Ahora Venezuela también exporta enfermedades
La mayoría de los casos de sarampión, malaria y difteria del continente americano llevan sello venezolano. Las tres infecciones se diseminan en simultáneo por varios países gracias a los migrantes de la patria de Bolívar
Autor: Alejandra Silvera
Que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se pronunciara dos veces en una semana, habla de la gravedad de la epidemia. Al menos así lo interpreta el exministro de Salud José Félix Oletta, integrante de la red Defendamos la Epidemiología Nacional y de la Alianza Venezolana por la Salud, al considerar que el mismo organismo que ha guardado silencio ante las epidemias de difteria y malaria en Venezuela, ahora advierte sobre un problema de salud pública que puede comprometer al continente.
Lo que está ocurriendo en el país con el sarampión no es un asunto menor. Oletta explica que este virus es el responsable de una de las enfermedades respiratorias más contagiosas y fáciles de diseminarse, donde la literatura médica precisa que por cada caso positivo pueden haber 20 personas más infectadas. Por ello, el brote venezolano iniciado en julio de 2017 amenaza con desmontar un logro que costó 22 años, y que llevó a la OPS a declarar el 27 de septiembre de 2016 al continente americano como “zona libre de sarampión endémico”, tras aplicar vacunaciones masivas. La primera región del mundo en alcanzarlo.
Brasil ya registra más de 50 casos sospechosos de sarampión importados de Venezuela, 17 de ellos confirmados (precisamente en ciudadanos venezolanos que emigraron a Brasil), que no habían sido vacunados y en edades comprendidas entre los 9 meses y 18 años. Todos estos en el estado de Roraima, en las localidades de Boa Vista y Pacaraima, las mismas que están recibiendo a los venezolanos que diariamente emigran por la grave crisis económica, social y política, por la frontera con Brasil. El genotipo de sarampión identificado por los brasileros es el mismo confirmado en Venezuela, el D8.
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Colombia también lleva el registro de al menos tres casos de sarampión en venezolanos que han huido a ese país, el primero de ellos –ya confirmado- en Medellín, y el más reciente en el departamento de Magdalena. “Lo de Colombia era cuestión de tiempo. Esto puede ocurrir en cualquier país donde se trasladen venezolanos que no hayan sido vacunados”, indica el exministro.
Venezuela ha pasado a ser exportador de enfermedades en el continente, primero con malaria, luego con difteria y ahora con sarampión. Algo que no había ocurrido en los últimos 25 años, recuerda Oletta, o quizás más, pues las tres epidemias se están expandiendo en simultáneo a países vecinos, algo inusual que ha encontrado como catalizador al éxodo masivo de venezolanos.
Bajas coberturas, explotación ilegal
La reaparición de la difteria y el sarampión, enfermedades que habían sido controladas años atrás, está directamente relacionado con las bajas coberturas de vacunación, lo que se traduce en una acumulación de población susceptible y en riesgo, señala Luis Echezuría, pediatra y epidemiólogo.
Bolívar es el estado con los porcentajes de cobertura más bajos y ha sido la entidad donde se han registrado los brotes de difteria (después de 24 años sin diagnósticos en Venezuela), de sarampión (tras 10 años sin casos) y donde ha crecido desenfrenadamente la epidemia de malaria, no por ausencia de vacunación porque no existen biológicos que la prevengan, sino por la minería ilegal que ha aumentado sin control y propiciado las condiciones para que el mosquito anópheles (transmisor del parásito de la malaria o paludismo) se reproduzca; a esto se suma la automedicación, reinfección, escasez de antimaláricos y destrucción de las políticas públicas de control de vectores. Las tres ya han recorrido buena parte del país.
Es así como Venezuela está afrontando una epidemia de sarampión que, según datos extraoficiales, suma 20 fallecidos (dos en Bolívar, uno en Distrito Capital y 17 en Delta Amacuro, en la etnia warao).
Oletta explica que cuando ocurren defunciones la causa primaria es el sarampión, mientras que la causa directa es la complicación derivada del sarampión, como por ejemplo bronconeumonía por neumococo. En el caso de los niños warao, los reportes extraoficiales indican que no se contó con los antibióticos necesarios para controlar esas infecciones. Pero así como ocurrió años atrás con el virus de influenza A H1N1 y más recientemente con difteria, la causa primaria probablemente no aparecerá en los certificados de defunción, comenta Oletta.
