Misses y chavistas, los cuentos que no se dijeron en Instagram
El glamour de las luces, el brillo y las pasarelas seduce hasta al más encopetado. El poder del chavismo inunda al certamen de belleza y la cantidad de relaciones entre beldades y poderosos del régimen va más allá del escándalo que surgió en Instagram cuando unas y otras se acusaron de ser “enchufadas”
La caricatura de Edo Sanabria fue reveladora. Brutal. Perfecta para resumir la polémica que el fin de semana, y por más cuatro días, se mantuvo en las redes sociales cuando la exmiss y animadora del espacio Lo Actual, de Televen, Annarella Bono, prendió el ventilador tratando de refutarle a la también exmiss y comunicadora Angie Pérez, la “investigación periodística ah honorem” (así lo definió la autora) sobre quienes denominó como “enchufados que vienen a contaminarnos con su corrupción” en Miami. En esa ciudad reside quien también fue ancla del mismo espacio, cuando aún sólo era sección de El Noticiero.
Caricatura EDO: Miss "Bendecida y afortunada" pic.twitter.com/ctBrYk9zK3
— EDO (@edoilustrado) March 12, 2018
En esas aspas de estiércol prendidas por Annarella cayó buena parte de la cosecha del Miss Venezuela de la última década.
Un cuento que, además, es casi tan viejo como la existencia del concurso mismo (66 años cumple este 2018). Las versiones de que las aspirantes a misses aceptan, y pagan, favores de patrocinantes o de sus mánagers no son nuevas.
Cíclicamente, cada cierto tiempo, alguien se encarga de destapar la olla para que el olor podrido impregne uno de los proyectos más exitosos que ha tenido el país: el Miss Venezuela. Lo hizo Patricia Velásquez al admitir que se “prostituyó” cuando concursó, y también Vivian Sleiman.
Ahora, una foto de una cuenta anónima ha sido la mecha. En la misma aparece la exmiss Zoraya Villarreal “haciendo labor social” con la Fundación Diego Salazar, que presidió. Sí. La misma que fue allanada a finales de 2017 cuando su presidente estuvo detenido, y la misma que empleó los servicios de varias de las reinas de la pasarela para aumentar su perfil público.
Ahí comenzaron los post que fueron y vinieron. No sólo entre Bono y Pérez, sino que a aquella telaraña se unieron maquilladores, exmisses, opinadores de oficio y hasta uno de los integrantes del actual “comité” que lleva las riendas de la Quinta Rosada. De repente, en unos cuantos posts, el brillo y el glamur de la noche tan linda, terminó en pesadilla.
Curiosamente (aunque “extrañamente” calzaría mejor) el nombre de Osmel Sousa no figuró en ninguno de los cuatro días de fuerte polémica. Si se cuentan, más de 20 identidades salieron a relucir con los apellidos de “enchufadas”, “zorras”, “aprovechadas” y un sin par de calificativos.
Pero ninguno de esos adjetivos alcanzó a “el zar de la belleza”, quien durante casi 40 años (incluidos los diez del escándalo reciente) estuvo al frente de la Organización Miss Venezuela, amén de haber renunciado hace un mes y, además, siete días antes del escándalo subió a su cuenta de Instagram una foto haciendo el número 7 con sus dedos y preguntándose: “¿Cuántos días tiene la semana?”. ¿Se salvó del chaparrón marrón?
La corona vale lo que puede
Lo cierto es que la belleza siempre ha llamado la atención del poder. Es un tema trillado como la prevención del embarazo precoz, pero que los casos siguen y siguen dándose. Ejemplos históricos en el mundo, demasiados.
Que revivan a J.F. Kennedy y le pregunten por Marilyn Monroe. O más recientemente a Nicolás Sarkozy por Carla Bruni, por nombrar solo dos casos emblemáticos. La farándula, ese tema que muchos consideran banal pero que nadie se pierde, ha seducido por igual a políticos, deportistas, líderes y hasta religiosos.
