Oír a Capriles, por Gregorio Salazar
Autor: Gregorio Salazar | @goyosalazar
En su artículo del pasado domingo, hizo Henrique Capriles un balance de los primeros 90 días de este año, en el cual va recorriendo uno a uno los indicadores económicos y sociales que señalan sin género de duda que nuestro país está al borde del colapso.
El hundimiento de cada espacio de la realidad nacional traducido en cifras da cuenta de los grandes padecimientos que vive en carne propia la población y confirma el circuito de destrucción en que transcurre el presente de Venezuela.
Señala acciones que pueden conducir a la urgente recuperación del país, camino que está y permanecerá cerrado mientras el actual grupo gobernante continúe en el poder.
Sólo al final de su columna se refiere Capriles al aspecto político, con especial énfasis en la estrategia. Vale la pena volver sobre ese párrafo, que ha corrido por las redes sociales: “Es urgente que la UNIDAD (mayúsculas de HRC) discuta si efectivamente la política que viene planteándose en este momento es la acertada o no. Todo en el país cambia a diario y no puede la política permanecer inerte frente a ello. Hay que oír al país que reclama una estrategia y una línea de acción clara de qué se hará para que esta destrucción pare. Todo hay que hacerlo en unidad sin posiciones intransigentes y que efectivamente respondan al interés superior de los venezolanos”.
Es un llamado de atención extremadamente importante de quien durante estos diecinueve años de extravío “revolucionario” ha jugado un papel de primera línea tratando de evitar la destrucción de Venezuela. Ha sido capaz de ir desde la cárcel hasta asumir por dos oportunidades la candidatura presidencial, una de ellas asignada por la votación directa de los venezolanos.
Discusión urgente, estrategia y línea de acción claras, con unidad sin intransigencias y que responda antes que nada al interés superior de los venezolanos. Es una alerta y una convocatoria que, sin exagerar, puede decirse que ha pasado inadvertida para la opinión pública, por estos días absorbida por el nuevo caos en la paridad cambiaria, que catapulta al dólar por encima de los Bs. 500 mil, las expectativas sobre la Cumbre de las Américas y, para colmo, la nueva división de la oposición en la Asamblea Nacional.
No se necesita ser un superdotado para entender que lo que está planteando HCR es una revisión de la actual línea de la MUD de no participación en las elecciones presidenciales del 20 de mayo. Si no hubiera otras señales, bastaría para confirmarlo el furor de la respuesta de varios tuiteros. Eso no es de extrañar, lo incomprensible sería que en ningún sentido avanzara esa discusión que plantea el líder de PJ y que en medio de una sucesión de escenarios tan críticos toda política continuara imperturbable, sin posibilidad de evaluación, obstinadamente aferrada a hechos cumplidos. Simplemente, la impolítica.
El tipo de dominación totalitaria hacia el cual avanza enloquecidamente el régimen bien pudiéramos bautizarlo como el “modelo Houdini”. A la usanza de los trucos del famoso escapista, la sociedad venezolana luce abrumada por el peso de las cadenas, los candados y las esposas, todos los sobreseguros con los cuales el régimen la ha maniatado para no ser desalojado del poder. El sistema para algunos, sólo será vulnerable, desde afuera y por la fuerza. En la otra postura están quienes piensan que el descomunal rechazo, por no decir repudio, de la población hacia Maduro haría imposible un escamoteo de votos de tal magnitud como para alzarse otra vez con la presidencia. Maduro es derrotable y será ilegítimo más allá de las piruetas que pueda inventar.
Los tableros se están moviendo constantemente. La Cumbre de las Américas dejó de ser una prioridad para Trump cuando se complicaron las cosas en Siria, lo cual puede ir a peor. En ese espejo debe verse la oposición, hoy inerte, esperanzada en el rescate exterior. Y esa es la pregunta, ¿hasta cuándo inerte mientras el pueblo desespera? Vale la pena oír al país, vale la pena oír a Capriles.