercicio de la libertad de expresión. Una cosa es responder o polemizar frente a un señalamiento crítico, derecho que nadie puede regatear al Presidente, y otra muy distinta es descalificar y agredir en el terreno personal a quien emite la crítica. Encima de que no es muy valiente esto, que se diga, Chávez parece no comprender que las formas de sus respuestas degradan el ambiente político y abren la espita a abusos como los que cometió el ministro de la Defensa. Hay que reconocer que Chávez mismo no acompaña su verbo hiriente con acciones represivas, pero que el general Hurtado Soucre haya creído que podía actuar como lo hizo, hay que cargarlo a la cuenta de Chávez. Es su ejemplo. Deja ya, Hugo, de acatarrar las hipérboles.