Las principales razones que atentan contra éxito de la reconversión monetaria
Se necesitan al menos 15.500 millones de piezas de billetes para sustituir el actual cono monetario. Sin tiempo para ello y sin dinero para cancelar a los proveedores internacionales, el éxito de la reconversión luce más que comprometido
Autor: Jesús Hurtado | @jahurtado15
El anuncio de la puesta en vigencia de un nuevo cono monetario a partir de junio próximo se topa con tres dificultades iniciales: la cantidad de billetes que será necesario imprimir, el costo de dicha impresión, y el escaso tiempo que falta para la entrada del bolívar soberano.
Billetes no hay
De acuerdo con las estadísticas del Banco Central de Venezuela, BCV, desde el 2010 la cantidad de billetes circulantes en Venezuela supera los 15.500 millones de piezas , lo que significa que el país deberá suplantar esta cantidad de billetes si se espera evitar un colapso similar al que vivimos actualmente.
Pero los tiempos no alcanzan para sustituir esa cantidad de billetes. “Es preciso que tengamos todos los billetes que se necesitan si queremos evitar problemas en el sistema de pago», afirmó Efraín Velásquez, presidente del Consejo Nacional de Economía.
Para el economista resulta poco probable que el gobierno pueda llevar adelante con éxito el lanzamiento de una nueva moneda sin tener en el país la cantidad de piezas necesarias.
Igual opinión sostiene la economista Tamara Herrera, para quien el gobierno no tiene la capacidad financiera para encargar la cantidad de billetes que va a requerir la economía. «Tengo mis dudas de que el nuevo billete esté listo en tres meses», afirma.
El tiempo apremia
Para la pasada reconversión que entró en vigencia el 1° de enero de 2008, el BCV inició los estudios de factibilidad dos años antes (en 2006), aunque el anuncio oficial fue hecho por Hugo Chávez en febrero 2007. Evidentemente, los escasos dos meses que faltan para que arranque la nueva familia de moneda lucen totalmente insuficientes.
“No hay tiempo, no es solo cuestión de decir voy a sacar un nuevo billete y ya, es adecuar todo el sistema de pagos para la circulación de un nuevo cono”, señala el economista Carlos Martínez, quien recuerda que aun los bancos nacionales no han podido adaptarse a la actual familia de billetes, mucho menos podrán hacerlo con la nueva.
En efecto, la pasada reconvención llevó años de preparación, y ya para 2007 estaban en el país la casi totalidad de las piezas (billetes y monedas) que se necesitaron en aquel momento.
«Tendremos dificultades con el sistema de pago», advirtió Velásquez, asegurando que es muy poco probable que el país pueda contar con la cantidad de billetes necesarios no solo para la sustitución sino para afrontar la creciente demanda en medio de un proceso hiperinflacionario.
Dólares tampoco
El costo de la reconversión es otro detalle a tomar en cuenta a la hora de llevar adelante el proceso, toda vez que ello requerirá de una considerable erogación de dólares en medio de la gran sequía de divisas que padece la república.
Si bien no existe una cifra precisa y oficial, el economista Asdrúbal Oliveros señala que el proceso anterior requirió la inversión de unos 40 millones de dólares solo para el sistema financiero, en su mayoría para la adecuación tecnológica. “En las condiciones actuales, la banca no tiene capacidad financiera para ello”, dijo Oliveros en su cuenta de la red twitter.
Y ello no incluye el monto que se requiere para la impresión de la nueva familia monetaria. “Es un costo más que significativo porque buena parte de los billetes y monedas se imprimen en el exterior, y eso significa dólares”, añade Efraín Velásquez De hecho, de la actual familia solo los billetes de 2.000 y 100.000 bolívares son impresos en el país por la Casa de la Moneda de Maracay (Aragua).
Trae además a colación las dificultades que ha tenido el gobierno para imprimir billetes suficientes de la actual familia debido a la falta de pagos a los proveedores de papel moneda. Vislumbra que la única manera que tiene el gobierno de garantizar que el arribo de billetes o insumos para su impresión en el país, es el pago anticipado a los proveedores, una posibilidad que luce remota en medio de la escasez de dólares por la caída de la factura petrolera y las dificultades para optar por financiamiento externo.