El monetario ‘cono’ de la madre, por: Julián Martínez
Autor: Julián Martínez
El ocio es la madre de todos los vicios, dice el dicho. Es curioso que no diga “el padre”, porque a fin de cuentas el artículo está en masculino. En todo caso, si en efecto es “la madre”, podríamos decir que el régimen chavista, acostumbrado a enriquecerse sin trabajar y a hacer del ocio y la política barata su oficio, es la madre del cono: una estrategia bobolonga, porque rejuvenecer al monetario cono quitándole tres ceros sin haber controlado la hiperinflación, es como comprar (si la consigues y la puedes pagar) la pastilla anticonceptiva y tomártela después de quedar embarazada.
Mientras tanto, miles de corruptos enchufados van muy multimillonarios a comprarse yates y edificios en Miami, Chicago, New York (donde vive Gabrielita Chávez), Europa en general y etc. Al mismo tiempo millones de otros, a los que les robaron el dinero de su nación, van llegando a Latinoamérica, Europa y Norteamérica con una mano adelante y otra atrás. Pasan mil penurias, como los que se quedaron en Venezuela; pero estos últimos, gracias al gran Nicolás, pronto serán miserables con nuevos y coloridos billetes, posiblemente tan escasos como los bolívares “fuertes” de hoy, pero más prácticos y revolucionarios. Billetes menos capitalistas, porque hasta tienen turpiales, monitos y el ícono de Bolívar tal y como lo quiere imponer la dictadura.
El monetario cono de la madre de todos los vicios (o sea, el ocio) es lo que ocurre cuando alguien está sin oficio y sin la menor gana de combatir una feroz hiperinflación que día a día se lleva la vida de niños, ancianos, adultos, perros, elefantes, gatos, jirafas, leones, etc., etc.
En medio del ocio alguien se puso a dibujar a Negro Primero y se inspiró en la figura de Brutus Malfoy para retratar a Miranda. Así nacieron los nuevos billetitos de Monopolio, más revolucionarios que los del pasado y tan insustanciales como los del presente.
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Pero ahí no termina el ocio. También se inventaron unas elecciones en medio del típico aburrimiento de los boliburgueses ultra millonarios. Estaban desesperados por divertirse con un contrincante de la MUD, sin embargo esta vez la oposición no hizo lo de casi siempre, esta vez fue inteligente y dejó a los ricachones jugando solitos. Así, la verdad, es que no es divertido. Las fraudulentas elecciones convocadas por la fraudulenta Asamblea Constituyente no divierten, son como jugar solitario o hacer una carrera contra uno mismo procurando interesarse por saber quién va a ganar.
Afortunadamente más de cincuenta países ya han dicho que no reconocerán el resultado de las aburridas elecciones engañosas. Y eso sí puede poner el asunto interesante porque, entonces, después del 20 de mayo, cuando Maduro se nombre presidente reelecto (“Oh, ganó Maduro, a pesar de que 8 de cada 10 venezolanos lo quiere ver condenado a la pena máxima por crímenes de lesa humanidad y enriquecimiento ilícito, ¡qué sorpresa!”) entonces el ancho Nicolás habrá caído en su trampa, pues pasaría a convertirse antes de tiempo en un ilegítimo y no reconocido gobernante. Con lo cual no podrá ir a Chile, ni a la ONU, ni a Colombia, ni a la reunión de la junta de condominio, ya que no será un presidente sino el rey de nada. Y de nada le habrá valido inventar el monetario cono de la madre de todos los vicios y las miserias.