Susana Duijm siempre negó que haya tenido relación de algún tipo con Marcos Pérez Jiménez, pese a que la prensa de la época la relacionaba con el dictador. Y eso fue en 1955. Así que la cosa viene de atrás.
En tiempos de revolución, y con el deseo de figuración de quienes vinieron de menos a más (plata), el brillo de los reflectores cegó a los jerarcas y las billeteras de éstos a las reinas. Una de las primeras en ventilar sin tabúes su relación fue Betzabeth Zárraga, Miss Barinas 1999, quien aprovechó su relación con el entonces todopoderoso general Víctor Antonio Cruz Weffer, imputado después por la Fiscalía por corrupción y revivido hace poco por los Panamá Papers por tener su fortuna en las Islas Seychelles.
La consintió no sólo poniéndola como imagen del Plan Bolívar 2000, sino también grabándole y dedicándole un disco de música llanera. Ahora, él es prófugo y ella dueña de un centro comercial en Barquisimeto.
Otra figura emblemática del chavismo no ha tenido empacho en mostrar su debilidad por las misses: Antonio “El Potro” Álvarez. Se ha casado tres veces, siempre con reinas de belleza.
Astrid Carolina Herrera, Miss Venezuela y Miss Mundo 1984, fue su primera esposa, con quien no tuvo hijos. Su separación estuvo salpicada por rumores de maltrato e infidelidades.
Esas mismas razones pulularon cuando se supo que se separaba de otra ganadora del concurso, Mariángel Ruiz, con quien se casó al salir ella embarazada de la hija de ambos.
Al poco tiempo, quien también fuera beisbolista se casó con otra reina, Dayana Colmenares, quien fue al Miss International y quedó de primera finalista. Con ella ya tuvo una niña y viene otra en camino. En ese trajín se dijo que el también reguetonero tuvo un affaire con Osmariel Villalobos.
En este caso, no obstante, resulta curioso que su ex Ruiz no se alejó de las cámaras ni de la política, aunque sí de bando, porque desde hace más de cuatro años tiene una relación sentimental con Carlos Ocariz.
Manuel “El Coko” Sosa es otro que ha sido atraído por las beldades 90-60-90. Bueno, a veces. Más allá de su sonado romance con María Gabriela Chávez, el actor suele tener buen gusto (de haberlo conservado seguramente no habría terminado preso).
La actriz Mirela Mendoza y la modelo Shannon de Lima (ex de Marc Anthony) tuvieron sendos hijos con él. También fue novio durante más de un año de Osmariel Villalobos, después de la Miss Mérida 2013, Lesly Barrera, y luego de la también exmiss Jessica Grau, a quien se le relacionó antes de él con Jorge Rodríguez cuando era alcalde. En Vargas cuentan que la peluquería más famosa de la zona se la montó él a la madre de Grau.
En 2005, la Alcaldía Metropolitana de Caracas tuvo una participación importante en el Miss Venezuela, pues por primera vez una reina elegida en el municipio pasó la prueba de Osmel. Fue así como Davianny Rivero, luciendo la banda de Distrito Capital, fue apoyada abiertamente por el entonces alcalde, Juan Barreto, ocupando el puesto de segunda finalista y luciendo la banda de Miss Simpatía.
En 2014 un reportaje de investigación de El Nacional dio cuenta de que, en Barquisimeto, un empleado de la empresa Prodisal 21 compró Gipaka Import, una compañía de maletín que investigan por haber recibido dólares de Cadivi.
Su dueño, Nelson Antonio Montilla Rivero, es el esposo de la exmiss y actriz Miriam Abreu, quienes se convirtieron en padres de unos morochos y viven en Panamá, donde la empresa de Montilla tiene sucursal.
A Ivian Sarcos se le relacionó con el Comandante Eterno. Dicen que su mánager José Tovar y el canciller de entonces, Nicolás Maduro, sirvieron de celestinos.
