Proyecciones de la economía 2018: echaremos de menos el 2017
Con todos los indicadores de la economía en rojo, la hiperinflación, un flagelo nunca visto en en estas tierras, es y será el principal dolor de cabeza de los venezolanos, quienes tendrán que hacer frente a una escasez sin precedentes
Autor: Jesús Hurtado – @jahurtado15
Los pronósticos no podría ser más negativo: sin posibilidad alguna de mejora, la economía venezolana será en 2018 un nombre más en la nada honrosa lista de naciones que han sufrido hiperinflación, el peor de los escenarios posibles para cualquier economía.
Contrariamente a los planteamientos hechos desde el alto gobierno que prevén el “despegue” del país, analistas locales y proyecciones de organismos internacionales señalan que al final de 2018 habremos alcanzado 20 trimestres consecutivos de caída del PIB, con el agravante de una inflación de alcances nunca vistos por los venezolanos.
Y llegó el lobo
Aunque las advertencias fueron muchas, el gobierno siempre confió en que un milagro evitaría caer en la cacareada pero desconocida hiperinflación. Sin embargo, todo estaba dado para que fuera inevitable que Venezuela sucumbiera en un bache económico que ya no se ve por estas latitudes desde hace más de una década.
“Hemos exacerbado la condición rentista y eso hizo que hiper nos alcanzara”, dice la economista Tamara Herrera, quien no aprecia que desde el gobierno se estén concretando estrategias para hacer frente a un problema inminente que traerá “cambios profundos en el tejido social”.
Henkel García, director de la firma Econométrica, reitera que el escenario hiperinflacionario es seguro y podría ser peor de lo previsto.
De acuerdo con los datos de la empresa, en el mejor de los casos la inflación alcanzará en 2018 por lo menos 5.000%, mientras que en el escenario más pesimista el indicador podría escalar hasta la astronómica cifra de 29.100%. “Son niveles inimaginables para cualquiera”, dice.
Otros cálculos son igualmente desalentadores y refuerzan esta tesis. En Ecoanalítica, por ejemplo, señalan que ya no hay vuelta atrás para el peor de los escenarios.
Tras estimar que el pasado mes de noviembre el país entró formalmente en hiperinflación al registrar una subida de precios superior a 56%, Asdrúbal Oliveros, director de la firma, asegura que para el próximo año la inflación mensual será de 50% o más, para un cierre cercano a 7.300%.
Este dato es corroborado por el también economista Luis Oliveros, quien estima que para el 2018 la inflación mensual rayará entre 40% y 50%, por lo que prevé que en diciembre próximo la escalada de precios oscilará entre 5.000% y 12.000%.
Entretanto, el banco de inversión Torino Capital estima que la contracción podría variar alrededor de 5.300%
En medio de esta vorágine de cifras, el Fondo Monetario Internacional ofrece el mejor panorama posible para el gobierno: inflación de 2.349%. Por lo visto, al Ejecutivo le conviene utilizar los datos de su detestado enemigo.
Sigue la caída
Con este telón de fondo, que la economía siga cayendo como viene haciéndolo desde hace 15 trimestres es un hecho.
Es así que todos los análisis estiman que tras el descenso de al menos 12% del Producto Interno Bruto (PIB) este año, en 2018 la caída será menor, pero solo debido a que es imposible repetir los resultados de anteriores años por lo maltrecho de la economía.
En este sentido, Luis Oliveros afirma que la contracción será de entre 5% y 7% “asumiendo que el default de la deuda no será tan desordenado como ha sido este año”; mientras que en Econométrica el cálculo apunta a una contracción de entre 4,95% y 12,3%.
En Ecoanalítica apuntan a una caída de 7,3%, ello como consecuencia de una reducción más pronunciada de las importaciones y el desvío de muchos recursos al pago de la deuda.
Y como en el caso de la inflación, es un organismo internacional el que ofrece el pronóstico menos pesimista: según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la economía venezolana se contraerá 5,5% en 2018 tras haber retrocedido 9,5% en el año que está a punto de cerrar.
El negro alzao
Si muchos consideran esquizofrénico el comportamiento que ha tenido el mercado paralelo este año, las consecuencias de la hiper harán que el conducta actual parezca un simple ataque de histeria.
De hecho, los analistas aseguran que éste será uno de los temas más escabrosos para el 2018, estimando que, en el mejor de los casos, el aumento del paralelo será similar al de la inflación.
Esto es lo que cree Luis Oliveros, para quien el deslizamiento del dólar estará signado por el ritmo que marque la inflación; es decir, que el paralelo podría superar los 10 millones de bolívares al cierre del 2018.
Otros son más concretos. En Econometrica, por ejemplo, estiman que el “negro” podría subir por encima de los 8 millones de bolívares, mientras que en Ecoanalítica la proyección se duplica y supera los Bs. 16 millones.
A cuentagotas
En cuanto a los recursos que recibirá Venezuela por factura petrolera, todos se inclinan a señalar que la caída de la producción que viene experimentado Pdvsa desde 2013 se agudizará y será la piedra de tranca para los planes del gobierno de satisfacer las necesidades del pueblo.
Según sea quien rubrica el estudio, las proyecciones apuntan que la caída de la producción rondará entre 250.000 (L. Oliveros) y 400.000 (Torino) barriles diarios, lo que le daría al gobierno ingresos de entre 24 y 28 mil millones de dólares.
“Los precios permanecerán bajos por aproximadamente dos años más, y si a esto se suma la caída de la producción, el pronóstico no es muy bueno”, dice el economista y especialista en políticas públicas Richard Obuchi.
Para agravar la situación, 60% de esos ingresos (cerca de $16 millones en el escenario más optimista) tendrán que destinarse al pago de deuda, lo que dejaría para importaciones ordinarias un monto menor a destinado este año para ese fin (unos $12.000 millones).
Eso significa que el abastecimiento no mejorará sino que por el contrario la escasez se profundizará, alimentando ese saco sin fondo que es la hiperinflación. La crisis actual será entonces solo un pequeño desajuste en medio del panorama que se avecina.
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