La Sala Electoral del TSJ reinventa el Derecho, por Simón Boccanegra
En este país hemos visto toda clase de arbitrariedades y de sinvergüenzuras, pero la sentencia de la Sala Electoral del TSJ por la cual se saca de su cargo al alcalde del municipio Sucre del estado Zulia, Jorge Barboza, puede aspirar tranquilamente al Guinness del atropello y de la falta de pudor de los magistrados que la elaboraron. Lamento mucho ver entre los firmantes de la sentencia al magistrado Fernando Vegas Torrealba, aunque, del mismo modo, no me extraña para nada la firma del magistrado Luis Martínez. A los otros dos no los conozco. El magistrado Juan José Núñez Calderón salvó su voto y su honra, al no hacerse solidario de tamaña tramposería. La cosa es muy sencilla de entender. El candidato derrotado, ex alcalde, impugnó ante la Sala Electoral la elección de Jorge Barboza, candidato ganador, porque según y que este declaró como residencia una vivienda, cuyo dueño está moroso con el municipio. Estos genios del foro han creado la figura del «deudor solidario». Es como si en un condominio, el pago de cuyas mensualidades corresponde al dueño del inmueble, el inquilino de un apartamento fuera declarado «deudor solidario», si el dueño deja de pagar obligaciones mensuales. Para rematar la faena, los magistrados repusieron en la alcaldía al anterior alcalde, el que solicitó y obtuvo, por la gracia de Chacumbele la acción de la Sala Electoral. Para colmo, los cuatro magistrados autores del desaguisado desestimaron la decisión previa del CNE, que ante un recurso del mismo demandante solicitando la inelegibilidad de Barboza, la declaró improcedente. Es decir, ya el CNE, aunque no lo dijo así, había considerado como una estupidez el recurso que los genios jurídicos de la Sala Electoral transformaron en jurisprudencia. Todo sea para la mayor gloria de Hugo I.