Cuba como piedra de toque, por Simón Boccanegra
Soy de los que piensan que dentro de la monstruosa tragedia de Orlando Zapata Tamayo, el gesto de Raúl Castro, de lamentar públicamente su muerte y posteriormente enviar un pésame a su madre, constituye un mínimo gesto de autonomía frente a su hermano mayor. Éste, por supuesto, jamás habría tenido esa «debilidad burguesa». Fidel, por lo visto, recuperó el mando y mientras esté vivo a Raúl no le queda prácticamente ningún margen de maniobra. De pronto Raúl hasta pasa el páramo primero que el otro, porque él no es que sea un muchacho precisamente. Pero el que se la comió fue el señor Marco Aurelio García, canciller de facto de Lula, quien sólo atinó a comentar, ante la muerte de Zapata Tamayo, que «en todos los países ocurren violaciones de los derechos humanos». ¿Qué habrá declarado García cuando la señora Thatcher dejó morir a Bobby Sands, el activista del IRA, que falleció después de más de dos meses de huelga de hambre (por cierto, por una razón idéntica a la del joven albañil cubano: negarse a vestir el uniforme de preso común). Estoy seguro que Marco Aurelio, en esa oportunidad `espepitó contra la Dama de Hierro toda la furia que su formación trotskista le ha proporcionado. Ahora, sin embargo, sólo se le ocurre ese comentario miserable y cobarde. Ni siquiera recordó que Trotsky vivió la terrible ordalía de ser perseguido y asesinado por un gobierno que se decía revolucionario. También entonces los altoparlantes de Stalin regaron por todo el mundo algo cuyo sentido es el mismo de lo dicho por Marco Aurelio García: «En todos los países matan gente». Orlando Zapata Tamayo es acusado por sus asesinos de «delincuente común»; Trotsky y sus seguidores fueron acusados de «agentes de Hitler». García ni cuenta se dio. Al menos la izquierda borbónica es coherente en su insensibilidad frente a los crímenes que se cometen en nombre de la causa, pero buena parte de esa que se dice democrática tiene la estatura política y moral de una tachuela. Es de apostar que también se hará la loca frente a los nuevos huelguistas de hambre en Cuba.