Imperialismo del siglo XXI, por Ángel Lombardi Lombardi

El concepto de IMPERIO implica la idea de poder y dominio, imperare sobre otros. No se puede comprender la llamada historia universal sin el estudio de los diversos imperios que han existido en el mundo y en todas las épocas. Cambian las circunstancias, pero no la esencia. Hay dos tipos de dominio geográfico, el territorial y el marítimo.
China fue siempre un imperio territorial igual que Rusia y también Persia y el de Gengis Khan y el bizantino y el turco otomano y el austro-húngaro y otros. En cambio, fenicios, cartagineses, griegos, portugueses, ingleses fueron imperios del mar o talhasias. Imperios terrestres y marítimos son menos, el modelo por excelencia es Roma o por lo menos el más conocido y en la modernidad, Estados Unidos Estados Unidos ha sido terrófago desde su propio nacimiento, con las colonias o territorios originales, lo que hoy es parte de la costa atlántica de ese país.
Después vino la expansión hacia el oeste, hasta llegar a la costa pacífica, que incluyó, la «compra» de la Lousiana a los franceses y la invasión y anexión de territorios mexicanos. Al sur completaron con la «compra» de Florida a España y al norte, «compraron» Alaska a la Rusia zarista. Después anexaron Hawai, Puerto Rico, y con Guantánamo, las Islas Vírgenes y el canal de Panamá tomaron el control total del Caribe.
Después de la segunda guerra mundial hasta la actualidad controlan totalmente la navegación oceánica y marítima, con sus más de 800 bases militares en el mundo, su poderosa flota, ubicada sobre todos los océanos y mares y el control de los estrechos o pasos obligados para la navegación comercial, entendiendo que el 80% del comercio mundial se realiza en barcos. El estrecho de Malaca en el indo-pacifico, el mar rojo, el canal de Suez, los dardanelos, Gibraltar, etc. son las llaves de paso de la navegación global y todos están bajo control norteamericanos o de aliados. Dicho todo lo anterior, se entiende porqué Trump quiere Groenlandia, todo o parte de Canadá, y retomar el control directo del canal de Panamá Trump y sus asesores se nutren de esta historia de expansión y dominio imperial.
La teoría que mejor expresa esta concepción histórica y geo-política fue la del LEBENSRAUM o ESPACIO VITAL formulada en 1901 por el geógrafo alemán Frederick Ratzel y definió el concepto como «el área de influencia de un ESTADO que este CREE necesitar para poder existir y prevalecer». Esta doctrina, hoy renacida, respondía en esa época, 1870 a la creación del imperio alemán y su deseo de expansión y dominio, que al querer concretarlo con el Kaiser Guillermo y el Furher Hitler condujeron a las dos guerras mundiales del siglo XX. El imperialismo es un mal histórico terrible, siempre termina en guerras, lo que algunos autores han llamado la «profecía de Tucídides».
Actualmente los tres imperios andan desatados. Estados Unidos quiere seguir expandiéndose. Rusia con Putin quiere regresar a los territorios de la antigua Unión Soviética no al sistema comunista, es importante entender esto. Y China, bajo el control férreo del partido comunista, quiere volver a ser un gran imperio, como lo fue hasta el siglo XXVII; primero se unificó bajo el liderazgo de Mao.
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Invadió el Tibet y parte de los himalayas, todos bajo su control y dominio, negoció la anexión de Macao y HongKong y para el 2049 se ha puesto como plazo para la anexión de Taiwán; en paralelo y dentro del mismo juego geo-político y con la misma concepción imperial, andan las llamadas sub-potencias, unas más visibles como Israel y Turquía e Irán y Arabia Saudita y otras con un perfil menos agresivo, como la India, Sudáfrica y nuestro vecino Brasil, que no hay que olvidar que nace como imperio y que hoy es la octava economía del mundo.
Mientras el mundo cambia y se reordena, nosotros seguimos en nuestra tradición de incivilidad y pugnas internas, como si nuestra querida Venezuela no nos importara mucho, más allá del folclore y las fiestas patronales.
Ángel Lombardi Lombardi es licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales, con especialización en la Universidad Complutense y la Universidad de La Sorbona. Fue rector de la Universidad del Zulia y rector de la Universidad Católica Cecilio Acosta.
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