Apuesta al cambio, por Luis Martínez
En estos momentos el país se encuentra segmentado en sus aspiraciones de cambio. Es claro el rechazo hacia el presidente Maduro y su candidatura a la reelección. Más del 80% de los venezolanos no creen en su gobierno y están dispuestos a producir un cambio, de ese 80% alrededor de un 40% tiene la intención de votar por un candidato opositor y de estos el 33% lo haría por Henri Falcón. Maduro conserva el 20% del electorado sin posibilidad de crecimiento y si se da la alianza entre los candidatos opositores en torno a la candidatura de Falcón, esta sobrepasa el 40% en la intensión de voto, lo que haría casi imposible la posibilidad de fraguar un fraude.
La estrategia del gobierno que estimula la abstención se desvanece, como se desvanece el impulso abstencionista de la oposición radicalizada. El centro opositor y chavista confluyen en una propuesta interesante de reencuentro de los venezolanos que gana adeptos aceleradamente y configura un cuadro que de materializarse el día 20 de mayo, abriría un proceso de transición para restablecer la funcionabilidad e institucionalidad de los poderes públicos. Esta es la salida democrática, institucional, constitucional, pacífica y electoral que le queda al país, para evitar una confrontación fratricida que en vez de solucionar el problema, lo agrava y complica a niveles indeseables.
De esta manera se evita un choque violento; así como una prolongada confrontación que por más de 18 años le ha hecho mucho daño al país
Los venezolanos ante una opción como la de Maduro, empeñado en reelegirse y que no ofrece ninguna esperanza de cambio, más que la improvisación, la confrontación, corrupción e incapacidad harto demostrado durante 18 años y que ha llevado a punto de hambruna al pueblo venezolano. Tiene dos propuestas para su salida: una la de quienes promueven la abstención como política para salir de Maduro, sustentándose en ilusiones de la comunidad internacional o de sectores militares que bien puede tener alguna efectividad a largo plazo por la presión política y económica que se lleva a cabo en contra del gobierno, pero que de ningún modo afronta el problema de inmediato y mucho menos sin traumas.
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Y otra por la vía electoral que está configurándose y que aumenta cada día las probabilidades de éxito, pues tiene fecha y es posible llevarla a cabo con el menor costo de violencia posible tan necesario para el reencuentro y gobernabilidad del país en proceso de transición. Esta última la representa Henri Falcón y es la que se impone en la gran mayoría de los venezolanos.
Estamos a las puertas de producir un cambio democrático en el país y de acabar con la pesadilla que significa un gobierno desordenado, incapaz y corrupto, preocupado más por mantener el poder que por solucionar la grave crisis que padecen los venezolanos. Abrir la esperanza y hacer realidad el cambio es tomar nuevamente el camino del crecimiento económico, desarrollo sustentable y continuo de Venezuela. Hoy Venezuela apuesta al cambio.
Docente universitario