El nombre de Ivian pasó a la posteridad en 2011 no sólo por coronarse (hasta ahora) como la última Miss Mundo venezolana, sino por no tener problema en reconocer que su corazón es más rojo rojito que el de cualquier otra. Y tanto fue así que ha sido la única reina de belleza recibida oficialmente por la V República en el Palacio de Miraflores.
En enero de 2012 el mismísimo Hugo Chávez la saludó en la entrada del centro del poder. Ni antes ni después en estos 19 años se ha repetido la escena que fue muy popular en los gobiernos de la IV.
No obstante, una vez entregada su corona mundial ella se quedó fuera del país y está comprometida en matrimonio con el empresario Javier Francisco Blasini de Velasco, relacionado con los casos de corrupción de Pdvsa Oriente.
Dueños de purasangre de casta se quedaron con los ojos claros y sin vista cuando el venezolano Carlos Luis Uzcátegui (uno de los retoños de “Alito”, quien tiene alerta roja de Interpol por corrupción en Empreven) junto con su hermano José Antonio, a punta de billete, compraron en una subasta en Saratoga al potro más caro por 2 millones de dólares. Seguramente, antes de correr en los hipódromos de ese país, la exmiss María Fernanda León, esposa de Carlos, se habrá dado por lo menos un paseíto.
Ly Jonaitis, quien recientemente anunció su embarazo, se casó el año pasado con Kenny Antonio Díaz Rosario, uno de los tres edecanes de más confianza del “galáctico eterno”.
Los otros dos eran Juan Escalona (polémico ex tesorero nacional, presidente de la fundación Corazón Llanero, constituyente y asistente de Maduro) y Antonio Morales (exesposo de Annarella Bono). Díaz estuvo por años en el Despacho de la Presidencia, en el Ministerio de Interior, Justicia y Paz y como administrador en otros organismos públicos.
Los cachos de Morales a Bono con la hermana de la exmiss Anyela Galante habría provocado el zaperoco del fin de semana que aún se comenta. “Chávez es como mi papá”, declaró Bono a Últimas Noticias pocos meses antes de su boda con el entonces teniente.
A raíz de esa boda, y gracias al estilo de vida que no ha escondido en sus redes, Bono comenzó a ser tildada de enchufada, boliburguesa y otro cúmulos de epítetos que sin mencionárselos se los recordó Angie Pérez el lunes 12 de marzo cuando publicó una serie de documentos de propiedades en Miami que la involucran con su familia y con su comadre Sara Coello, otra exmiss, casada con Daniel Quevedo, cubano que por años le montó las tarimas al Gobierno.
Bono apareció recientemente con su compañera de fórmula, y también exmiss, Deborah Menicucci, en una fotografía en Instagram con una regleta y mostrando su orgullo por ser enchufadas.
Menicucci, quien se batió duro en las redes en solidaridad con su compañera, está casada con Mikel Moreno, presidente del Tribunal Supremo de Justicia, a quien le han sacado su prontuario policial hasta el cansancio.
El logro de la morena fue llevarlo al altar, por cuanto dos años antes el entonces juez quedó muy despechado luego de que Astrid Lozada, Miss Barinas 2011, lo dejó para irse a casar a Miami con otro.
Corona para un sueño
Eso de lucir la corona en la cabeza tiene sus méritos. Como saltar de Catia a Nueva York. Mariana Jiménez sabe de eso, por cuanto luego de ser una connotada deportista y merecedora del título Señorita Deporte de la mano de su mentor Nelson Merentes, y de su mánager Raenrra, no sólo logró mejorar su calidad de vida sino que ahora hace carrera como modelo en “La Gran Manzana”.
Se mantiene así alejada de la controversia que surgió cuando una chiquilla de 17 años de no muy buenos modales le arrebató un sencillito en euros y dólares que el otrora director del Banco Central de Venezuela y del Ministerio de Finanzas tenía en su casa.
