No, por Teodoro Petkoff
¿Por qué no se deja de “tecnicismos legislativos” y propone de una vez un artículo de una sola línea: “Hugo Chávez será presidente hasta que le dé la gana” ? Tal como en TalCual estábamos seguros (y por eso no le dedicamos ni un editorial a la payasería de la llamada Comisión Presidencial), toda la reforma constitucional no es sino un “estúpido pote de humo” (Jorge Rodríguez dixit) para adornar lo único que le interesa a Yo-El-Supremo: establecer constitucionalmente la reelección “indefinida”, “continúa”, “periódica” o como quieran denominar lo que no es sino su aspiración a la presidencia vitalicia.
Más charlatán que nunca, prepotente, sobrancero y derrochando océanos de cinismo, Hugo Chávez, además, se dedicó a darle un barniz constitucional a las violaciones de la constitución del 99; esas que viene llevando cabo casi desde que “la mejor constitución del mundo” fue aprobada. La autonomía del Banco Central –muerta desde hace años–; el manejo de las reservas internacionales por el presidente –hace rato en sus manos–, son, por ejemplo, otras de las joyas de la corona que pretende colocar sobre su testa. Por el mismo camino va la “constitucionalización” del que ya en la práctica es el quinto componente de la FAN, la Reserva. Hay una carnada para pendejos que es la jornada de seis horas, cuyos pormenores se remiten a la ley y la “nueva geometría del poder” no es sino un formidable galimatías, en cuya explicación Chacumbele se enredó más de una vez, para sólo dejar en claro lo que desde siempre lo estuvo: acabar con los últimos vestigios de descentralización, colocando a gobernadores y alcaldes en el puño del presidente, tal como hoy están los otros poderes. Todo lo demás fue el gamelotal de costumbre, precedido por esa quintaesencia de la cursilería que fue la mamarrachada “bolivariana” inicial, que debe haberle provocado un arrecherón del carajo al Padre de la Patria al verse reducido a la condición de telonero de Chacumbele.
Éste es un golpe de estado constitucional y hay que decirle NO. Más nada.