Hospitales de Venezuela en la emergencia humanitaria, por Marino J. González R.
Nuevamente la Encuesta Nacional de Hospitales de Venezuela explica con precisión y claridad el clamor de los ciudadanos que acuden a los hospitales públicos del país. Esta encuesta es el producto del trabajo sistemático del equipo de informantes y analistas que obtienen y ordenan datos de los hospitales incluidos. La encuesta se realiza en el marco de la cooperación entre dos organizaciones aliadas: Médicos por la Salud, y el Grupo de Investigación de Enfermedades Infecciosas y Tropicales de Venezuela.
La primera encuesta se realizó en 2014, y desde 2018 se adoptó el formato de monitoreo semanal. En el sitio web señalado están disponibles las encuestas y los boletines respectivos. El último reporte anual, correspondiente al período enero-diciembre de 2023 (también está disponible en el sitio web), fue publicado la semana pasada. La revisión de este reporte permite evidenciar la dramática situación en la cual están los hospitales públicos de Venezuela, y demuestra con detalles el grado de insatisfacción de los pacientes y familias que deben acudir a estos servicios.
La emergencia humanitaria de Venezuela fue reconocida de manera expresa por la OEA en mayo de 2016, y en agosto del mismo año por la ONU. En el sitio web de HumVenezuela se señalan los hitos más relevantes en la evolución de la emergencia humanitaria compleja, reconocida internacionalmente desde hace casi ocho años. Es bastante claro que los fundamentos de la emergencia se establecieron mucho antes. Podríamos decir que prácticamente la última década ha sido vivida por los venezolanos en emergencia humanitaria.
Los primeros efectos de la emergencia humanitaria se expresaron en la vida cotidiana de las personas. Desde la falta de alimentación y medicamentos, hasta las restricciones para conseguir empleo, inasistencia a las escuelas, dificultades con los servicios públicos, entre otros aspectos. Llega un momento en que el deterioro institucional alcanza a la estructura de servicios públicos. Y entonces aumenta el efecto pernicioso para las personas. Tampoco en esos servicios se obtiene los beneficios que se suponen deben prestar.
Ese es justamente el efecto severo y profundo que ha traído la emergencia humanitaria en la red de hospitales del país. En un Estado democrático y social de derecho los servicios públicos, y en particular los de salud, deberían ser de la mayor calidad. Comparable con los más altos estándares en el contexto internacional. Esta no es, lamentablemente, la situación que demuestran los resultados del último informe de la Encuesta Nacional de Hospitales (2023).
En el gráfico se indica una muestra de los servicios y suministros que deberían ser regulares en cualquier hospital del mundo. Regular significa que están disponibles el 100% de los días y horas. Es decir, todos los días (y horas) debería estar disponible el agua requerida para las actividades, el suministro eléctrico, los medicamentos, los servicios diagnósticos, las unidades especializadas, en fin, todas las áreas de servicios.
Tal como se indica en el gráfico, en Venezuela el 91% de los servicios de terapia intensiva no tiene servicio regular (todos los santos días, todas las santas horas) de agua. El 85% de los hospitales no tiene suministro eléctrico regular (todos los días, todas las horas). El 62% de los hospitales no tiene el servicio regular de ascensores (todos los días, en todos los pisos).
En lo que respecta a las tecnologías requeridas para realizar diagnósticos rápidos y acertados, el 91% de los hospitales no cuenta con disponibilidad regular (todos los días, todas las horas) para realizar tomografías y resonancias magnéticas. En 80% de los hospitales no se cuenta con disponibilidad regular para realizar ecografías, y el 67% no tiene disponibilidad regular de Rayos X.
Para la atención directa de pacientes, en el 74% de los hospitales no se dispone de manera regular (todos los días, todas las horas) de medicamentos antihipertensivos. En el 68% de los hospitales no se dispone de manera regular (todos los días, todas las horas) de insulina. En el 67% de los hospitales no se dispone regularmente (todos los días, todas las horas) de analgésicos, así de lamentable.
No hay mucho más que agregar a este panorama tan patético que ilustra la Encuesta Nacional de Hospitales. Queda, en primer lugar, reconocer el extraordinario servicio que prestan los informantes y analistas de la Encuesta Nacional de Hospitales. Cada dato recogido y analizado es un acto de defensa del derecho irrevocable de los venezolanos a la salud integral. Y, en segundo lugar, esperar que esta situación promueva una reflexión amplia sobre las tremendas fallas de políticas públicas que han conducido a este superlativo deterioro de la calidad de la salud de las familias venezolanas.
Marino J. González es PhD en Políticas Públicas, profesor en la USB. Miembro Correspondiente Nacional de la Academia Nacional de Medicina. Miembro de la Academia de Ciencias de América Latina (ACAL).
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