De las filas de la serie Somos tú y yo salió Rosangélica Piscitelli, una rubia que cuando el desarrollo dejó listo su cuerpo se hizo unos retoques para quedar como una de las favoritas de la edición 2016 del Miss Venezuela.
Ganó un montón de bandas ese año menos la principal. Pero eso no le impidió comprometerse recientemente con Rooselvet Casanova, dueño del canal Telellano cuya pantalla solo transmite felicidad, y quien se dice es contratista de la administración barinesa de Adán Chávez.
Sabrina Salemi, Miss Dependencias Federales 2002, fue señalada hace unas semanas como la “otra” en la vida de Diosdado Cabello. Incluso, se dijo que la hija que tiene la actriz es de él. Ella ha negado todo: la relación y el parentesco con la pequeña. El capitán no se ha pronunciado al respecto.
Pero no sólo quienes llegan a la “noche tan linda como esa” tienen la oportunidad de tener su boda por todo lo alto financiada, presuntamente, con fondos públicos.
Alejandra Mora, una chica como la mayoría de las venezolanas que sueñan tener la tiara en su testa, se casó en medio de una fiesta de derroche y lujos el año pasado con el entonces gobernador de Nueva Esparta, el general Carlos Mata Figueroa, quien no sólo la dobla en edad sino que no le importó que apenas llegara al grupo de las 123 aspirantes al Miss Venezuela 2016.
Los banqueros, rojos o no, también tienen su corazoncito. Como Octavio Meza, del Banco Caroní, quien luego de probar a varias candidatas, finalmente fue alcanzado por la soga de Valeria Véspoli, quien logró sacarle el “sí quiero”.
Del otro lado, recientemente, también ha habido flechazos de Cupido. En el Miss Venezuela 2016 el parlamentario Carlos Paparoni estuvo ligado a la participante de ese certamen Antonella Mazzaro, quien luego del concurso le dejó el pelero.
Mejor suerte corrió el concejal de Chacao Diego Scharifker, por cuanto su novia de cuatro años, Sarah Dávila, no lo dejó cuando entró a esa misma edición. Y él, en reciprocidad, cuando la flaca quedó pegada en el resultado la siguió amando como siempre.
El rey de la parranda
Diego Salazar merece un capítulo aparte. No sólo por las dos cocinotas a todo dar que tenía en su oficina de la Torre Edicampo -Campo Alegre- que fue allanada. Tampoco por las camionetas que decomisaron ahí y que, según comentarios informales, estaban a nombre de la exmiss Diana Croce; ni por los Rolex que le regalaba a sus amigos cuando cumplían años (y si se equivocaba corregía el error con… otro Rolex) ni por los discos de baladas y música bailable que grabó con su propia orquesta.
Por nada de eso, sino por la suerte de Quinta paralela que tenía en su altruista Fundación que lleva su nombre y creada en 2009 en honor a su padre, un exguerrillero, fundador del MVR y constituyente de 1999.
“La Fundación Diego Salazar se ha enfocado en el apoyo de la infancia en áreas esenciales de educación, salud, y cuidado diario. Ya sea donando inmuebles, o computadoras, o dotando a escuelas de equipos electrónicos o instrumentos musicales, la Fundación ha sido capaz de tener un impacto positivo en la vida de un número considerable de jóvenes”.
Así se definen en su página web (todavía activa) pero donde las fotografías de la galería no abren. A lo mejor para no seguir dando tela a los chismosos.
Lo cierto es que Salazar erigió un emporio de belleza que era tema de conversación en las ediciones anuales del Miss Venezuela por el sueldo que pagaba: 1.000 dólares.
Unas, como Estefanía Fernández, Blanca Aljibes o Vanessa Goncalves, dicen, que sólo se limitaron a hacer su trabajo. Otras, también dicen, como Ly Jonaitis, Claudia Suárez y más recientemente Ana Carolina Ugarte, llegaron a segunda base con el entonces exitoso empresario y ahora encarcelado primo de Rafael Ramírez.