Al caribe no lo conocen ni en su casa, la Alcaldía de Libertador
La nueva forma de pago, que aspira circular en verbenas organizadas por ese municipio capitalino, es una extraña entre los trabajadores de la institución
Caribe, la nueva “moneda local” anunciada el 15 de abril por la alcaldesa de Libertador, Erika Farías, no es conocida entre sus emisores. El equipo de TalCual intentó este viernes conocer detalles sobre la nueva forma de pago que se manejará en ese municipio, pero en la Alcaldía nadie sabe qué es caribe, ni qué departamento la regula.
Al llegar a la sede principal de la institución la recepcionista informa que eso no es por allí, sino por Fundarte, a pesar de que se nota su desconocimiento sobre el tema. Al llegar a esta dependencia cultural, una secretaria explica que allí tampoco es y que “¡Qué raro! Que los mandaron para acá», «eso tiene que ser allá en la principal».
De regreso a la oficina central, la recepcionista número 1 vacila en que tal vez eso sea con las cajas de ahorro, pero no se ve convencida. El vigilante de guardia la ayuda al preguntar “¿Los mandaron para acá de nuevo?”. Una mujer que escucha el peloteo dice: “vénganse conmigo, eso debe ser en la sede ejecutiva”.
Cada caribe equivale a 1.000 bolívares, señaló la alcaldesa, quien afirmó que el instrumento de pago tendrá emisiones de billetes de 5, 10, 20, 50 y 100 caribes
En la sede ejecutiva de la Alcaldía hay una cola para abordar el ascensor, el recepcionista luce delgado y dos hombres que ingresan al edificio también. En la espera un sujeto habla del contrabando del bolívar hacia la frontera que, según él, es “muy codiciado” en México. Su interlocutor asiente con la mirada. El lugar lucha con la oscuridad y la desidia, a duras penas se mantiene.
Finalmente, al llegar al PH1 la ascensorista explica que hay que subir un piso por las escaleras y preguntar en el departamento de Participación ciudadana. La respuesta allí fue igual que la recibida al principio, una señora indica “yo no fui a ese taller”, “mejor vayan al piso de abajo donde dan esos talleres”. Abajo funge el departamento de Urbanismo, ahí tampoco conocen a caribe. La búsqueda terminó después de toda una mañana sin resultados.
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En definitiva, en ninguna de las dependencias de la Alcaldía de Libertador saben explicar qué es, como funcionará y distribuirá la nueva moneda comunal que aspira funcionar en verbenas y ferias populares del municipio, según explicó apenas días atrás la máxima autoridad local; otra de la propuestas para “enfrentar la guerra económica” a través de “un mecanismo de intermediación”.
Ni moneda ni legal
En entrevista a TalCual, la economista Tamara Herrera explica que esto “no es nuevo”. “Es parte de un proceso que comenzó con Hugo Chávez. (…) A lo largo de los años aparecen estas monedas que buscan instaurar el modelo comunal”.
La experta refiere que estas no son monedas propiamente dichas y que tampoco poseen los requisitos legales que constituyen estos signos monetarios. Además, sostiene que una moneda tiene que ser un medio de pago, una unidad de cuenta, condiciones que el caribe no posee.
A juicio de Herrera, en este momento de inestabilidad económica una moneda “debe ser resguardo de valor, que en sí misma represente valor y tenga sentido guardarlo como ahorro”, sin embargo, en un escenario hiperinflacionario asegura que ni el caribe, ni ninguna moneda impresa o digital tiene valor “porque está erosionándose minuto a minuto”.
“Puede ser de hojalata o digital, pero necesita detrás una cosa que se llama confianza”, sentencia la economista, quien recuerda que la emisión de monedas es competencia del Banco Central de Venezuela y no de otras dependencias u oficinas de Gobierno.
En ese sentido, a su criterio “las autoridades no están cumpliendo con la preservación de la estabilidad de la moneda y el resguardo de valor”.
“Aquí se convirtió al BCV en un organismo subordinado, por eso era importante preservar la independencia de las instituciones porque cumplen con su función estabilizador”, recalcó.
Sobre la legalidad, la también economista Anabella Abadía ha señalado que si bien hay una normativa del BCV que respalda la creación de esas monedas locales, lo cierto es que no tiene sustento monetario porque no están respaldas ni por bienes producidos en su área de influencia ni en confianza, mucho menos con respaldo de la auténtica moneda de cursos legal (bolívar).
Cabe recordar que desde que el fallecido Hugo Chávez comenzó a promover la economía comunal y el trueque de mercancías como estrategia económica, han entrado en circulación billetes como el momoy, el cimarrón, el relámpago del Catatumbo, el guaiquerí, la lionza, el paria, el tamunangue, el tipocoro, el turimiquire, el zambo, el panal y el criptolago, entre otras denominaciones que no llegaron nunca a convertirse en verdadera moneda de circulación local.
«Esa proliferación de monedas demuestra que ni las mismas autoridades confían en el bolívar, por lo que han puesto en circulación de forma irregular estos nuevos sistemas de pago”, ha señalado en otras ocasiones la directora de la firma consultora Síntesis Financiera Tamara Herrera.