La boliburguesía, por Teodoro Petkoff
Entre los soportes sociales de este régimen, hace rato que los venezolanos han identificado a un sector empresarial al cual la chispa criolla denomina «boliburguesía», burguesía bolivariana. Un motivo de reflexión interesante para los intelectuales del régimen sería el de trazar la bitácora del camino recorrido por este sector emergente de la burguesía, en una Venezuela cuyos gobernantes denominan «socialista» y «revolucionaria». ¿De dónde salió esta boliburguesía? ¿Quiénes son sus integrantes más conspicuos? ¿Cuáles son sus vínculos con el poder? ¿Cómo hicieron sus colosales fortunas? Ante todo, vale la pena aclarar que nos referimos a empresarios, a gente que ha construido empresas y hace negocios, y no a unos meros trajinadores, como los de Empreven, Confagan y Fedeindustria, simples ordeñadores de la teta burocrática, y quienes constituyen una suerte de subsector de esa nueva capa social dominante. Nos referimos, entonces, a verdaderos burgueses, a verdaderos capitalistas, para usar la terminología que hoy es grata a Chacumbele.
El punto de interés a dilucidar es cómo en esta Venezuela que supuestamente marcha hacia el socialismo ha sido posible la dinámica social, económica y política que ha dado lugar a la aparición de una nueva capa de la burguesía, cuyo peso político es inocultable, y cada vez mayor, dados los lazos que mantienen con determinados personeros del gobierno, y entre ellos mismos, así como con gente de la vieja burguesía venezolana.
Algunos de sus nombres más emblemáticos son los de Wilmer Ruperti, Ricardo Fernández, Omar Farías, Rafael Sarría, Pedro Torres Ciliberto, Orlando Castro, Carlos Kaufman, Franklin Durán, Leopoldo y Juan Carlos Castillo Bozo. La acumulación originaria de sus capitales, lo que hoy llamamos capital semilla de sus negocios, no es ajena a vínculos con sectores del gobierno y a un afilado sentido de la oportunidad, que les permitió sacar partido de ciertas coyunturas en las cuales sus servicios se hicieron indispensables, pero de allí evolucionaron dentro de la lógica del mercado, como capitalistas y no como simples cobradores de comisiones.
Así, Wilmer Ruperti maneja hoy una flota de tanqueros petroleros, que en el momento del paro le sacó las patas del barro al gobierno. También ha incursionado en los medios y ahora en el deporte. Ricardo Fernández, el llamado «Rey de Mercal», está en la agroindustria, en la importación de alimentos, en la pesca atunera, en el sector bancario. Omar Farías está en la industria de los seguros y su compañía se ha convertido en la sexta del mercado; entre los seguros que maneja se cuentan los de Pdvsa. Rafael Sarría, hombre de bajo perfil, está en los seguros. Pedro Torres Ciliberto, en la banca, medios, seguros.
Kaufman y Durán (ahora separados, héroes del maletín para los Kirchner) están en petroquímica y venta de armas. Los hermanos Castillo Bozo están en la banca y los seguros.
Orlando Castro se desenvuelve también en su viejo coto de los seguros. En el área financiera se vienen dando unos interesantes movimientos de compraventa de bancos, que han dado a varios de estos boliburgueses el control de ya casi el 10% del sistema bancario. Mañana nos ocuparemos de esto. No se aparten.