En Parque Central sobrevive por autogestión el huerto ideado por Chávez
“Dentro de poco la gente podrá venir aquí, y comprar un kilo de tomates, además más baratos que los que se producen en la margen del río Guárico. Porque el transporte y las roscas encarecen los costos”.
Así fue como en el año 2003, el presidente Hugo Chávez inauguró el huerto organopónico Bolívar I ubicado en Parque Central.
Al visitar hoy el cultivo organopónico ubicado en Parque Central, se pueden ver personas trabajando y vegetales sembrados. Uno de los encargados explica que el lugar estuvo “descuidado” hasta el año 2013, pues los que ocupaban el sitio anteriormente “lo utilizaban para beber caña y hacer fiestas”.
Sin embargo, a partir de ese mismo tiempo llegó un grupo de “instructores agrícolas” conformados en parte por militares de la Fuerza Armada para “recuperar” el lugar y sembrar de nuevo.
Actualmente hay 30 trabajadores, contando a milicianos, y tienen sembrado acelga, lechugas, pepino, calabacín, vainitas, rábano, tómate, ajo chino, espinaca, berenjena, jengibre, entre otros.
Además, a las afueras del lugar tienen un kiosko donde venden lo que producen, y si bien hablan de la importancia del abastecimiento solo atienden al público martes y miércoles hasta el mediodía. No siempre comercializan lo mismo y tampoco tienen máquina para pesar. Algunos rubros son vendidos por paquetes y otros por unidad, como es el caso de las berenjenas que cuesta cada una Bs.80.
Uno de los trabajadores señala que la agricultura es una profesión “muy bonita” y aunque cree en la llamada revolución, considera que la creación de un Ministerio de Agricultura Urbana solo fomenta la burocracia y el aumento de los empleados públicos, aunque ve con buenos ojos a la ministra Emma Ortega ya que es “conuquera y comunista”.
Además está seguro de que ese cultivo seguirá manejándose de la misma forma desde 2013 y que no pasarán a depender de ese Gabinete.
Sin embargo, tiene expectativas en cuanto al Ministerio y espera que “la ministra no se rodee de las personas equivocadas”. Ante esto asegura que “si tú ves un agricultor que se la pasa en reuniones y además dando declaraciones a la prensa, puedes dudar que está sembrando, porque un agricultor no tiene tiempo para eso, pues su trabajo empieza a las 4 de la mañana”.
Según nota de Hoy Venezuela -site de noticias oficialistas- el huerto se convirtió en una Escuela Popular de Agricultura Urbana 1, articulada por organizaciones sociales, oficiales, educativas y militares, pero el empleado señala que el huerto “depende del pueblo”.
Aunque indica que ellos mismos producen las semillas, reconoce que la FAN ha colaborado con ellos en el envío de semillas y Fama de América les ha dado viruta.
Una ilusión más
Para Chávez ese huerto formaba parte de un “proyecto liberador” y además su ilusión era que en cada barrio existiera un huerto de ese tipo, “donde haya una hectárea de terreno, o menos, disponible, tenemos que ponernos a sembrar”.
Para agosto de ese mismo año, Efrén Andrades, Ministro de Agricultura y Tierras fue juramentado como titular de la Comisión Presidencial para la Agricultura Urbana y Periurbana, que tenía como meta cultivar en las casas y los barrios. «Calculando que hay 4 mil barrios en Caracas (unas 400 mil familias) y si el 10% de las familias tienen estos micro huertos se podrían producir al año 600 mil kilogramos de alimentos que están en la casa, cultivados y cosechados por ellos mismos, con un ahorro de más del 80% del ahorro de producción», expresó.
Con esta producción se podría atender a 16.667 personas al año y se podría recuperar la inversión al 100% en tan solo tres años.
Además todo esto formaba parte de un proyecto con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con quienes el Gobierno había suscrito el programa UTF/VEN/0800/VEN, cuya ejecución quedó en manos del Ministerio de Agricultura y Tierras. El costo del proyecto alcanzó los 34,14 millones de dólares donde Venezuela aportó 32,44 millones y la FAO 1,65 millones de dólares.
Sin embargo en el año 2006, la ministra de Alimentación Érika Farías reconoció que el proyecto no se pudo concretar como había sido ideado originalmente. No explicó cuáles fueron esas circunstancias que impidieron el desarrollo del proyecto pero aseguró que estaban “pensando en relanzar el programa de huertos familiares”.
Para ese momento también informó que se pensaba mudar el huerto organopónico de Bellas Artes, sin decir a donde y explicó que “estamos trabajando en un conjunto de ideas para presentarlas al Ejecutivo para estimular ese programa de organopónicos que se inició hace unos años con el Programa Bolívar 2000. La idea es atender a la población en general, no sólo a ciudades como Caracas, sino que vemos importante para la soberanía y seguridad alimentaria que podamos desde las familias, desde las casas, convertirnos en entes de producción de alimentos que permitan garantizar una correcta nutrición».
Incluso un año antes, el coordinador nacional del Programa Especial para la Seguridad Alimentaria, Emmanuel Moretti, reconoció que hubo “tropiezos” en los cultivos, especialmente porque el huerto fue cambiando de manos “pues muchos de ellos optaron por aceptar títulos de tierras ofrecidos por el INTI en el interior del país y abandonaron el plan”.
El programa y las promesas gubernamentales referían que debía haber 1.000 hectáreas sembradas solamente en la Gran Caracas, pero para el año 2007 solo se tenían 39 huertos distribuidos en 8 estados del país.
Y en agosto de ese mismo año, el ministro de Agricultura y Tierras, Elías Jaua envió en agosto una comunicación a los representantes de la FAO acreditados en el país para anunciar el cierre de los proyectos de agricultura urbana. Sin embargó explicó a través del canal estatal Venezolana de Televisión, que el dinero del proyecto se utilizaría para comprar jeeps para los fundos zamoranos y financiar donaciones a otros países, que no precisó cuáles eran.
Para ese momento, Jaua tampoco especificó si relanzarían el programa a través del Ministerio y tampoco sobre la situación en la que quedarían los trabajadores, que a juicio de algunos, ayudó “a constituir una cultura de autoabastecimiento”.
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