Día de la Zulianidad, Ángel Lombardi Boscán
Autor: Ángel Lombardi Boscán | @LOMBARDIBOSCAN
Definitivamente el extravío en el presente de los venezolanos tiene mucho que ver con un desdoblamiento histórico. Hacemos de los recuerdos lo que nos da la gana. En el año 2002, al gobernante de ese entonces, se le ocurrió celebrar el onomástico del gentilicio zuliano estableciendo el día 28 de enero de 1821 como el “Día de la Zulianidad” bajo el siguiente pre-supuesto. “El 28 de enero de 1821 Francisco Delgado, Gobernador de la Provincia de Maracaibo, declaró su independencia, acto que se convierte en la primera decisión política tomada autónomamente por el pueblo del Zulia, en defensa de su identidad y de sus intereses nacionales. Esta acción hace que en el año 2002 el entonces Gobernador del Zulia; Manuel Rosales Guerrero, decrete el 28 de enero como Día de la Zulianidad”.
Maracaibo no participó en la Independencia: estaba feliz con su status quo de provincia hispánica con vínculos más estrechos y fluidos con la Nueva Granada y el Caribe. En 1777 con la fundación de la Capitanía General de Venezuela, una medida centralizadora y controladora de los reyes borbones, Maracaibo pasó a depender administrativamente de Caracas y esto no les gustó a los españoles zulianos de ese entonces. Es por ello que Maracaibo no “siguió el ejemplo que Caracas dio” el 19 de abril de 1810, y cuando llegaron los emisarios caraqueños a solicitar acompañamiento en el paso pro-autonomista dado, lo primero que hicieron los marabinos fue ponerlos presos. Sí bien en España no había gobierno efectivo por la invasión de Napoleón Bonaparte desde el año 1808, por lo menos estaba la Regencia: y Maracaibo y sus autoridades se mantuvieron leales a esa instancia.
Así que cuando se desata el conflicto, luego de la Declaración de la Independencia el 5 de julio de 1811, Maracaibo se convirtió en la cabeza de la contrarrevolución y se coaligó junto a los de Coro y Guayana para enfrentar el secesionismo de caraqueños, orientales, andinos y llaneros. El Capitán General de Venezuela pasó a ser Fernando Miyares, quien era en ese entonces la principal autoridad en Maracaibo.
El lago de Maracaibo mantuvo a los zulianos aislados de una guerra de exterminio: fue inesperadamente nuestra Línea Maginot natural. Y durante diez años no hicimos ningún esfuerzo consistente para vencer a los caraqueños y sus aliados porque la provincia era tan pobre y aislada que no había forma de organizar ninguna ofensiva militar. Recordemos que no había Metrópoli.
El Día de la Zulianidad es una completa impostura histórica. Urdaneta invadió Maracaibo en enero del año 1821, violando lo estipulado en el armisticio que Bolívar y Morillo acababan de firmar en noviembre del año 1820. El cabildo de Maracaibo muy pragmáticamente se pasó al bando republicano el 28 de enero de 1821 sin ninguna heroicidad o convicción patriótica. Lo hicieron porque el curso de la guerra ya tenía un desenlace definido luego de la aplastante victoria de Bolívar en Boyacá en el año 1819.
Más coherente con nuestro pasado real fue haber promovido el Día de la Zulianidad a través de la actuación e ideas de José Domingo Rus (1768-1835), diputado de la Provincia de Maracaibo en las Cortes de Cádiz entre los años 1812-1814, y quién elaboró la primera defensa sistemática del gentilicio zuliano desde una posición pro-realista, autonomista y liberal. O tomar la fundación de la Universidad del Zulia en el año 1891 como símbolo de una cultura que ha permitido el progreso desde las artes, el humanismo, la ciencia y tecnología desde entonces. O siendo más prosaicos: utilizar el petróleo o a la misma Virgen de la Chinita o a los wayuu. Seguimos haciendo apología de la guerra y sus miserias, y lo que es peor, desde la mentira que deforma el pasado.
Nada raro sería, que con las actuales autoridades bolivarianas, los pocos resquicios que aún quedan de nuestro pasado pro-monárquico queden abolidos definitivamente.
Ya por ahí se vislumbra un cambio en el escudo de la ciudad de Maracaibo para borrar la enseña de “muy noble y leal” que nos delata.
Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ
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