Indefensos ante la esclavitud, por Gisela Ortega

La mayor parte de los actos de maltrato físico y psicológico, contra los niños, que trabajan en el servicio casero son cometidos por mujeres, generalmente las dueñas de casa; pero las chicas a menudo sufren violencia sexual por parte de los miembros masculinos de la familia empleadora.
Los quehaceres en condiciones de servidumbre están presentes en muchas partes del mundo., Los niños que ejercen trabajo forzoso o en condiciones de esclavitud, pocas veces pueden defenderse de sus jefes y de otros trabajadores, y tanto las investigaciones como sus testimonios revelan que todas las formas de violencia son endémicas, revela un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas, -ONU-
Los millones de niños, niñas y adolescentes que trabajan a nivel mundial llevan a cabo una gama muy amplia de tareas y actividades, suelen tener estilo de vidas similares y enfrentar problemas comunes, cuando tendrían que estar estudiando y jugando, lo que impide a sus familias y a sus países de la oportunidad de verlos desarrollarse y prosperar con ellos.
Existen pocos datos sobre el maltrato contra los niños que se ganan la vida, sobre todo los que lo hacen en el sector no regulado. En todas las regiones -el atropello corporal, sexual y psicológico- afecta a un sinnúmero de chicos que laboran tanto de forma legal como ilegal, y es utilizado para obligarlos a trabajar, castigarlos o controlarlos en el lugar de trabajo.
Algunas ocupaciones ilícitas se han definido como “peores formas de trabajo infantil” y por lo tanto constituyen una manera de barbarie.
La referencia sobre actos de violencia frente a los infantes en el lugar de empleo indica que en la mayoría de los casos ésta la infligen los “patronos”, si bien los agresores pueden ser también compañeros, capataces, clientes, policías, bandas criminales y, en el caso de la explotación sexual, proxenetas.
Con frecuencia no pueden buscar ayuda y cuando lo hacen pueden ser tratados como delincuentes, privarlos de libertad y recibir escaso resarcimiento.
Los quehaceres en condiciones de servidumbre están presentes en muchas partes del mundo. Los niños que ejercen trabajo forzoso o en condiciones de esclavitud pocas veces pueden defenderse de sus jefes y de otros trabajadores, y tanto las investigaciones como los testimonios de los chiquillos revelan que todas las formas de violencia son endémicas. Afecta a decena de miles de niños sujetos a formas tradicionales de tiranía que todavía sigue existiendo en este planeta.
La comunidad es una fuente de protección y solidaridad para los niños, pero también puede ser un lugar de violencia, que incluye desde la intimidación entre compañeros, la relacionada con pistolas y otras armas, las de bandas, el descomedimiento de la policía, la física, la sexual, los raptos hasta la prostitución.
También puede asociarse con los medios de difusión y las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. Los niños de mayor edad tienen más riesgo de padecer crueldad en la colectividad, y las niñas un creciente riesgo de abuso sexual y por cuestión de género.
Para algunos, el camino hacia la escuela y desde ella puede ser su naciente exposición independiente a la colectividad, pero también puede ser la primera vez que se ven en peligro. Otros están expuestos al atropello cuando desempeñan tareas domésticas, como buscar agua, combustible, alimento o forraje para los animales. Esos quehaceres, para las que en ocasiones se deben recorrer distancias considerables, se suelen a asignar a niñas de las zonas rurales.
Se ha producido un aumento inesperado y notable de las tasas de violencia, -tanto por lo que respecta a las víctimas como a los que la perpetran-, en especial entre jóvenes de 15 años, lo que indica que en la adolescencia convergen varios factores que hacen que el maltrato entre compañeros sea más común.
Este repentino aumento de la saña en jóvenes de 15 años se produce incluso en regiones con bajas tasas generales de homicidio, e indica que es fundamental adoptar medidas para controlar el comportamiento apasionado antes de los 10 a 15 años.
La violencia física entre compañeros tiende a ser más común en las zonas urbanas caracterizadas por la falta de empleo, educación, diversiones sociales y viviendas de baja calidad, en la que poblaciones jóvenes y en rápido crecimiento expresan su frustración, rabia y tensiones acumuladas en peleas y comportamiento antisocial. Gran parte, incluye altercados personales entre amigos y conocidos, y está muy relacionada con el uso de drogas y alcohol.
La brutalidad de la policía y la falta de acceso a la justicia se suelen dar en comunidades más afectadas por la violencia. En algunos países la delincuencia organizada y las bandas han hecho que los gobiernos adopten medidas firmes de represión contra esos grupos. Sin embargo, cuando esas prevenciones no se asocian a una estrategia consistente de precaución, un sistema de datos fidedigno y un pleno respeto a los derechos humanos, puede aumentar el riesgo de intimidación.
Los niños –prosigue el informe- son vulnerables a la violencia sexual y a la explotación de los miembros de la comunidad. Suelen cometerlos personas conocidas de los niños, como miembros de la familia o adultos en posiciones de confianza –como entrenadores deportivos, sacerdotes o pastores, policías, maestros y empleadores-, pero también personas a que no conocen.