Historias repetidas, por Douglas Zabala
Twitter: @douglazabala
Desde la llegada de Hugo Chávez al poder nunca la oposición venezolana había pasado por una situación tan dramática. Por un lado, quienes han tomado la vía de la abstención y el radicalismo inútil, se confrontan entre sí, por sus propias posiciones ultra radicales. Por otro lado, quienes han venido proponiendo la salida electoral, también se descuartizan y se les presentan al electorado ultra divididos.
El liderazgo opositor ha dejado a su suerte al 80% de la población, que se opone a Maduro, pero experimenta la otra tragedia de sobrevivir en un país destruido por los cuatros costados, debido a la misma confrontación política y a quien usurpa el poder en Miraflores.
Esa es a la realidad a la que nos enfrentamos y la cual tendrá sus efectos irreversibles de realizarse el proceso electoral del 06 de diciembre, tal como está previsto por los lapsos constitucionales y las normas electorales pautadas por el actual CNE.
Estaremos a tiempo para que la sindéresis política vuelva a entrar en las mentes de los dirigentes políticos de la oposición, tal como lo hicieron en el 2015 o repetirán la locura de dejarse atrapar por los espíritus atormentados que los condujeron por los caminos neblinosos transitados en las parlamentarias del 2005.
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Faltan apenas unos escasos 70 días para realizarse las elecciones de la AN. Salvo que la Pandemia, la «presión» internacional o las peticiones de Capriles surtan efecto y produzcan el milagro de que dicho evento sea prorrogado, es casi seguro que Nicolás, Diosdado y Padrino López, se salgan con la suya al apoderarse a partir del 05 de enero del 2021 del control absoluto de la nueva Asamblea Nacional.
De no ser así entonces no sólo viviremos la tragedia de repetir la historia de las mal recordadas elecciones parlamentarias del 2005 sino que los convencidos de ir a estos comicios, lo harán repitiendo la otra historia, casi olvidada de los tiempos cuartos republicano, cuando una izquierda ya democrática, pero mineralizada, cometió el disparate, de ir a unas elecciones presidenciales con 4 candidatos, sin posibilidad de logro alguno; pero eso sí, garantizándoles con su división una victoria, más que segura, al régimen que decían combatir.
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