En los casos de defunciones, la causa primaria es el sarampión, mientras que la causa directa es la complicación derivada del sarampión, como por ejemplo bronconeumonía por neumococo.
El país acumula hasta ahora unos 2.900 casos sospechosos de sarampión, superando ya las cifras de la última epidemia documentada (2001-2002), cuando se registraron 2.392, recuerdan la Red Defendamos la Epidemiología Nacional y la Sociedad Venezolana de Salud Pública en su boletín del 18 de marzo. El virus está circulando en Bolívar, Apure, Anzoátegui, Delta Amacuro, Distrito Capital, Miranda, Monagas, Vargas y Zulia, y la mayoría de los afectados son niños menores de 5 años de edad, seguidos por el grupo de 6 a 15 años.
Si bien la OPS alerta en su último informe (16 de marzo) sobre la presencia del sarampión en Antigua y Barbuda, Brasil, Canadá, Estados Unidos, Guatemala, México, Perú y Venezuela, este último es el país que acumula el 85% de todos los casos confirmados de sarampión del continente. Oletta estima que solo alrededor de 1.350.000 niños venezolanos no han sido vacunados en los últimos 10 años, por lo que la población susceptible de adquirir sarampión y otras infecciones prevenibles por vacunas es considerable.
Venezuela es uno de los cuatro países en el mundo, junto con Nigeria, Sudán del Sur y Yemen, que se encuentra en condición de alerta por malaria.
En el caso de difteria, también el estado brasilero de Roraima detectó un caso en 2017, en una niña venezolana que falleció por esa causa, y Colombia reportó en enero de este año una situación similar en el departamento de la Goajira, en un venezolano de 3 años que igualmente falleció por esta enfermedad bacteriana. Serían dos los casos de difteria que hasta ahora ha exportado Venezuela a sus países vecinos, situación que no ocurría desde 1992. El año pasado el país reportó a la OPS 96 muertes por difteria, cifra que representa el 84% de los casos de todo el continente, al finalizar 2017 con 114 muertes por esta bacteria.
Cientos de miles
Si continúa la revisión hasta la malaria, Venezuela no solo ocupó el deshonroso primer lugar en incidencia de esta enfermedad en todo el continente, desplazando a Brasil (país con una población casi siete veces mayor a la venezolana), y superando la suma de todos los casos de malaria de ese país y Colombia juntos, sino que también ha aumentado la cantidad de casos exportados a naciones vecinas. La última cifra oficial de 2017, del Ministerio de Salud, precisaba un acumulado de 319.765 casos de malaria hasta el 21 de octubre.
El exministro Oletta sostiene que si bien la exportación de paludismo o malaria ha sido continua durante años por ser un país endémico (la infección circula todo el año), en los últimos dos años la magnitud ha sido cada vez mayor. Entre 85% y 90% de los casos importados de malaria en Colombia provienen de Venezuela. En el caso de Brasil, el país de la “revolución bolivariana” les aporta poco más del 62%, el resto les llega desde Perú, Colombia, Guyana y Ecuador. Y Guyana ha identificado a Venezuela como la fuente del 80% de su malaria importada. “Antes teníamos casos importados de malaria de Guyana y Brasil, ahora es al revés”, señala Echezuría, profesor de la Facultad de Medicina de la UCV.
La OPS ha apoyado a Venezuela con medicamentos antimaláricos y vacunas contra el sarampión y difteria, pero el avance de las epidemias deja ver que no ha sido suficiente. Echezuría recuerda que la última epidemia de difteria vivida en Rusia, en la década de los 90, solo pudo ser controlada cuando vacunaron a toda la población, tanto así que el lema de la campaña era “una vacuna para cada ruso”, destinada tanto a niños como a adultos. Eso no se ha visto en el país ni con difteria ni con sarampión.
Probablemente una explicación precisa sobre lo que está ocurriendo en el país con las enfermedades infecciosas y sus implicaciones, puede rescatarse del Informe Mundial de Malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 2017. Allí detallan que Venezuela es uno de los cuatro países en el mundo, junto con Nigeria, Sudán del Sur y Yemen, que se encuentra en condición de alerta por malaria, donde la “compleja situación ha llevado a un aumento de los casos”, y “las crisis humanitarias en curso plantean serios riesgos para la salud”.
Por lo visto, Venezuela seguirá siendo por mucho tiempo un exportador neto de enfermedades, una cualidad que parece ser directamente proporcional al declive que han experimentado las tradicionales exportaciones de petróleo.
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